Al día siguiente cuando me levanté, mi tío no estaba en la casa, estaba en el trabajo y durante el día todo fue marchando normal, aunque en mi cabeza no paraba de pensar en todo lo que había sucedido la noche anterior y me invadian muchas dudas: «¿y si ya no me va a hablar más? ¿se volverá a repetir? ¿le gustaré? ¿Le dirá a alguien?

Mi tío es el típico soltero ya entrado a sus cuarenta qué aun vive con mis abuelos para cuidarlos. Es muy atlético, delgado, velludo y usa barba de candado. Trabaja en cosas de construcción por lo que tiene su abdomen delgado y unos conejos muy bonitos.

Así estuve todo el día pensando en cosas ridículas y tal vez muy poco probables, pero apesar de la tanta confusión en la mente, algo que si tenía claro era que lo quería repetir y quería hacerlo más intenso, quería ya no sólo tener ese trozo de carne en mi boca sino también adentro por lo que estuve también morboseando en mi mente con él, hasta que se hizo su hora de llegada.

Yo todavía no sabía cómo actuar delante de él, si ignorarlo o háblarle como si nada hubiera pasado, pero tenía miedo, miedo de su respuesta, así que cuando llegó yo estaba en la sala hablando con mi abuela y me limité sólo a mirar el piso y él, con esa sonrisa que lo caracterizaba, me saludó así como siempre lo hacia, en ese momento me dio seguridad y yo le correspondí de la misma forma, sin dar a sospechar nada.

Esa tarde para mi fue eterna, ya yo quería que se llegará la hora de dormir en la que cada uno se iba para su cuarto, para ver si hoy también sucedia lo de la noche anterior, pero tuve que esperar pacientemente en mi cama a que, por lo menos, mis abuelos se estuvieran dejando llevar por el sueño; fue hasta cuando ya creí que fue así que me levanté sigilosamente de la cama y me asomé por la puerta hacia los lados del pasillo para verificar que no hubiera nadie despierto, y ya que lo comprobé me fui a su cuarto a emplear la técnica de la noche anterior: quedarme parado en la entrada y que él notara mi presencia, y así fue, no tardó mucho en darse cuenta que yo obstruia la poca luz que entraba del pasillo hacia el cuarto.

Yo aún tenía nervios de su reacción, pensé que tal vez esa noche ya no quería y podía hasta gritarme, pero no fue así, lo que hizo fue apagar la luz del celular lo que para mi era interpretado como entrar al cuarto y acostarme en su cama y créanme que lo hice lo más rápido que pude pero aún así con el nervios de la emoción.

Él, al sentir que estaba al lado de la cama, rápidamente me sujeta de la mano, me acuesta en la cama dandole la espalda, me da un pequeño abrazo donde me la arrecosto toda y rápidamente sin decirme nada me manda la cabeza hacia su verga la cual ya estaba erecta y esperando mi mamada, así que no lo hice esperar, empecé lambiendo su glande para después meterlo en mi boca y bajar, lo hacía un poco rápido por la adrenalina del momento, pero el al parecer quería las cosas suaves, ya que me tomó de la cabeza y me dijo «hazlo suave» y con sus manos guió mi cabeza, y asi como me lo pidió, así lo hice, porque me encantaba darle placer, me encantaba tener ese pene y esas bolas en mi boca, todo era super delicioso, él era muy aseado y siempre tenía sus partes depiladas.

Yo seguí chupando suave como me lo pidio; él acostado en la cama y yo de un lado de él con la cabeza hacia abajo y mi culo hacia su cara, por lo que no perdía oportunidad de acariarme las nalgas y vaya que me causaba morbo saber que tenía ese hombre ahí, a mi disposición y sobre todo a esa verga recta y esos huevos grandes que tanto me encantaban; una vez ya habiéndolo chupado suficiente tiempo el pene de manera suave, empecé a acelerar un poco para no sofocar la llama, cuando quise ver ya estaba igual que el comienzo cuando me la tragaba toda, lamía sus bolas y hasta me producía arcadas, pero no me importaba, yo sólo quería disfrutar más de ese pene y de esas bolas en mi boca.

Y así estuve chupando ese rico pene que apesar de ser tamaño promedio, era riquísimo y suficiente para alguien que nunca había tocado un pene que no fuera el suyo. Duré mucho, alrededor de 40 minutos, haciéndole sexo oral cuando de pronto me dice que me la trague pues se va a venir y así lo hice pero no tardé en ahogarme y me la saqué de la boca, mientras qué él de inmediato se vino con un poco de ayuda de mi mano.

Al habernos limpiado con la toalla de él, me acosté a su lado y estuvimos hablando alrededor de 1 hora en la que todavía no creía mi sexualidad, hasta creyó que tal vez era por la inexperiencia con las mujeres pero yo le aclaré que no.

Tampoco me creyó que él era el primer hombre al que le hacía sexo oral porque al parecer lo sabía hacer muy bien, me contó que los hombres siempre hemos hecho mejor sexo oral que las mujeres y ese tipo de temas, hasta que me dijo que ya era tarde y me fui a mi cuarto muy feliz por todo, incluyendo la grata conversación que con el había tenido y así dormi plácida y tranquilamente.

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