Un relato exclusivo de Relaróticos.com
Hola chicos, qué tal. Lo que hoy les voy a contar es algo súper caliente que me paso con mi padrastro. Mi nombre es Adolfo y tengo 27 años; soy moreno, gordito y desde hace 5 años soy el amante del esposo de mi mamá y aquí les contaré cómo inicio todo.
No olvido el día, fue un 4 de enero, yo llevaba un año viviendo de manera independiente pero por motivo de reyes quise visitar a mi mamá. Llegué ya eso de las 7 de la noche tenía ganas de beber así que compramos unas cervezas para mi mamá, su esposo y yo, y juntos comenzamos a beber.
El esposo de mi mamá en ese momento tenía uno 42 años, mide 1.80, grandes brazos y piernas, juega mucho fútbol, tiene algo de panza pero para nada gordo; recuerdo que una cerveza llevó a la otra y sin darnos cuenta ya estábamos completamente ebrios mi mamá, mi padrastro y yo.
Ya era tarde, más o menos las 12 ó 1 de la mañana, mi mamá ya estaba completamente borracha, apenas sosteniéndose por lo que la llevamos a su cama. Una vez solos, mi padrastro y yo decidimos primero acabarnos la botella para después ir a dormir, fue ahí cuando todo empezó.
Típico de borrachos, me sentó en la sala para decirme que estaba orgulloso de mi y lo mucho que me quería, me abrazó muy fuerte y al apartarse de mí me dio un beso en la boca que me sacó un poco de onda pero enseguida me dijo:
— Tranquilo, es con todo respeto yo te quiero mucho y es la manera en la que te lo puedo demostrar.
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Después de decir eso me volvió a besar y pude sentir su boca con la mía lo cual me volvió loco; este segundo beso no fue un piquito como el otro, no claro que no, éste fue más intenso, me comenzó a besar de manera apasionada, metía su lengua en mi boca, yo no sabía qué hacer, estaba borracho y la verdad me estaba gustando.
Dándose él cuenta que yo no oponía resistencia a sus besos, tomó mi mano y la puso sobre su verga, se sentía enorme, podía sentir lo grueso y firme que estaba su miembro.
Y es que la situación era en verdad excitante, mi mamá dormía en su habitación y yo solo pensaba en las ganas que tenía de sacarle la verga y darle unas buenas chupadas a mi padrastro.
Después de un rato de besos apasionados, se levantó frente a mi y dueño de la situación se bajó por completo el pantalón; nunca me había imaginado el pene de mi padrastro, pero era perfecto, unos 20 cm aproximadamente, completamente velludo, unos huevos enormes colgando igual llenos de pelos con una erección que estaba que reventaba, ya súper mojado y chorreando líquido pre seminal.
Ante la imagen frente a mi, me acerqué y me embriagué por el aroma que emanaba, una combinación a sudor y a orines que, para ser honesto, eso me calentó aun más, y sin pensar más me metí su verga a la boca,
— Me la chupas mejor que tu mamá — Me decía el muy cabrón mientras yo sentía su verga caliente en mi boca la cual entraba y salía.
No nos importaba hacer ruido, le estaba mamando la verga a mi padrastro mientras mi mamá dormía.
— Te vas a tragar la leche de tu papá? – Me dijo, y al escuchar eso acelere más el movimiento de mi cabeza para saborear mi recompensa, sentía como palpitaba el pene de mi padrastro en mi boca hasta que un chorro enorme de semen inundó mi boca.
Me comí hasta la última gota mientras él no paraba de respirar de manera agitada, me decía que mi mamá no la chupa como yo, se sentó y me volvió a besar y se subió de nuevo el pantalón.
Esa noche fue cuando empezó todo, cuando se descaró por completo conmigo, la noche que dio inicio a noches completas de sexo cada que teníamos oportunidad. Esa misma noche me confesó que desde hace tiempo me tenia ganas y no podría desaprovechar el momento.
Y desde hace 5 años cada vez que podemos mi padrastro y yo cogemos a escondidas de mi mamá, él me ha confesado que antes de mi llegó a ser la perra de algunos de sus compañeros de trabajo y no saben lo excitante y caliente que es escucharlo hablar de todas las veces que ha cogido con otros.
En otro momento les contaré de la primera vez que me penetro y sus historias con más hombres.