Uno de los primeros hombres en los que empecé a fijarme era amigo de mi primo que se llama Eduardo de 30 años, buen cuerpo estético, con abundante vello en su pecho, él sabía que era atractivo a las mujeres, incluso yo le conseguí citas con varias amigas mías, a pesar de que era casado; me llevaba bien con él porque era súper buena onda. Pasábamos como dos amigos más.

Un día había un partido fútbol, el más débil del torneo contra el más fuerte y se me ocurrió apostarle al débil y claro Eduardo escogió al más fuerte, él no creía que yo le fuera al débil, y me insistía «estás tomando a juego esta apuesta», decía l, no Eduardo le contesté riéndome, a lo que sugirió Ok, «bueno el que pierda le mama la verga al ganador por 5 minutos», al oír eso se me endureció el paquete, afortunadamente vestía con short holgado que no se notaba y acepté la apuesta.

Todavía él un poco desconcertado dijo «el lunes nos vemos en la azotea del edificio de la esquina a las 5 de la tarde para que la mames cabrón», se rió y me dijo además «te la vas a tragar todo buey, por andar de chistoso», él no se imaginaba que era lo que deseaba. El domingo al mediodía fue el juego, y para cuando estaba a punto de acabarse el equipo chico anota y le gana al grande lo que significaba que Eduardo me la chuparía, pero decidí no fantasear pues pensé que no iba aceptar, o preferiría darme dinero antesbq8ebyscerlo.

Por si las dudas yo me fui con un short y una playera sin mangas y al llegar a la azotea él ya estaba con un jean ajustado y una camisa con los 2 primeros botones desabrochados luciendo su vello en pecho, y su apetecible olor a hombre, y le dije frente «no vas a cumplir verdad» a lo que me dijo «no quiero hacerlo pero porque sé que esto nada más quedara entre nosotros lo hare… Pero bueno, rápido que quiero terminar con esto» dijo Eduardo y se hincó frente a mi y bajó mi short y mi bóxer y mi verga estaba apenas endureciéndose.

Luego, de un solo golpe la introdujo en su boca haciéndome gemir, y empezó a chupar rápido mi verga que fue creciendo en su boca mientras él lo hacía con mayor rapidez y fuerza, como queriendo terminar rápido, pero se la sacó y dijo «no puedo más, ahorita volvemos a empezar me dijo, deja que se me pase la sensación, porque apostamos carajo, ¿tú me la hubieras mamado?» me preguntó, y le dije sí, «ayúdame a agarrar confianza» me dijo «mamela».

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Eduardo se levantó y se bajó su jeans quedando en un bikini negro, yo con nervios le bajé su ropa interior y vi el pene más hermoso que había tenido en mi mano, él pensó como que no lo haría y con mi lengua lo lamí desde la punta y hasta sus huevos, lo miré y sonrió y acarició mi cabeza, y ya con la experiencia de una mamada lo introduje en mi boca lentamente y empecé a succionarlo de una manera muy lenta mientras mi lengua jugueteaba adentro y Eduardo sólo gemía, me lo tragaba todo lentamente y su cabeza traspasaba mi campanilla, y me quedaba con su verga adentro, luego iniciaba un vaivén más fuerte y él, cual si estuviera penetrando una vagina, enloqueció de placer hasta que finalmente y justo cuando su caliente virilidad nuevamente llegaba a mi garganta explotó inundando mi boca de semen, eyaculó más que mi primer amante, Eduardo era apenas el segundo, y cuando sacó su verga de mi boca me dijo «gracias, es la mejor mamada», y me levantó e inesperadamente me besó.

Yo no quise desaprovechar y le correspondía, parecía que tenía años de no besar a alguien, vaya manera de hacerlo, nuestras lenguas saboreaban su semen y se entrelazaban en besos apasionados de tornillo. De repente él se volvió hincar y de sólo bocado se devoró mi pene disfrutando más que hace un rato, yo en cambio al sentir sus labios deslizarse desde la cabeza hasta donde termina mi tronco me puso a mil y me corrí enseguida, me bajé hasta el suelo y nos volvimos a besar.

Luego él me desnudó y yo boca abajo, abierto de piernas y él encima de mi metido en ellas, nos seguíamos besándonos, el sentir su pene embistiendo al mío me llenaba de placer, de pronto él buscó la manera de metérmela y lo consiguió, y me la metió de golpe y porrazo completa, yo sentí dolor, pero estaba muy dilatado, que enseguida se volvió placer.

Ese vaivén y Eduardo diciéndome «así eres mío, te lo voy a meter una y otra vez» me tenían excitado al mil, hasta que finalmente se vino y el sentir ese liquido caliente en mi ano fue placentero. Estaba enamorado de esa verga y ese hombre de pelo en pecho.

Descansamos, pero yo vi a mi primo que se iba bajando la escalera de la azotea, nos vio, sólo me quedaba averiguarlo. Nos convertimos en amigos con derecho, lo seguimos haciendo hasta que el cumplió 36 años, porque él se fue al norte del país, la despedida fue muy placentera en una casa de playa y a la orilla del mar.

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