Un relato exclusivo de Relaróticos.com

Continuo con este relato.

La lluvia seguía cayendo muy fuerte, y ya comenzaba a oscurecer un poco. Los 4 seguíamos con los pantalones abiertos y nuestras vergas afuera, seguían nuestras hormonas a tope.

Volvimos a ver la revista que mi hermano había llevado y claro, nuestras vergas reaccionaron de nuevo, mientras nos acariciábamos unos a otros.

Mario se levantó de dónde estábamos los 4 juntos y dijo que tenía calor, y se quitó la camisa. Fue la indicación que todos esperábamos, así que los otros 3 hicimos lo mismo. Ahora solo teníamos el pantalón abierto pero con nuestras vergas afuera.

Mario y yo estábamos uno junto al otro cuando de pronto comenzó a besar mis hombros y cuello. Arturo, mi hermano, iba más rápido pues ya le tocaba las nalgas a Martín.

De mi lado, Mario hizo el intento de bajar mi pantalón y yo me paré y decidí facilitarle la faena quitándome todo y quedando desnudo. De aquél lado ellos se me quedaron viendo y se pararon igual para desnudarse. La escena hubiera excitado a cualquiera pues estábamos ahí ya los 4 quedamos en pelotas, unos niñatos y familiares por encima de todo.

No es por nada, pero nos veíamos muy antojable; Mario me abrazó de nuevo y volvió a besar mi cuello y espalda, yo busqué su boca y nos fundimos en un beso muy largo donde nuestras lenguas hacían circo.

Arturo y Martín también estaban ya besándose, pero mi hermano ya le estaba tocando las nalgas a Martín. Mario y yo nos sentamos y seguimos besándonos y tocando nuestras vergas uno al otro, hasta que él me giró y nos coloco en un 69, cosa que yo aproveché y comencé a darle oral mientras él hacía lo mismo.

En algún momento dejé de sentir mi verga en su boca e inmediatamente sentí algo húmedo en mi culo, era la lengua de Mario queriendo entrar a mi culo, eso me puso aún más caliente de lo que ya estaba, Martín estaba hincado dándole oral a Arturo, mientras le metía uno o dos dedos en el culo.

LO MÁS RECIENTE

De un lado, Arturo mi hermano gemía de placer; del otro, Mario me decía que quería penetrarme. Yo acepté, pero le pedí que fuera lento, que nunca lo había hecho, y él me dijo que para él también sería su primera vez, así que me puso en 4 y comenzó a besar y lamer mi culo dejando a su paso mucha saliva.

Luego metió un dedo y después fueron dos, yo ya quería sentir su verga dentro de mi y se lo pedí, mientras veía como del otro lado también veían el espectáculo que mis nalgas al aire, blancas y lampiñas, casi de niño, ofrecían.

Marío puso la cabeza de su verga en la entrada de mi culo y sentí entonces como un escalofrío de placer. Comenzó a meterla y ti sentía mucho dolor, le pedí que se detuviera y eso hizo, después de uno o dos minutos en los que recuperé el control, le pedí que siguiera lo que él hizo muy despacio, hasta dulcemente diría yo.

Sin embargo yo sentía mucho dolor, pero él ya había entendido así que combinaba movimientos y pausas pues al detenerse mi cuerpo iba aceptando su verga. Así siguió un buen rato hasta que me dijo «ya está toda».

Yo no lo podía creer y toqué mi culo solo para sentir con mi mano que efectivamente toda su verga estaba adentro.

Entonces inició un movimiento lento y rico que provocó que comenzara yo a sentir mucho placer. Ya no había dolor, era solo placer el que me provocaba ser la primera vez en mi primera vez de mi primo, y todo esto frente a nuestros hermanos.

Del otro lado, Arturo mi hermano acostó a Martín boca arriba y le daba un oral que se antojaba de solo verlo; también levantó sus piernas y le metía su lengua en ese culo virgen, quiso penetrarlo, pero Martín no lo dejó, en cambio, él acostó a Arturo, le chupó la verga un buen rato y se solito se fue sentando sobre ella.

Lo hizo poco a poco, le dolía pues su cara lo delataba, pero no por eso se detendría, hasta que sus nalgas tocaron las bolas de Arturo mi hermano y entonces comenzó a cabalgarlo.

Los dos gemían muy rico y yo igual con Mario dentro de mi culo. De pronto, Arturo se movía más fuerte, tomando de la cintura a Martín; se notaba que lo penetraba hasta el fondo y entonces, dando un gruñido de placer, se vino dentro del culo de Martín mientras que este último apretaba su culo para que nada de esa rica leche saliera de su culo, lo que hizo que Arturo sintiera como le exprimían la verga.

A mí Mario ya me había dado vuelta, me tenía con las piernas en sus hombros y me la enterraba hasta el fondo de mi culo al tiempo que me besaba y me mordía mis rosas pezones; como podía también yo se lo hacía a él, hasta que ya no pude más y sentí los espasmos de mi venida casi sin tocarme.

Lógicamente al hacer eso, mi esfínter se contraía y eso provocó que Martín también se viniera con gran cantidad de leche caliente, casi al mismo tiempo y ritmo que lo hacía yo.

Los cuatro estábamos exhaustos, llenos de leche ya no sabíamos ni de quien, sudados y con nuestra hombría a explotar; el lugar completo olía a sexo, sudor, saliva y familia.

Después de esa tarde, nuestro centro de reunión ya solo era esa fábrica vacía. Ese día fue el primero de nuestros muchos encuentros, la lluvia había cesado, ya estábamos vestidos y muy satisfechos los 4. Antes de irnos, nos dimos varios besos, todos contra todos, y nos fuimos a nuestras casas.

Espero les haya gustado este relato, hay más de esos PRIMOS Y HERMANOS.

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