La historia comienza cuando conocí a mi amigo Javier, una tarde en una página de Internet y desde ese día en delante comenzamos a tener una buena relación de amigos, yo de 23 años y él de 17 años pero nos llevábamos muy bien.

La verdad no era un chavo muy atractivo pero tenía algo que me encantaba, no sé si era su inocencia o el olor que emanaba de su cuerpo como a talco. Un día lo invité a ir al cine a lo cual él accedió, fuimos él, mi pareja y yo, y ya cuando entramos a la sala se me ocurrió ir por las palomitas y los refrescos, lo invité a él para que me ayudara y al llegar a la dulceria me percaté que cerca de ahí estaban los baños y le dije que tenía que ir, que si me acompañaba y él dijo que sí.

Una vez dentro del baño fui a hacer piss y cuando terminé él ya se estaba lavando las manos y me voltee hacia él y le mostré como me metía el pene y me cerraba la bragueta; él solo me volteó a ver y se me quedó viendo muy detenidamente, y como vi que a él también le gustó, lo agarré del brazo y lo metí a uno de los baños que son cerrados.

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Ahí lo comencé a besar y a tocarle su entre pierna lo cual él también comenzó a hacer, después le quité el cinto, desabroché el pantalón y metí la mano en su bóxer y toqué el tamaño de su verga, el cual era de buen tamaño; luego le besé el cuello y los oídos y solo podía escuchar la forma en que gemía y eso me excitó aún más. Después él me quitó también el pantalón y se bajó hasta quedar donde mi verga, que ya para este momento estaba bien erecta y comenzó a chupármela. Yo lo levanté y lo volteé a la pared, le abrí las piernas con las mías y comence a penetrarlo lentamente.

Poco a poco sentía cómo entraba mi verga en él y la verdad es que tiene un muy bonito trasero y así continuamos y mientras lo penetraba le frotaba su verga, pero no me podía dar el lujo de quedarme tanto tiempo, así que todo fue algo rápido y después terminamos los dos en la taza del baño.

Le ayudé a vestirse y me salí del baño, fui y compré las cosas a la dulcería y me regresé a la sala donde mi pareja nos esperaba. Ya cuando regresé me preguntó que porqué me tardé tanto y le respondí que porque había mucha línea en la dulcería. «¿Y Javier?» preguntó, le dije me dijo que iba al baño, que ahorita regresaba. No sé si me creyó o no pero fue una experiencia muy rica y excitante.

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