Hoy les quiero contar lo que suucedió con el gerente de la empresa en la que trabajo, después que vino a mi casa. Al irse me dijo que me llamaría nuevamente porque quería sentir mi pija en su culo. 

Quedé muy satisfecho y por muchos días muy feliz con el primer encuentro que habíamos tenido en mi casa. A los pocos días de ese encuentro recibí su llamado, diciéndome que quería pagarme la inmensa deuda que tenía conmigo y entregarme su culo. 

Le contesté que el martes lo esperaría en mi casa en horas de oficina, que es cuando el puede hacer una escapadita. 

Yo también trabajo en ese horario, por eso escondí el frasco de café que hay en la oficina. Cuando se acercaba la hora de mi cita les dije que se había terminado y que iría a comprar un frasco nuevo. 

Con esa excusa salí de la oficina a toda prisa y me dirigí a mi casa donde tenía un frasco lleno para llevar a la oficina. El Gerente llegó casi enseguida que yo. Nos besamos ni bien cerré la puerta tras él. 

Me pasó las manos por las nalgas, al palparlas dijo: «Omar, ni te imaginas cómo me calientas tus nalgas» Con ese abrazo tan apretado nuestras vergas se tocaron a través de la tela del pantalón y del calzón pude apreciar que estaba medio dura.

Fuímos para el dormitorio, se bajó el cierre y la sacó. 

Empecé a besarla muy lentamente pero recordé que tenía muy poco tiempo, debía regresar a la oficina y él también debía volver a la suya. 

Mientras se quitaba el saco, la corabata y la camisa yo seguí ocupando mi boca con su larga y blanca verga. Paré un poco y me devestí yo también. 

Luego me tiré en la cama, él se puso arriba mío y me la metió en la boca mientras me chupaba la mía que a esas alturas ya estaba muy dura. 

Hicímos un 69 muy caliente, me chupó los huevos y al mismo tiempo con la otra mano me pajeaba. 

— Ohhhhhh… sigue, apriétame más la verga y sigue lamiéndome los huevos. 

Siguió muy encantado haciéndome ese trabajo bucal y manual al mismo tiempo que yo me ocupaba de lamer todo lo que tenía al alcance de mi lengua. 

Se dio vuelta quedando con el culo flexionado hacia arriba y me dijo: «Hoy es todo tuyo, hazme lo que quieras, quiero gozar como un loco!»

En cuanto oí eso le separe los pétalos con los dedos, escupí en ese hoyo tan rosadito y apretado, empecé a meter la lengua, después un dedo, luego otro hasta que finalmente le metí tres. 

El rebuznaba de palcer.

— ¡Ah! no aguanto más… ¡méteme la verga!

Escupí otra vez en mi mano y con mis dedos le metí la saliva para adentro, apoyé mi verga en su entrada posterior y al empujar me deleité viendo como entraba la cabeza de mi pija. 

Se acomodó para que la penetreción fuese mejor quedando en cuatro patas. 

— ¡Ahora! ¡Métela ahora! Empecé a empujar con fuerza hasta que entró otro poco. 

Mi Gerente tenía un culo muy apretado o simplemente lo había usado poco en estos placeres. Mientras mi verga le entraba, se pajeaba a dos manos y a veces se le escapaba algún dedo hacia atrás para tocar mi pija y sentir cuanto tenía dentro de su culo. 

Quería saber cuanto le había entrado. Empecé a bombearlo hasta que le entró otro poco. 

Enloquecido empujó el culo hacia atrás hasta que quedó totalmente clavado en mi verga. 

-Ahhhhhh.!!!!! Ohhhhh!!! dale más, máaaassss fuerte!! Empec a sacar y meter, con una mano le agarré la pija y lo empecé apajear todo al mismo ritmo. Mi pija salía y yo le corría mi mano hacia la raíz de su verga hasta que tocaba sus pendejos. Metía mi pija y mi mano iba hacia la punta de la suya y le pellizcaba el agujero. 

Para no aburrirlos con más detalles que sería reiterativos y que todos conocemos muy bien, cuando s ela saqué le dije: -Date vuelta y levantá las piernas. 

Sela clavé d enuevo frente a frente pero con sus piernas en mis hombros, en ese ir y venir de mi pija dentro y fuera de su cuerpo el empezó a jadear muy agitadamente. le tomé la pija con mi mano y la empecé a mover y tironear como si fuese una palanca hasta que de su garganta salió un sonido gutural indescriptible y mi pecho quedó empapado por la gran cantidad de leche que saltó hacia el exterior, estrellándose contra mi pecho que obstaculizaba su camino de expuslión. 

Caí desplomado sobre él, nos besamos mientras me metía un dedo en mi culo presintiendo que yo estaba listo para acabar dentro de él. 

-AHHHHHHhhhhhhhhhhhh…!!!!! Me voyyyyyyyyyyyy……! Quedé unos segundos sobre él, mientras mi verga desfallecía en su interior hasta que se salió sola. 

— ¡Que lindo que coges! ¡Gocé muchísimo más que la otra vez! Como te darás cuenta con mi mujer no puedo hacer esto. La cojo por el culo pero la que goza es ella. 

No lo dejé seguir hablando, puse mi boca sobre la suya hasta que su lengua respondió con un gran intercambio de saliva y de movimientos giratorios. 

— Hoy gocé mucho contigo, espero que tengamos más ocasiones para repetirlo. 

Miramos la hora, y saltamos de la cama muy nerviosos por el tiempo transcurrido. Nos lavamos las vergas, el culo y nos vestimos a mil kilómetros por hora, porque teníamos que regresar a nuestras respectivas oficinas. 

Con el apuro casi me olvidé del café, pero por suerte lo vi en la mesa del comedor y me lo llevé. 

Espero que les guste y si alguno de ustedes les pasó algo parecido me escriban y me lo hagan saber. 

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