🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Tengo 30 años y desde muy pequeño sabía que era gay. Cuando cumplí 15 un tío recién separado se mudó a unos departamentos arriba de donde vivía, tendría él en ese entonces unos 35 años. Es bastante apuesto, masculino, de 1.80, pelo en pecho y algo robusto.

Solía encargarnos a su perro cuando iba a trabajar, así que yo al llegar de la secundaria iba a su departamento para sacar un rato al perro y darle de comer pero mi morbo de adolescentes no dejaba pasar la oportunidad de buscar entre la ropa sucia la ropa interior de mi tío.

Siempre olía delicioso, una mezcla de orines y sudor y en la de color oscuro las manchas blancas de precum. Los olía, los lamía y envolvía mi verga en ellos mientras me masturbaba.

Había ocasiones en las que me robaba sus calzones limpios y los usaba por un día para luego dejarlos de nuevo en su lugar. Siempre fantaseaba con mi tío, pues era el hombre más cercano y apuesto que tenía, hasta que un día mis fantasías se hicieron realidad.

Una mañana desperté como siempre a meterme a bañar pero al parecer nos habíamos quedado sin gas a lo que mis papás me sugirieron ir con mi tío para ver si me daba chance de bañarme en su depa. Cuando llegué me recibió con su toalla rodeando su cintura, le conté el motivo de mi visita tan temprana y con cara dudosa me dijo «hijole, justo yo también estoy apunto de meterme a bañar que se me hace tarde» yo le contesté que también se me haría tarde así que le dije «gracias de todos modos».

Lo que dijo después me dejó sorprendido: «ándale pues, si no te importa nos metemos al mismo tiempo» «ok» le respondí.


Se quitó la toalla y por primera vez vi su verga que aún dormida era gruesa y de buen tamaño rodeada de una mata de vello, sus huevos eran muy grandes y las nalgas igual peludas y redonditas. Al irme desvistiendo solo pensaba en como esconder tremenda erección que tenía.

Él ya estaba dentro del agua, rápido se echó shampoo y mi enjuagó para salirse del agua y dejarme la ducha, al quitarse la espuma de la cara volteo a verme y luego por un segundo a mi erección, no dijo nada. Hice lo mismo bajo el chorro del agua, tallandome la cabeza mientras él se tallaba el cuerpo.

No podía apartar los ojos de su cuerpo y cuando sentía que me volteaba a ver miraba hacia otro lado.
Cambiamos de posición para que se enjuagara el cuerpo en el agua y yo afuera me enjabonara, y fue en ese momento que mi mano y mis nalgas rozaban su verga y de nuevo no dijo nada.

Comencé a tallarme y le di la espalda, en ese momento el silencio se rompió y me dijo «quieres que te ayude a tallarte la espalda?» solo me voltee y le di la esponja. Comenzó con mi cuello, mis hombros, siguió con mi espalda.

Me agarró con su mano izquierda por mi hombro izquierdo mientras me seguía tallando la espalda hasta que llegó arriba de mis nalgas que fue cuando se detuvo, escuché y vi como tiro la esponja y continuó con sus manos.

Sobando mis hombros, mi espalda, acariciando mis caderas y aún estando atrás de mi se me acercó y pude sentir su verga erecta entre mis nalgas mientras me acariciaba el pecho y el abdomen y sin pensarlo con una mano agarro mi verga y con la otra acariciaba entre mis nalgas.

Me besó el cuello y la mejilla, le cerró el agua, me inclino y comenzó a mamarme el culo. Sentía mis piernas doblarse de la excitación, recuerdo sentir su lengua tratando de entrar en mi culo virgen mientras él se masturbaba.

Volvió a girarme para ponerme hincado frente a él y ponerme su verga frente a mi sin dejar de masturbarse, no sabia como hacerlo pero trate de hacer lo mismo que en las peliculas porno asi que abri mi boca y metió la punta de su verga en mi boca para poder darme unos grandes chorros de semen caliente en la boca. Los trague sin problema.

Me levantó y comenzó a masturbarme mientras me decía que quería más de mi, que me iba a hacer suyo. No tarde en venirme sobre su mano, la cual lamió.

Volvió a abrir la regadera para enjuagar los restos de semen. Al salir de la regadera y secarnos me dió un beso tierno en la boca y me dijo que esperaba que eso quedará en secreto, yo solo asentí con la cabeza. Me besó de nuevo y dijo «espero vengas pronto» a lo que le dije sin dudar que si.

Aún sin creer lo que había pasado antes de comenzar a vestirme fui hacia el cesto de la ropa sucia y saque los calzones que se había quitado mis tío y frente a él los olí y me los puse bajo el uniforme. Al parecer esto le calentó por qué me dijo que todos los días dejaría unos usados en la cama para que los usara.

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