🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥
Hola me llamo Julián. Esta historia comienza con mi primo Juan. Pasó en nuestra niñez/adolescencia, cuando yo tenía 15 y él 14.
Una vez que estábamos solos, empezamos a hablar sobre sexo y se nos comenzó a parar, entonces decidimos probar nuestros cuerpos en confianza, y fui yo quien empezó a frotar nuestros penes por sobre nuestra ropa, hasta que me vine y luego se vino él. Esa fue nuestra primera experiencia.
Luego continuamos así por muchos años. Nos pajeamos dónde nos ganaba la calentura y nos frotabamos hasta que terminamos cubiertos del semen de ambos, siempre que quería me lo cogía. En casa de mis tíos teníamos una habitación desocupada que ocupábamos para eso.
Ahí nos masturbabamos y también nos tocábamos nuestros abdómenes, yo lo lamía por todos lados, no saben lo hermoso que él era. Entonces siempre usábamos nuestras vergas como juguetes y cada vez que queríamos nos hacíamos de todo.
Recuerdo perfecto una noche que lo encontré dormido; él estaba en bóxers y se notaba una erección debajo de ellos, misma que al verla no me pude contener y comencé a frotar su pene con mi mano, hasta que empezó a salirle precum.
Acto seguido le bajé el bóxer y comencé a masturbarlo y a lamer su abdomen, su verga y sus pezones. Le ponía precum en los pezones y los lamía, era la gloria. Por suerte siempre mi primo tenía sueño pesado así que nunca se enteró de lo que hacía. Lo seguí masturbando esa noche y se vino en su estómago.
Lo limpie bien y me fui por un momento hasta que si cuerpo dormido pueda recuperarse de tal fiesta que se había dado sin que supiera.
Pensé que eso sería suficiente, pero la tentación fue más y volví a su habitación y ahí seguía pero ahora tenía una enorme erección que invitaba a repetir todo.
Esta vez le saqué su bóxer y comencé a pajearlo de nuevo, lo lamía por todos lados mientras lo masturbaba y chupaba ese hermoso pene. Se vino nuevamente y esta vez su cuerpo se estremeció por completo, pensé que se iba a despertar pero no fue así.
Era una hermosa fotografía sus abdominales empapados de su leche virgen. Y decidí subirme encima de él y frotar nuestras vergas. Me vine a los 2 minutos por la calentura.
Su cuerpo ya tenía la mezcla de nuestras leches y eso me tenía al mil. Luego lo volví a limpiar y lo dejé como lo encontré por esa noche.
En otra ocasión hicimos un viaje familiar y en el auto, camino a el pueblo, mi primo se durmió. Y yo puse una campera encima de nuestras piernas y comencé a pajearlo, se sentía muy rico, estaba transpirado y luego de unos minutos se vino con un ligero gemido. La mezcla de su transpiración y semen era un sueño.
Al llegar al lugar se despierta y no entendía porque estaba lleno de leche. Era fantástico porque cada vez que se dormía podía aprovechar de su bien formado cuerpo, ambos teníamos buen cuerpo.
Y así estuvimos durante muchos años, nos frotabamos, nos pasábamos la lengua por nuestros abdominales y eso nos volvía locos. A tal punto que la primera vez que cogimos fue épico. Nos tiramos 4 polvos cada uno estábamos exahustos, llenos de leche y sudor. Fue épico. Espero lo lean. Tengo muchas más historia interesantes.