Tenía entre 14 y 15 años. Hubo una temporada que por situaciones familiares, casi toda mi familia por parte de mi mamá tuvo que mudarse a casa de mi abuela, entonces nadie tenía privacidad porque todos compartíamos habitación y yo compartía hasta la cama con uno de mis tíos, el menor de todos.

Para nada es guapo y mucho menos educado, pero algo tenía el sujeto que me agradaba pasar tiempo con él. Veíamos caricaturas juntos, escuchábamos música juntos, salíamos por paletas de hielo y caminábamos en el kiosco del pueblo. En fin, una relación buena de amigos.

Una noche, no sé porque, no pude quedarme dormido, me desperté casi al instante de haberme quedado dormido, yo estaba dándole la espalda a mi tío, sentía un movimiento ondulatorio en la cama, había un calor intenso que provenía de su lado de la cama, acompañado de una serie de agitados jadeos y respiración agitada.

La verdad sí es que la sensación me calentó bastante, decidí no moverme para que a mi tío no se le fuera la intención de continuar masturbándose a un lado de mí.

Tardó un poco más de 5 minutos en venirse, lo supe porque el movimiento fue todavía más frenético y la respiración fue todavía más profunda, se estremeció tanto y acompaño sus disparos con un gemido ahogado. Se levantó «discretamente» tomo un poco de papel higiénico y escuché como se limpiaba porque el papel hacía ruido mientras se arrugaba. Después de un rato me dormí.

Por la mañana y mientras me bañaba recordé lo que había pasado anoche, imaginaba cómo era esa escena, bajo la ducha me masturbé excitado al mil. A pesar de eso no sentí atracción por él en ningún momento, sólo era la calentura por los hechos y así quería que se quedara.

Sin embargo los siguientes días me propuse descubrirlo mientras lo volvía a hacer. No tuve que esperar demasiado pues a la noche siguiente volvió a hacer lo mismo, pero esta vez me acomodé hacia el otro lado, quedando frente a él.

Aquella habitación era bastante oscura por lo que casi no pude vislumbrar la escena, recuerdo la silueta de mi tío, un nombre de 26 años, panza chelera, piernas gruesas y manos grandes. Estaba volcado hacia arriba, respiraba tan profundo que parecía que se iba a ahogar, su mano se movía bastante rápido, llegaba hasta su entrepierna, pero no podía ver más allá.

Nuevamente su orgasmo me sorprendió, no me la esperaba tan pronto, hizo algún movimiento, se ladeó un poco y terminó por salpicarme el brazo y parte de la mejilla; el color de su leche caliente era muy penetrante, a pesar de que no fue en gran cantidad, el calor de su líquido me cubrió casi toda la cara, me puse demasiado duro, estaba apunto de imitarlo ahí mismo y enfrente de él, me pene exigía placer inmediato, pero algo dentro de mi estómago me detuvo, así que no lo hice.

Cuando se levantó a limpiarse, mientras permanecía espaldas a mí, tome su cobija, me limpie sus restos calientes. Nuevamente por la mañana, la ducha fue testigo de mi desahogo. Cerré los ojos, levante la cara hacia el techo, tomé mi erección la apreté tan fuerte como aguante, moví mi mano de arriba hacia abajo, una y otra vez, recordaba lo poco que había visto una noche antes, así hasta reventar de placer.

Pasaron aproximadamente 3 semanas, un sábado por la mañana, me obligaron a acompañar a mi abuelo y a mi tío a pastar las vacas que tenían en el establo.

Llegamos a campo abierto, había un jagüey enorme y la mitad de éste estaba rodeado por árboles grandes y arbustos frondosos, noté que mi abuelo y mi tío se turnaban para cuidar de las vacas; mientras uno dormía entre los pastizales, el otro servía de vigía.

Como yo solamente iba de acompañante daba lo mismo que roll tomaba, así que después de comer naranjas con mi abue, me dispuse a alcanzar a mi tío para dormir junto a él sobre el pasto. Cuando llegué al punto, no me lo creía, no podía ser mas oportuno…

Mi tío recostado sobre la hierba, boca arriba, con los pantalones y la trusa a media pierna, su brazo izquierdo flexionado sobre su cara cubriéndole del sol, mientras que con la mano derecha frotaba una tremenda erección, tenía un miembro bastante grande, ahí lo vi por primera vez, color moreno muy espeso, venas saltándose por todos lados, babeaba de la enorme cabeza en forma de hongo, enorme, peludo y con unas bolas negras muy grandes.

LO MÁS RECIENTE

Otra vez mi firmeza se presentó de inmediato, en serio quería correr y tocar aquello, pero por segunda vez mi estómago no me lo permitió, creo que era miedo.

Me quedé en silencio, frotaba mi dureza sobre el pantalón mientras lo veía, estuvo ahí unos 3… 5 minutos el movimiento de su mano fue todavía más rápido, de repente elevó las piernas flexionando las rodillas y acompañado de un gruñido soltó su miembro que se levantó todavía más para escupir varias veces seguidas.

Estuvo ahí tumbado unos segundos más, con sus dedos limpiaba de su estómago los restos de su leche. Se puso de pie y se subió la ropa interior, enseguida el pantalón, cuando estaba abrochando el cinturón, decidí que era tiempo de aparecerme como si nada, volteó a verme con cara de espanto, para evitar la incomodidad, le pregunté qué estaba haciendo, enseguida él me respondió con otra pregunta «¿Cuánto tiempo llevas ahí parado?»

Le respondí que recién iba llegando, él volteó su mirada hacía mi erección que aún estaba viva, entre cerró los ojos, frunció el seño y volvió su mirada hacia mi rostro, con voz un tanto amarga me dijo «es la última vez que lo haces ¿De acuerdo?»

Luego me evadió y subió donde mi abuelo. Nunca pasó nada más con él, pero seguía espiándolo por las noches.

TÚ TAMBIÉN PUEDES PUBLICAR TU RELATO

Escríbenos a redaccion@relaroticos.com  o da clic aquí y llena nuestro formulario. Puede ser anónimo o con tus propios datos para que más personas te contacten.

¡Comenta! (No es necesario registrarse, solo escribe el comentario y da ENVIAR)