Mi primer cruising
Mientras más me introducía por el cerro más eran los hombres que estaba siendo follados o mamando algún pija.
Relatos eróticos gay en español
Mientras más me introducía por el cerro más eran los hombres que estaba siendo follados o mamando algún pija.
Mi tío se bajo el short hasta las rodillas dejando ver su enorme verga que estaba en reposo, para mi era enorme, pero me gustaba, era el primer pene de hombre que veía en mi vida, tenia muchos pelos y una cabecita rosa.
De un momento a otro, con rapidez él se la metió en su boca y me la chupó, chupaba y me acariciaba las bolas y las piernas hasta que acabé en su boca y él se tragó mi leche.
Y así lo hice, comencé por lamerlo, bajé su prepucio y chupe la puntita, escuchando un suspiro de satisfacción. Conforme lo iba metiendo, sentía su pelvis queriendo meterlo todo a mi boca
Me abrazó y me besó en la mejilla para tranquilizarme, pero más que tranquilizarme me puso a mil sentirme rodeado por sus fuertes y peludos brazos y disfrutar de sus suaves y sensuales labios en mi rostro.
Confieso que no estaba sintiendo mucho dolor, más bien el morbo de tener dos pichas en mi y mamar dos más me tenían lujurioso y en eso les pedía que me cogieran como ellos querían y ya empezaron a meter y sacar la picha sin ningún trabajo.
Él me dijo que no me asustara, que era un simple juego que podríamos disfrutar los dos y que ya muchos lo había jugado que no era nada malo, me dijo que me acercara y como mi cuerpo no se movía él se acercó y tomó mi mano y la puso en su picha.
Carlos comenzó a penetrarme de a poco, sacando y metiendo cada vez más profundo pero cuando entro completamente su delicioso falo de 19 cm comenzó a cogerme como una perforadora, su excelente estado físico le daban una resistencia asombrosa.
Mi mujer se dio cuenta y sacó la polla del negro de su boca y se acercó hacia mi polla y entre los dos me la empezaron a comer. Yo me moría de placer, sus dos bocas y lenguas recorriendo mi paquete era una sensación indescriptible.
«Que zorrita saliste, te tragaste toda mi leche acumulada, de haber sabido que te gustaba la verga desde cuando te hubiera tomado como mi perrita»