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Mi nombre es Manuel, soy delgado, mido 1.75m, soy moreno claro, tengo poco vello corporal y púbico y tengo un pene promedio. Mi primo se llama David, es de “huesos anchos”, mide 1.68m, es moreno oscuro y su pene es pequeño pero grueso. Esto pasó cuando yo tenía 19 años, me acababa de mudar a la ciudad porque iba a comenzar a estudiar en la universidad.

Yo me había criado en un pequeño pueblo y hasta ese momento siempre había estado en un ambiente rural con mis padres y raramente visitaba la ciudad.

Mi primer semestre comenzaba a inicios de agosto y mis padres me rentaron un departamento pequeño, pero cómodo en el centro de la ciudad con buena ubicación. Llegué a mi nuevo hogar una semana antes del inicio del curso. Cómo esta era la primera vez que yo vivía solo me sentía triste y ya que no conocía a nadie estuve toda la semana encerrado en el departamento.

Empezó la escuela y yo era un foráneo, nadie me conocía y como yo siempre he sido tímido no hice ningún amigo el primer mes. Mis padres me llamaban a diario para saber cómo estaba, nosotros siempre hemos tenido buena comunicación así que no les pude mentir y les confesé que la soledad no era tan divertida como esperaba.

Pasaron un par de semanas y mis padres me dijeron que mi primo David necesitaba un lugar donde quedarse por un tiempo, su esposa lo había abandonado y vació sus cuentas bancarias dejándolo sin dinero y con innumerables deudas.

Él era muy cercano a mi familia, cuando David estaba chico pasaba casi todas sus vacaciones visitándonos y mis padres lo querían mucho, al igual que yo, siempre lo vi como un hermano mayor porque él es 11 años más grande que yo. A la siguiente noche David llegó con dos maletas, le ofrecí mi cama (por cortesía) pero no la aceptó, y dijo que el sofá de la sala se veía cómodo.

Yo siempre lo había considerado como mi mejor amigo y nos lo contábamos todo, pero esa noche no quiso hablar, yo intentaba entablar una de nuestras clásicas charlas, donde nos ponemos al día y hacemos planes, pero él se limitaba a contestarme con monosílabos, después de 15 minutos le dije que me iba a dormir y no me contestó nada, me fui a mi cuarto.

Pasaron los días y David seguía con la misma actitud distante, yo hacía mi mayor esfuerzo por animarlo y hacer que saliera de la casa, pero él no quería hacer nada más que trabajar, comer y dormir.

Pasaron tres meses y la situación con mi primo no cambiaba, en ese tiempo yo había hecho varios amigos y salíamos dos o tres veces por semana, e intentaba incluir a David en mis planes pero él siempre se negaba a salir. Ya habían pasado seis meses desde que David se había mudado conmigo cuando decidió rentarse su propio departamento, estaba a las afueras de la ciudad pero le quedaba más cerca su trabajo.

Una noche antes de irse se disculpó conmigo por su actitud, y yo le dije que no había problema, porque yo sabía todos los problemas que él estaba enfrentando en esos meses.

Esa noche platicamos hasta la madrugada y fue la primera vez que lo vi reír desde que vivíamos juntos. Desde que se mudó nos llamábamos y mensajeábamos a diario, David había vuelto a la normalidad. Un viernes por la mañana David me invitó cenar con sus amigos, le confirmé de inmediato. Salí de la escuela y llegué a mi casa, yo estaba muy emocionado por la cena, porque siempre que salimos a cenar es una borrachera asegurada.

David pasó por mi y llegamos a un restaurante-bar muy conocido en la ciudad, y los amigos de mi primo ya estaba allí, esa fue la primera ves que los vi y desde que nos presentamos supe que me agradarían. Ellos eran tres chicos morenitos y gorditos (pero no obesos) igual que mi primo, dos con barba y uno bien rasurado.

Esa noche estuvo súper divertida, tomamos mucha cerveza y shots de tequila, salimos del restaurante-bar a las 3am, porque los meseros nos dijeron que ya iban a cerrar.

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Los amigos de mi primo se fueron los tres en un carro, David y yo nos fuimos en el suyo. El plan era seguir la peda hasta amanecer en casa de sus amigos pero David se durmió y yo no sabía donde quedaba la casa, así que decidí irme a mi departamento.

Cuando llegamos a mi hogar desperté a David y cómo pude abrí la puerta para entrar, David estaba despierto en su carro y se quería salir pero estaba muy mareado, yo también estaba mareado pero menos que él, y le ayudé a entrar al depa. Le ofrecí mi cama y no me contestó, así que lo tomé como un sí.

Lo acosté y le quité los zapatos y calcetines. Yo estaba por salir del cuarto cuando me dijo que me quedara en la cama con él, como en vacaciones cuando éramos chicos, y acepté. Me quité mis zapatos y calcetines. Unos minutos después David me preguntó si tenía un short que le prestara, pero le dije que toda mi ropa estaba sucia, porque yo lavaba un sábado cada dos semanas. Pero le dije que se quitara el pantalón, le aclaré que desde que vivo solo acostumbro dormir en bóxer o a veces desnudo.

Me empecé a quitar mis pantalones ajustados y mi camisa, David hizo lo mismo, y me dispuse a dormir. Dormí por varias horas y desperté porque tenía calor, el cuarto estaba muy oscuro porque tengo cortina doble que impide que la luz entre a mi cuarto, y sentí que alguien estaba atrás de mí y me estaba abrazando, me sentí un poco raro al estar en esa situación, ya que era la primera vez que “cuchareaba” con alguien.

Los dos estamos cobijados y nos descobijé, pero seguíamos en la misma pose, después de unos minutos sentí que algo se movía por mi trasero, y me estaban dando cosquillas. Lo toqué con mi mano y era el pene erecto de David, estaba bien lubricado. No supe qué hacer y lo solté, cambie de pose, me recosté en mi espalda viendo hacia el techo.

David sintió mi cambio y me preguntó si todo estaba bien, yo le dije que sí, pero que no sabía qué hacer, porque nunca había hecho nada sexual con nadie, ni siquiera había visto un pene afuera de la pantalla de un celular o computadora.

Me dijo que no tenía nada de qué avergonzarme, y me dijo que yo le podía tocar lo que quisiera, me aseguró que él no me presionara a hacer nada que yo no quisiera. Me sentía muy feliz y excitado. Me tomé unos momentos para decidir si quería hacer algo con David, y terminé por decidir que sí, al menos tenía que ver otro pene que no fuera el mío, y más que nada quería comparar tamaño.

Le dije que estaba listo y me dijo que él estaba a mi disposición, entonces prendí la lámpara de mi buró y le quité el bóxer, él no dijo nada y puso las manos atrás de su cabeza, viéndome con su sonrisa maliciosa, a la que le he dedicado un sinnúmero de masturbaciones.

Tomé su pene en mis manos y lo comencé a inspeccionar, desde la punta, pelándome la cabeza y sobandolo hasta la base, después agarré sus testículos peludos y los masajee lentamente hasta que su pene estaba en su máxima potencia, no era tan grande como me lo había imaginado pero estaba grueso y caliente.

Yo seguí en mi inspección y David me dijo que el también quería ver el mío, hice lo mismo que él y puse las manos atrás de mi cabeza, recostado en mi espalda, él me quitó el bóxer y empezó a manosearme, no sin antes reiterar que si yo no quería solo le tenía que decir que parara. Mi pene estaba tan duro que me dolía y David me acariciaba mis testículos, nalgas pecho, y cuello. No habían pasado ni dos minutos cuando le dije que parara, ya sentía que mi orgasmo estaba cerca.

Él se rió y me dijo que no había problema, y se acostó a mi lado, le pedí permiso para darle unas mamadas y me dijo que a él le gustaba de todo, lo que yo quisiera era un sí asegurado.

Bajé mi cabeza y empecé a lamer su prepucio, y empezó a lubricar, eso me gustó mucho, yo había visto mucho porno y quería poner en práctica lo que había visto, intenté comerme toda su verga pero me dolió la boca y David me dijo que mis dientes lo estaban rozando, entonces comencé a chupar sus pezones, tenía pechos grandes y muy suaves, eso lo prendió más y empezó a gemir, y ese fue un incentivo para mi, seguí chupándolo y empecé a masturbarlo con mis manos.

Estuve masturbandolo y chupando sus pezones unos minutos y me dijo que sí quería hacer un sesenta y nueve, no dije nada solo puse mi pene en su cara y él lo empezó a chupar, fue la sensación más intensa y placentera que yo había experimentado en mi vida, su boca tibia y lengua tocándome donde nadie lo había hecho, yo inicié con mi segundo intento de sexo oral (sin dientes rozando su glande) y no me dijo nada, solo seguía gimiendo, de repente sentí que iba eyacular y le avisé, sacó mi pene de su boca pero siguió chupando mis bolas y mi pene disparó cuatro chorros de leche en su pecho.

Yo seguí chupando su pene y me dijo que ya no aguantaba más y que ya se venía, saqué su pene de mi boca y su leche no salió disparada como la mía, la de él solo se deslizó hacia abajo y llegó a su vello púbico. Los dos estábamos sudados y David con semen en su pecho y vello púbico, así que agarré mi bóxer y lo limpié todo, después nos bañamos juntos y desayunamos.

Él me dijo que esa fue la primera de muchas lecciones que le gustaría enseñarme, yo le dije que me moría de ganas por iniciar la segunda clase y me besó en la boca. Desde entonces soy su alumno y he aprendido muchas cosas.

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