Era uno de esos viernes en los que suelo llegar de madrugada a casa, yo con 19 años y algunas cervezas de más, intentaba abrir la puerta principal cuando una fuerte voz me dice «te ayudo?» y al voltear pude ver que era el padrastro de mi novia, un hombre de 34 años aproximadamente (a mi suegra le gustan niños) de 1.90 mt de alto, acuerpado con un delicioso tatuaje en todo el pecho y sus brazos y piernas lo revelaban como militar que era.

Automáticamente se encendió mi morbo y sin saber cómo actuar le respondí «yo lo que quiero es una cerveza» y él contesto: «tengo algo mejor para ti, Acompáñame». Entre los nervios y el deseo sexual que sentía por él solo pude afirmar con mi cabeza, comencé a seguirlo y me llevó a un lado oscuro de la zona, detrás de una casa abandonada, yo ya tenían una enorme erección y el culo casi que dilatado.

No puso mayor barrera entre nosotros y de inmediato él me abraza por la espalda y me recuesta su enorme bulto diciéndome al oído «aquí está tu cerveza, tómala»; mi corazón latía tan rápido que sentí que se me saldría del pecho. Agarró mi mano y la metió dentro de su bulto y dijo «es todo tuyo, yo sé que lo quieres» y a mi no me salían las palabras y sin perder más tiempo me arrodillé frente a él, desabroché su pantalón y saqué de su bóxer aquél pedazo de pene erecto y grueso que provocó que mi boca se hiciera agua instantáneamente y comencé a chuparlo desesperadamente, hacia mucho tiempo que deseaba que eso sucediera, siempre que visitaba a mi novia lo veía con deseo y creo que él pudo notarlo.

LO MÁS RECIENTE

Después de un buen rato atragantándome con ese trozo de carne, él me levanta del suelo, me voltea, me baja el mono, humedece sus dedos con su saliva y comienza a frotar mi ano, mi respiración se acelera mientras que mi pene lubricaba a chorros, introduce un dedo, luego dos y hasta 3 mientras me dice «que rico culo tienes, pendejito… No lo pienso seguir desaprovechando. Tú te coges a mi nena y yo me desquito contigo»; lo que le decía me mataba de excitación.

Una vez ya dilatado mi hoyo, echó saliva en su miembro y lo rozó con mi culo, yo le pedía a gritos que me lo metiera mientras me masturbababa lentamente. Poco a poco mete su cabeza dentro de mi y el dolor se hizo presente, lo fue empujando hasta que sus bolas chocaron con mis nalgas y es que tenía dentro de mi esos ricos y deseados 20 centímetros de placer del padrastro de mi novia.

Luego, entre el mete y saca de su movimiento, el dolor ya se había convertido en placer, le pedí que me diera tan duro como quisiera y él sin dudarlo tapó mi boca con sus manos y me dio una fuerte embestida que me hizo acabar sin tocarme, sentí como su semen fluía dentro de mi mientras otra parte chorreaba mis piernas al pararme. Después de esto hubo otro encuentro pero queda para otro relato.

TÚ TAMBIÉN PUEDES PUBLICAR TU RELATO

Escríbenos a redaccion@relaroticos.com  o da clic aquí y llena nuestro formulario. Puede ser anónimo o con tus propios datos para que más personas te contacten.

¡Comenta! (No es necesario registrarse, solo escribe el comentario y da ENVIAR)