Soy Carlos, tengo 23 años soy de Xela, pero cuando cumplí 4 años nos mudamos a la capital. Mi historia comenzó cuando yo estaba en 3ro básico. Tenía aproximadamente 15 años, en ese momento pasaba por un período de auto descubrimiento, parecía el típico chavito que salía con sus cuates, jugaba chamuscas en la calle, tenía pegue con las chavas, de hecho había tenido un par de novias, sin embargo, estaba confundido, las chavas me parecían atractivas, pero físicamente me atraían los chavos.

En ese tiempo estaba en un equipo de fútbol en el que jugaba todos los domingos, y un amigo de mi salón de clases, Fernando, jugaba en el mismo equipo, él era un chavo alto, moreno, tenía un buen cuerpo, tenía una mirada que te enamoraba con sus ojazos cafés claros, en fin, era guapo el desgraciado jaja, tan así que habían veces en las que fantaseaba con él. Era dueño de mis pajeadas matutinas cuando mi verga amanecía parada.

Me daba morbo verlo con el uniforme del equipo porque era pegadito, se le marcaba bien su cuerpo atlético y un paqueton que te hacia volar la imaginación 

Un día en el colegio los maestros estaban en reunión, nos tocaba matemáticas, así que la maestra solo dejó en el pizarron los ejercicios que teníamos que hacer y salió dejándonos solos, como era de esperar todos comenzamos a hacer relajo en la clase, todos molestando y riendo. Un grupo incluso se puso a jugar a la botellita, en ese grupo estaba Fernando, a quien le tocaba hacer girar la botella, así que la agarro y la hizo girar, la botella apunto a una chava llamada Alejandra, era la chava que todos los chavos en la clase deseaban, era bonita y tenía unos grandeeeeeeees pechos, así que todos nos quedamos viendo con la boca abierta como Fernando y Alejandra se besaban, no fue un topón ni un beso de pocos segundos, fue un beso muy caliente, muy apasionante, en serio, parecía que se iban a desnudar en medio del salón 😂 

Cuando los alejaron pude notar que a Fernando se le había parado, trató de disimularlo y como pudo corrió al baño (tal vez para terminar la excitaciones que tenía con una paja, la verdad no sé) decidí seguirlo hasta el baño con el pretexto de que tenía que orinar. 

Cuando entre al baño Fernando estaba en los mingitorios, me daba morbo el pensar que podría verle por fin esa verga que tanto se le marcaba con el uniforme de fútbol así que me puse en el mingitorio de la par:

– Ese fue un beso muy excitante no? – le dije.

El se rió y me dijo: No puedo hacer que pase la elección. Quitó su mano de su zipper y ¡por fin! Después de tanto tiempo imaginándome a Fernando, de pajearme pensando en él y su pene, por fin pude verlo, y lo mejor de todo, estaba erecto!!! Era una gran verga de como unos 20 cm. Cuando la vi no pude evitar quedarme con la boca abierta, era mejor de lo que me había imaginado.

-Ala gran. Que grande la tenes vos. -le dije. 

-Solo lo necesario. -me dijo mientras se reía. Él cerró los ojos y se comenzó a masturbar. Ahí. En el baño del colegio. Conmigo al lado. No pude evitar que mi pene también tuviera una elección. Estaba sin palabras, completamente paralizado.


El chavo con el que había fantaseado tanto tiempo se estaba pajeando y yo lo estaba viendo. De repente Fernando abrió los ojos y se percató de que lo estaba observando, bajó la mirada y vio mi pene erecto. Así que volvió a reír y me dijo: «parece que no soy el único que esta excitado» . 

Me quedé sin palabras, no sabía qué hacer o decir. Pasaban muchas cosas por mi mente, de alguna forma tomé el valor suficiente y pensé: «Jamás voy a volver a tener una oportunidad así», y sin importarme que estuviéramos en el baño del colegio y que exsistia la posibilidad de que alguien entrará y nos viera, agarré su pene con mi mano y lo comencé a masturbar, él solo me miraba mientras yo seguía masturbandolo. De repente su respiración comenzó a acelerarse y comenzó a gemir, eso me excitó aún más, y comencé a hacerlo más rápido 

¡Me voy a venir! Me dijo entre sus gemidos, pero no pare.¡Ah Ah Ah!

De repente sentí algo viscoso y caliente en mi mano. Fernando había dejado que lo masturbara y no solo eso, ¡Acabó en mi mano! Nos quedamos viéndonos el uno al otro por un par de segundos, cuando de repente el sonido de la campaña terminó con el silencio y los dos reaccionamos, nos subimos el zipper nos lavamos las manos y volvimos al salón. Jamás volvimos a hacerlo, y nunca lo mencionamos. Pero yo jamás lo olvidaré, fue de las mejores experiencias de mi vida. 

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