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A escondidas se la chupo al trailero

Qué delicia, ahí estaba una verga colgando con su dos huevos inflamados, muy gordos, llenos de leche. A cómo pude con mis labios toqué la cabeza del pene y la succioné con suavidad para que no tuviera frío.

Los pantalones de vestir me hacen ver mejor culo

Camine en seguida me detiene uno que venía asia ellos espera tu predicas la palabra de señor verdad respondí si ven lee unas páginas a nuestra casa Caminamos hacia ella entrando estaba todo desordenado ropa trastes sucios calzones tranquilo no te va a pasar nada lee …

En el camión, con un señor que me dobla la edad

Ya caliente se quitó la cobija veía como pasa la luz dentro del camión cómo se retorcía de placer y mis labios le succionan hasta la última más gota de leche.

Mi amigo me la para de solo contarme sus encuentros

Mi historia es como la de muchos que tienes a un buen buen amigo a quien le escuchas cada historia como si de una misma película porno estuvieras viendo, solo que en este caso se trata de el quien es el protagonista y tú allí , escuchado y fantaseando de solo poner atención a cada una de sus palabras.

Dos primos maduros

Cuando tenía 41 años, a mi madre la buscaban para poner suero e inyecciones, una ocasión llegó de visita mi primo «marco» de 51 años todo normal andaba por la casa con toda confianza, cierto día ya por la tarde cuando empieza a oscurecer el andaba solo en la parte de atrás de mi casa, yo estaba adentro con mi mamá y llegó una vecina a inyectarse.

Un tío que no conocía

Fue cuando me voltea y me acuesta boca abajo; me abrió mi nalguitas y soba con su dedo mi ano virgen. Sentí entonces algo húmedo entre mis nalgas, volteo y miro me estaba chupando mi culito provocando en mi un montón de emociones.

Mi señor mecánico

Entonces el señor se acercó a mi y me dijo en voz baja: “tienes un buen culito y quise que vinieras porque quiero que me des unas mamadas de verga” y lo dijo con tal seguridad y esa ronca voz que yo ya no hablé más cuando me agarró de los hombros y me hincó frente a él.

Él me lleva 30 años

Nos acostamos, comenzamos a besarnos, él me tocaba mucho y en lugares que me gustaba; tocaba mucho mis piernas y me sentía cómodo con el hecho de que le gustaba así tal y como soy.

La lencería que me dio mi cuñado

Me retiró y entendí que ahora era mi turno de recibirlo; él se subió el pantalón, fue asu cuarto y trajo ropa interior de su mujer, muy linda, de encajes. Me desnudó, me puso las tangas de su mujer y un bra.

Mi fantasía sumisa

Luego, sin más, me soltó una fuerte nalgada en cada lado. No pude evitar un grito de dolor y sorpresa. «¿Te gusta?» me dijo, a lo que respondí suavemente que sí. Vinieron tres nalgadas más.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.