relatos-gay

Hace como 6 meses que me mudé de casa. Los primeros días no me fijaba en mis vecinos sino hasta que cuando cumplí un mes, yo iba saliendo hacia el trabajo cuando justamente salía también de la casa del frente un muchacho de unos 18 a 20 años, delgado, casi como de mi estatura 1.75, trigueño con ojos azules muy grandes, no se le notaba mucho culo pero su delantera no se veía nada de mal, nos miramos y él se devolvió a su casa, seguramente se le ha olvidado algo pensé yo, pero como tenía prisa no me quedé para saberlo.

A medida que pasaban los días, ya me encontraba con más frecuencia con él aunque sólo nos mirábamos sin decir nada, en el negocio de la esquina, en la parada del autobús aunque claro, nunca nos subíamos juntos.

Una tarde en la cual yo me encontraba sentado en mi jardín leyendo un libro, escuché unos gritos que provenían de la casa de él, salía junto a otro muchacho que ya había visto un par de veces que le visitaba, se notaba que Rodrigo (así se llama mi vecino) estaba alterado con su amigo ya que le empujaba y le decía que no quería verle más mientras el otro le pedía que lo disculpara que no se volvería a repetir.

La verdad no entendía nada, pero justo en ese momento él me mira y violentamente se voltea donde su amigo y le dice en voz muy alta para que yo escuchara:

— No quiero que me vuelvas a tomar mi verga ni menos mi trasero.

Lo empujó y cerró la puerta. Me levanté de mi silla y me acerqué a la calle tratando de averiguar qué había pasado ya que sin duda que escuchado me llamó la atención.

— ¡Oye muchacho! — grité — ya veo que mi vecino te ha expulsado de su casa.

Pensé que me ignoraría y se iría, pero no fue así, cruzó la calle y me dijo

— es que sabe — noté que tenía una voz muy femenina — que Rodrigo se molestó por una broma que le hice y acercándose a mí me apretó mi paquete pillándome desprevenido, no sé por qué no dije ni hice nada sólo le miraba, a lo que él nuevamente estira su mano y me agarra el culo, y dice porque le hice eso se enojó mi amigo.

La verdad me estaba calentando y mi pantalón ya estaba dando evidencia de eso, entonces él miró mi bragueta y sonrió, inmediatamente reaccioné y le ofrecí un refresco, el muchacho enseguida aceptó y entró en mi casa, sin ninguna inhibición.

— Me llamo Carlos y estoy muy caliente, deseoso de comerme una verga.

Antes que nada le dije pasándole el refresco «qué edad tienes ¿por qué estás tan caliente?»

— Tengo 19 igual que Rodrigo, sabe es que siempre me ha gustado y más que nunca ya que le he espiado cuando se estaba dando una ducha si se estaba pajeando le vi su tremenda vergota, yo creo que le debe medir unos 23 o 25 y además muy gruesa, por eso me calenté y no pude contenerme cuando estábamos en su habitación, pensando que le gustaría, pero me equivoqué, pero bueno — me dijo — después hablare con él para disculparme por mi arrebato.

Entonces se acercó y tocó mi paquete para luego bajarme la bragueta dejando mi garrote que no es nada despreciable (de 21 centímetros y muy grueso).

— ¡¡¡qué rico que lo tienes!!!

Se arrodilló y se lo tragó entero, me hacía jadear mientras él sacaba su verga no tan grande como unos 16 o 17 centímetros, la verdad es que estaba tan caliente que no aguanté mucho y acabé dentro de su boca, tragándose toda mi leche, enseguida lo hizo él gimiendo botando su esperma en mi alfombra.

Luego se levantó y me dijo «estuvo exquisito pero tengo que irme», me dio un beso en la boca y me dijo «gracias por tu leche estaba muy rica». En los días posteriores no veía a Carlos ir donde mi vecino, aunque en realidad eso no me preocupaba.

Cierta noche estando en mi casa, eran como las 11 tocaron el timbre, me levanté desnudo, que es como duermo, y miré por la ventana y qué gran sorpresa, era mi vecinito, me puse muy nervioso y sólo atiné a ponerme una bata y salí para ver qué deseaba

— Hola — me dijo — Disculpa que te moleste pero me han dicho que tú eres paramédico (efectivamente lo soy).

Le dije que sí, ¿qué problema tienes?

— Tengo una infección en una pierna ya que cuando estaba jugando a la pelota me rompí y no me cuidé la herida y se me infectó y él medico me indicó inyectarme este medicamento.

El sólo hecho de imaginarme su culito al desnudo hizo que me pusiera nervioso y ya se me notaba una pequeña erección , «pasa» le dije, «pasa a mi dormitorio ahí estarás más cómodo», mientras prepara el antibiótico, la verdad no supe cómo preparé tan rápido la inyección para verle pronto sus nalguitas las que pensaba tocar con mucho disimulo.

Por mientras, é entró en la habitación y cuando entré yo lo encuentro sin pantalones y también sin calzoncillos. «Así esta bien» me dijo. «Perfecto» le contesté, tenía un culo divino, chiquito pero redondo, como a mí me gustan.

Le pasé suavemente el algodón por su nalguita y sentí que se estremeció, le pregunté «¿qué té pasa esta muy helado el alcohol?»

— Es que siento nervios, porque desde niño que no me la ponen

— ¿qué? — Pregunté exaltado y además con una tremenda erección que no podía bajar porque cada vez me calentaba más.

— No vayas a pensar mal, me refería a la inyección,
— No te preocupes que te entiendo — le dije.

De pronto se voltea y me dice
— procura que no me duela mucho,
— así le haré

Pasé nuevamente el algodón por su nalga y le puse la inyección,
— ¡ay me duele un poquito!
— No te preocupes que te sobaré para que se te pase.

Comencé con el algodón para luego poner mi mano sobre ese culito que me estaba volviendo loco y después de unos 5 minutos de sobarle se levantó y me dijo

— Ya basta que me estoy calentando — y me muestra tremenda erección.

Ahí pude comprobar lo que me había dicho su amigo Carlos, era un monstruo muy grande y grueso que ya comenzaba a gotear, me miró y dijo «parece que a ti también te subió la calentura», en efecto mi bata estaba abierta mostrando mi palo erecto y tomando mi mano la posó en su miembro y dijo

— ¿puedo pagarte con esto?

No dije nada y me arrodillé y traté de meterme su verga hasta que finalmente lo logré , pero parece que mi vecinito estaba muy caliente porque pronto le sentí venirse dentro de mi boca , su leche juvenil corría quemándome la garganta mientras él gemía, luego me dijo que le gustaría hacerme lo mismo y como lo vi tan necesitado de verga, lo dejé.

Tomé su mano y la puse sobre mi miembro y le dije arrodíllate y abre la boca suavemente y ya veras que solito sabrás cómo hacerlo , se arrodillo y se lo puso en la boca trato de retirarse como que tuvo un leve arrepentimiento pero fui yo quien tomándolo de la cabeza le guió y suavemente empezó a succionar.

Podía sentir sus dientes que rozaban mi glande, gemía como un loco, mi sueño se estaba convirtiendo en realidad, luego aceleró el ritmo y no pude aguantar más y acabé dentro de su boca.

Pensé que se retiraría pero se tragó todo como un deleite que se le notaba en la cara que le había gustado.

De pronto se levantó y se vistió rápidamente

— ¿qué te pasa le dije ?
— creo que esto es una tontera… tengo que irme.

Y salió raudamente de mi casa, yo solamente atiné a reírme de puro contento no podía creer lo que había pasado. Al pasar de los días traté de verlo pero no le veía, pensé que se sentía avergonzado y que no quería verme.

Recuerdo que un fin de semana venía de haber trabajado de noche y habían tirado el sobre con la cuenta telefónica equivocado que para mi suerte era la de mi vecino, no dudé un momento y crucé la calle cruzando los dedos para que abriera él, finalmente esa mañana sería de mucha suerte para mí.

Toqué el timbre y efectivamente salió Rodrigo, se asustó un poco pero no le di tiempo a reaccionar y le dije

— ¡buenos días vecino! Disculpa que te moleste pero creo que se equivocaron con la cuenta telefónica, esta es la tuya.
— gracias — me dijo tomándola — ¿vienes del trabajo? — me preguntó.
— en efecto — le contesté
— ¿quieres tomar un café conmigo ? aprovechando que estoy solo.

No me hice de rogar y entré detrás de él, quien andaba sólo en slip muy diminuto que al sólo verle su culito mi verga se levantó enseguida. Fuimos a la cocina y mientras tomábamos el café me comentó que sus padres junto a sus hermanos menores habían ido donde sus abuelos y que él quiso quedarse a preparar unos exámenes que tenía para el lunes.

Luego me dijo «sabes que me gustó mucho lo pasó el otro día, te confieso que nunca lo había hecho con nadie y me encantaría repetirlo» y acercándose me dio un beso en la boca. Yo le di un abrazo y sentí su verga golpeando mi abdomen.

«Ven» me dijo y tomándome de la mano me llevó hasta su habitación. Me desnudó suavemente y me tiró a la cama besándome todo el cuerpo, mordiendo mis tetillas para luego bajar por mi ombligo, pero esta vez se metió toda mi verga y la succionaba como un loco mientras me metía un dedo por el culo.

Yo me sentía desmayar nunca pensé sentir tanto placer, luego cambiamos de posición e hicimos un fabuloso 69, seguimos por unos minutos más así cuando de pronto se levanta y me dice

— Me gustaría que me penetraras para saber cómo se siente… pero eso sí que ten mucho cuidado porque soy virgen.

Me emocioné tanto el sólo pensar que le rompería ese culito virginal pero también sentí la responsabilidad de hacerlo bien para no crearle ningún temor así que con cuidado le volteé y le comí ese hoyito que efectivamente estaba muy apretadito lo que me calentó más aún.

Poco a poco fui metiéndole un dedo, dos y hasta un tercero mientras él gemía dando pequeños suspiros de placer que me incitaban a seguir. Finalmente fue él quien me pidió que se lo metiera.

Entonces le levanté las piernas sobre mis hombros y suavemente se lo introduje, se sobresaltó un poco pero me dijo que continuara mientras se masturbaba suavemente. Se sentía tan rico que sin dudarlo se lo introduje todo y gimió pidiendo más.

— ¡Párteme todo el hoyito, papito que es solamente para ti!

Me detuve y le pedí que se sentara sobre mi verga y me sorprendió que él solito se abrió las nalguitas y se lo tragó todo comenzando a cabalgarme mientras se masturbaba.

Verlo así me prendió tanto que no pude aguantar mucho y acabé dentro de él gimiendo como un loco, se levantó y me dijo

— ¡Papito quiero sentirme dentro de ti! Levántate y siéntate en este barrote caliente que será para ti solamente.

Le chupé un momento su pene para lubricarlo así como también mi culo preparándome para recibir tan tremendo monstruo, me senté y sentí un tremendo dolor, la verdad es que era muy cabezón, hasta me salieron unas pequeñas lagrimas conforme lo fue metiendo hasta que me lo introduje hasta sentir sus bolas.

Estaba tan grande esa verga que parecía que estaba partido en dos, pero luego el dolor pasó a ser placer, gemíamos ambos y mi verga se volvió a erectar y él la tomó para masturbarme mientras yo cabalgaba.

Prontamente Rodrigo me comenzó a masturbar más rápido, eso me hizo pensar que estaba por acabar y le cabalgué con más rapidez, cuando siento inundar mi recto por un torrente de leche hirviendo que me quemaba las entrañas, yo solté mi leche y le cayó en su cara y después me hizo levantarme y se metió mi verga para limpiarle los restos de mi leche.

Todo ese día me quedé con él en su casa , dormí en la tarde ya que debía volver a mi trabajo por la noche, me fui para mi casa para ducharme y cambiarme de ropa pero le prometí que al día siguiente pasaría a tomar un «cafecito» con él.

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