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Cómo aprovechar el viaje de trabajo

Llegue el día sábado en la noche al hotel, registrarme y todo eso. Me pidieron que esperara un momento en una pequeña recepción porque había un inconveniente. Al llegar había otra persona, como unos 30 años, muy alto incluso más que yo, como 1.90, moreno claro.

Me convertí en la amante de mis compañeros de trabajo

La verdad siempre he echo ejercicio; como se dice «soy de gym». Particularmente he trabajado la pierna y glúteos. Uno de mis trabajos fue venta de herramientas en una ferretería grande. Ahí éramos 4 vendedores y un contador. ¿Y cómo pasé a ser el culo de todos? Aquí lo cuento.

Me estoy enrollando con un elemento de la Marina

En ocasiones lo veo parado y no puedo creer que ese culote soy yo quien se lo está comiendo. Ya llevamos tres mese y se hizo adicto a mi verga y yo a su culo así que nos buscamos a cada rato.

27 cms en el taller

Ese señor de 48 años alto flaco con diente de plata moreno, se bajó el cierre y dormida flácida medía unos 22 CM , típico los que pierden molestos y los que ganaron halagando del enorme tronco moreno y gordo pero al final todos riendo y yo disfrutando esa imagen.

El dueño de la papelería ahora es mío

«Sé que me traes ganas desde el primer día que se fue mi esposa y he notado como me miras, aprovecha que ella no está y que ando bastante ganoso» me dejó helado su confesión.

En el hostal aprovechando a mi roommate

Intentando que no se despertara, desabroché su pantalón y empecé a masturbarlo y como seguía roncando me animé a meterme su gran verga blanca de tamaño considerable y con glande rosado a la boca.

Mi compañero seminarista

La noche de domingo yo veía que mi compañero iba mucho al baño y solo se la pasaba en el teléfono así que le escribí «Échale menos saliva para que no se escuche que te la estas jalando”.

Mis experiencias como repartidor de comidas – 4

Desde el momento que entré mi cliente me recibió con una mirada lujuriosa como siempre, y pude darme cuenta que su socio me observaba de pies a cabeza de la misma forma. Nunca nos habíamos visto hasta ese momento.

Mis experiencias como repartidor de comidas – 3

No podía creer que hubiera entrado sin ninguna molestia. Él empezó a empujar suavemente mientras ahora yo empezaba a mover mis caderas de forma circular, fue algo tan rico. Los dos nos movíamos a sincronía mientras nos comíamos a besos.

Mis experiencias como repartidor de comidas – 1

Me invitó a pasar a su oficina, le entregue su pedido y él me dijo «bueno, entonces cómo quieres tu propina?» yo nervioso solo le contesté «cómo quieras dármela», así que él se acercó, comenzó a besarme con esos rico labios gruesos que tiene y empezó a acariciar mi espalda.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.