En una localidad de la Provincia de Buenos Aires es donde resido y en mi pueblo se encuentra ubicada la fábrica de vidrio, la misma que cuenta con una gran playa de estacionamiento, allí los chóferes estacionan sus camiones con acoplados para la carga y descarga de la mercadería y donde más de una vez pernoctan; mi casa está enfrente y ellos suelen venir a pedir agua fría para beber o caliente para tomar mate, así logre conocer a varios camioneros, en especial a Cristian de 36 años de edad, casado y que vive en la Provincia de Corrientes y hace viajes a Buenos Aires, Chile, Bolivia, Brasil, etc.

Una tarde en que Cristian vino a pedir agua para el mate y yo estaba ocupado con los quehaceres de la casa lo hice pasar a la cocina para que se calentara el agua, en eso aparece Sergio bamboleando su hermosa verga que le llega casi hasta la rodilla y sin inmutarse por la presencia del otro lo saludó, agarró una gaseosa de la heladera y se fue nuevamente al fondo de la casa a seguir tomando sol, allí tenemos una pequeña piscina y un quincho donde solemos comer asado con las/los amigas/os en común que tenemos con Sergio.

El camionero asombrado me dijo: «ni loco me agacho a recoger una moneda delante del doctorcito» yo me sonreí por la ocurrencia. Ese viernes Cristian me preguntó si por la noche podía venir con dos compañeros de ruta para ver el partido de fútbol que se trasmitía por televisión y como se dio cuenta que yo dudaba me dijo:

-No temas, vos los conoces y ni bien termine el partido nos vamos, nos quedamos para salir mañana a primera hora con la carga a Bolivia.

A las 21 horas vienen los muchachos trayendo pizzas y cervezas, me preguntaron por Sergio les dije: «Está en el hospital cubriendo su guardia semanal y no viene hasta mañana.»

Me pareció ver una sonrisa morbosa en sus labios ya que cuando se enteraron que Sergio no estaba, como el partido comenzaba a las 22,30 horas decidieron cenar primero para luego ver con tranquilidad el juego, debido al intenso calor reinante y las cervezas ingeridas les dije que se sintieran como en su casa y se pusieran cómodos, enseguida se sacaron la ropa quedando solo en ropa interior.

Al observarlos notaba cómo sus miembros pugnaban por salirse de esos diminutos slip que tenían, para no ser menos y como quería que se sintieran cómodos me saque la ropa quedándome con una sunga roja , al verme igual que lobos hambrientos silbaron al unísono como signo de aprobación; todo se desarrollaba con normalidad hasta que terminó el partido, cuando pensé que se irían, Cristian le dice a sus amigos:

  • Ahora para rematar la velada nos buscamos una s putitas para coger.

Alberto dirigiéndose a sus compañeros les dice:

-Ustedes saben que yo no le hago asco a nada y si no encontramos minas nos cogemos un putito, pero sin garchar esta noche no me voy a Bolivia.

LO MÁS RECIENTE

Debido al calor reinante y las birras ingeridas, una vez que culminó el partido los invité a que se dieran un chapuzón en la piscina cosa que aceptaron gustosos; pasó un buen rato y como no tenían miras de irse fui a traer más cervezas, cuando regresé estaban los tres en bolas con sus penes enhiestos a full y se los estaban manoseando entre ellos, Alberto que era el más descarado de los tres mientras sacudía su verga me dijo:

— Si bien no la tenemos tan grande y gruesa como tu doctorcito podemos hacerte pasar una noche inolvidable. Elige quien de nosotros queres que te rompa el culo primero.

Como se reían creí que me estaban gastando una broma, sonriéndome les dije: «no jodan muchachos» a lo que me respondieron, «No, no es ninguna broma te estamos hablando en serio!»

Mientras se cagaban de risa Lucas me agarró de atrás, Cristián me sacó la sunga y me acostaron boca arriba en la mesa, mientras dos me tenían las piernas alzadas Alberto comenzó a derramar cerveza en mi pubis y chupándome el orto ingería la cerveza que corría como cascada por mis genitales, luego se echó un poco de birra en el choto y me la mando a guardar de una hasta los testículos y con ritmo acompasado empezó con el mete y saca, esa verga entraba y salía de mi ojete hasta que pegando un grito eyaculó en mi interior , los otros pusieron sus reatas en mi boca para que se las chupara hasta que me llenaron la boca con su agridulce semen.

Yo me sentía exultante tenía tres machos a mi disposición y que bien cogían, desde que me junte con Sergio le fui fiel a muerte y extrañaba estos encuentros con varios machos que me sometieran a sus bajos instintos.

Así se fueron turnando mientras uno me cogía los otros hacían que les chupe las pijas, después Cristian me chupo la verga hasta que me corrí en su boca, luego Alberto me hizo sentar es su pija me atrajo hacia él introduciendo su lengua en mi boca, es ese momento Lucas también mete su méntula en mi ojete, tenía dos vergas metidas en mi orto que entraban y salían al unísono hasta que me volvieron a llenar las tripas de leche mientras Cristian se corría en mi boca. Lucas me pidió que lo penetrara cosa que hice gustoso hasta que me corrí en su interior y él se corrió en la boca de Alberto.-

La joda duro hasta la madrugada, nos bañamos después desayunamos y se despidieron con abrazos y besos partieron rumbo a Bolivia bien livianitos yo les había extraído hasta la última gota de su preciado semen así que por unos días estarían tranquilos, me quede levantado limpiando la casa mientras lo esperaba a Sergio que viniera de la clínica donde cubría su guardia semanal, cuando llegó le pregunte como le había ido en la guardia me respondió que no había tenido tanto trabajo así que dormiría un rato y después iríamos a la casa de unos amigos a cenar y luego saldríamos con ellos a reventar la noche, seguimos charlando un rato cuando me dice:

— Parece que tuviste una noche de perros tenes una cara de reventado.

Después se baño y nos metimos juntos en la cama, a él le gustaba cogerme siempre por las mañanas, decía que echándose el mañanero quedaba livianito para todo el día, mientras me hacia el amor se dio cuenta que mi orto no ofrecía ni la más mínima resistencia al ingreso de ese obelisco que tiene por pija, enseguida prendió la luz e hizo que me abriera los cantos del culo y mientras me examinaba pegó un grito diciendo:

— ¡Hijo de puta ¡ yo trabajando toda la noche y vos metiéndome los cuernos ¿cuantos tipos te pasastes? Tenes el orto abierto como una cacerola.

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