Transcurrían mis últimos días de preparatoria, los viernes terminaba clases temprano y acostumbraba salir con mis compañeros a jugar videojuegos en un local cercano a la escuela. En una de esas salidas noté que había un cine que no había visto.

Al pasar, mis compañeros bromeaban al respecto debido a que era un cine porno. Al ver los pósters, despertó mi curiosidad. Pasaron los días, hasta que me decidí. Rechacé la invitación habitual para ir a jugar con el pretexto de un compromiso familiar y me dirijí al cine. Con un poco de pena me acerqué a la taquilla y compré mi entrada, el boletero me preguntó mi edad y yo le contesté que tenía 18 (aún me faltaban unos meses para cumplirlos)

Ya adentro las salas estaban divididas, en la parte de abajo proyectaban películas hetero y la parte de arriba era para películas gay, la entrada estaba adornada por una bandera del orgullo. Dudé a cual entrar, ya que me preocupaba que pudieran pensar los tipos que llegaban atrás de mi, en su mayoría señores de más de 40. Me decidí por la sala de abajo. La sala estaba oscura, solo siluetas se percibían a la luz del proyector. Como pude encontré una butaca y tomé asiento. Intenté prestar atención a la película, que era de un trío, una rubia, una morena y un tipo vestido de mecánico, sin embargo, lo que ocurría alrededor me llamaba más la atención.

Muchos tipos caminando por toda la sala, otros parados a las orillas. No entendía muy bien lo que pasaba. La fila en donde me había sentado estaba casi vacía solo yo y otros 2 tipos en asientos alejados y otro tipo filas más atrás. Intenté ponerle atención de nuevo a la pantalla, pero en ese momento se acercó un tipo y se sentó dejando un espacio entre los dos, no distinguía sus facciones, solo vi que era alto. No le di mayor importancia, logré abstraerme y me concentré en la pantalla.

El actor penetraba a una de las chicas, mientras la otra jugaba con su trasero, era una vista agradable, algo comenzaba a reaccionar bajo mi pantalón. Decidí acomodarlo de lado. En ese momento, el sujeto daba un salto para sentarse justo a mi lado, noté que no apartaba la mirada de mi entrepierna, me sentí ligeramente invadido, pero a la vez interesado. De pronto alargó su mano poniéndola sobre mi miembro. Susurrando decía – Te ayudo.

Me quedé mudo un instante, apretaba mi verga recorriendola de la base hasta la punta, se apresuró a buscar el cierre de mi pantalón para bajarlo, metió su mano intentando sacarme el pene sin éxito, ahora buscaba abrirme el pantalón, me decía -bájatelo.

Con el corazón golpeandome las costillas excitado y un poco nervioso, decidí abrirme el cinturón y el pantalón, sentado en la butaca, casi desnudo, con el miembro expuesto en una sala de cine, no podía creerloSe hincó frente a mis piernas abiertas llevando la punta de mi verga a su nariz, me decía – Te huele delicioso, y jugueteaba con sus dedos con el precum que me escurría, metiéndola luego a su cálida y húmeda boca.

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Me dejé llevar recargandome en el respaldo, olvidándome de todo, después me levantó la camisa para acariciarme el vello del pecho, mientras me la mamaba jugueteaba con mis pezones. En ese instante de placer abrí los ojos, me percaté que varios sujetos de los que caminaban por la sala se habían acercado, nos observaban, algunos masturbándose.

Me sentí el centro de atención y sorprendentemente me excitó más.

Él continuaba con su cometido, metía mis testículos en su boca uno a uno de una manera tan suave que me hacía estremecer, tomé su cabello, con un ligero tirón lo encaminé a mi verga, volvió a engullirla y jugueteaba con su lengua en mi uretra, siguió así por unos minutos, empecé a mover la cadera como si estuviera penetrándolo, cada vez más rápido, hasta que por fin eyaculé rozando el cielo, para mí sorpresa tragandose todos los chorros de mi semen, acabé jadeando, con el aliento entre cortado diciéndole que la mamaba delicioso.

Se paró en ese instante, y se limpió la comisura de los labios, sacó de su bolsillo un trozo de papel y me lo dió. Me lo pasé por el vello de las pelotas que estaban húmedas de su saliva y me limpié la punta de la verga. Como pude volví a acomodarme la ropa, el se dirigió hacia el pasillo, corrí detrás de él, quería ver cómo lucía un tipo capaz de hacer tremenda felación. Se metió al sanitario, lo seguí, finalmente en la luz pude verlo.

Era un tipo de unos 35 años, llevaba un traje gris, complexión media, moreno claro, chacal, se paró en el migitorio y me paré a su lado, de reojo intenté ver su pene, aún con un poco de pena, él giró y me lo mostró sin tapujos. Me dijo – Adelante, si yo ya me comí el tuyo, no hay problema de que me lo veas.

Era una verga morena, de tamaño normal, pero eso sí, muy venuda a pesar de estar en reposo y con una espesa mata de vello que se asomaba de entre el cierre de su pantalón. Rico. – Le dije. Cuando quieras, me contestó- . Salimos de la sala a una pequeña cafetería, platicamos un rato y acordamos volver a vernos la siguiente semana.

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