Recuerdo perfecto aquél día de septiembre. Andrés me había invitado a una fiesta mexicana en la casa de un amigo el cual yo no conocía. Eso me hizo dudar un poco, pero como yo estaba tan aburrido y sin nada qué hacer acepte la invitación. Nos íbamos a ver a eso de las 9 de la noche.
Andrés para esa época tenía unos 25 años, es un tipo alto de cabello negro, bastante velludo, tanto que el cuello de la camisa no le alcanza a tapar su abundante pelaje, tenia ojos negros, un cuerpo espectacular ya que se cuidaba mucho, toda vez, que es modelo de varias revistas.
Como era fiesta mexicana, el cabrón llevaba un pantalón negro super pegadito con botas también negras y camisa blanca, simulando ser un tipo mariachi.
Ese día habíamos decidido que no llevaríamos a nuestras novias porque nos íbamos a emborrachar y a desordenar de tal forma que una vieja sería un obstáculo para cualquier plan que se presentara.
Andrés tenía un éxito envidiable con las mujeres a donde llegaba causaba sensación y más de una le sugería que cogieran sin ningún asomo de vergüenza. Esa noche tomamos hasta el fondo, sobre todo tequila, la bebida típica en cualquier fiesta mexicana.
A eso de las 2 de la mañana ya estábamos bien tomaditos, esa noche yo había contado con suerte y me había levantado una vieja que era muy caliente y de la que ya conocía sus antecedentes, me dijo que si nos escapábamos al segundo piso, que si yo quería lo pasaríamos muy rico.
Evidentemente acepté, pero me puso la condición de que invitara a mi amigo, ya que le gustaban los juegos con mas de 2 personas; la verdad lo dude porque yo nunca había participado en un grupo pero al ver a la chava acepte y le propuse a Andrés que nos acompañara, entre la borrachera que tenía no lo dudo un solo instante y nos fuimos a buscar una habitación para los tres.
Después de una ardua lucha para encontrar un cuarto vació, que por cierto no encontramos ya que todos estaba ocupados, llegamos un cuarto en donde había una pareja, la cual al vernos, nos invitaron a hacerles compañía, para ese momento todo era válido y mucho mejor formar un grupo mas grande, pesaron mis hormonas.
Sin ningún preámbulo comenzamos nuestro juego amoroso, la niña que estaba en la habitación comenzó a bailar de una forma muy, pero muy sensual, y la vieja que iba con nosotros la acompañó, fue muy excitante verlas bailar, verlas como se tocaban y se manoseaban todo su cuerpo, velas como se miraban.
Fue en ese momento el tipo que estaba en la habitación comenzó a masturbarse y a decirles cosas a las bailarinas, Andrés y yo solo éramos espectadores simplemente.
El tipo se quitó la camisa y comenzó a bailar con la viejas, de un momento a otro se le lanzó sobre la vieja con la que estaba y comenzó a agredirla, a insultarla, la quería golpear, la situación había cambiado de rumbo ostensiblemente, en ese momento intercedimos por la mujer indefensa, la cual asustada gritaba de pánico, la situación se había salido de las manos y comenzó a ponerse más y más hostil, no se dejaban de insultar y mandarse golpes, motivo por el cual apenas pudo la bailarina salió corriendo de la habitación seguida por la vieja que yo me había levantado. ¡Qué pinche coraje!, este tipo se había tirado mi noche.
Sin entender que había pasado, el vato se quedó callado, nos miraba con furia, pero ya más calmado comenzó a contarnos sus razones, de repente se levanto y de un cajón saco un botella de licor y nos ofreció, comenzamos a tomar con el desconocido y terminamos de compadres después de un tiempo.
Ya con unos tragos en la cabeza y como quiera que el tipo se había quedado en bóxer comenzó a bailar al son de la música que estaba sonando se tocaba por todas partes. Era un wey de unos 30 años más o menos, cabellos rubio, ojos claros, de cuerpo delgado, una cara fina, lampiño totalmente.
En ese momento Andrés, una maquina para atrapar mujeres se levantó y comenzó a bailar con él de una forma insinuante; yo que estaba convencido que mi amigo solo jugaba en uso solo bando no le daba crédito a lo que veía, verlo bailar con un tipo en bóxer y de una manera erótica, fue tan extraño, tan emocionante, tan excitante, verlo mover como lo hacía, verlo tocarse por encima de la camisa, apretándose el bulto, verle la cara de caliente que tenía me ponía a mil, aunque ya muchas veces lo había visto bailar y me lo había imaginado en un situación parecido nunca lo hubiera creído.
Poco a poco se comenzó a quitar la camisa dejando al descubierto su espectacular cuerpo, sus músculos bien marcados, su estomago partido en cuadritos los cuales brillaban con la luz de la habitación, su cuerpo comenzaba a sudar, las gotas de sudor le bañaban la cara y el pecho, el tipo que nos acompañaba comenzó a tocarlo con cara de deseo, sus manos comenzaron a recorrer el pecho velludo de Andrés, y su boca se comenzó a perder en la selva de pelo de mi amigo.
Yo ya estaba súper atónito, mi pene tenía ganas de salir de la cárcel de mi pantalón pero no me atrevía, aún sabiendo y viendo lo que estaba pasando frente a mí me daba vergüenza, nunca me había imaginado estar con mi mejor amigo bailando y desnudándome, pero la carne es débil y mientras los veía bailar comencé a consentirme sobre el pantalón, desabrochando poco a poco la camisa y dejando al descubierto mi pecho.
Frente al baile de aquellos dos, yo me tocaba las telillas, las apretaba en busca de placer, mis manos se perdían entre mis piernas, mi legua comenzó a jugar con mis labios, mientras tanto los dos nuevos amigos ya se estaban besando lentamente, lo hacían sin afán como si tuvieran toda la vida para explorarse, el ambiente del cuarto comenzó a calentarse, ver a mi amigo jugando con su lengua en el cuerpo de otro hombre era un sueño, sus movimiento eran bruscos parecían que estuvieran marcando cada uno su territorio.
Los gemidos de placer que escapaban de sus bocas era excitante, era música que me deleitaba, escucharlos y verlos como se movían, como se recorrían de arriba abajo me estimulaban, sin darme cuenta ya estaba desnudo mi mano me estaba produciendo un placer incomparable, era la mejor pajeada que me había dado en tiempos, las gotas mi liquido seminal me bañaba la mano y dejaba escapar su exquisito aroma.
Andrés tomó la iniciativa, le bajó el bóxer a su compañero de aventura, poco a poco comenzó a saborearle la verga, lo hacía de una forma tierna como deseando que ese momento durara toda la noche con una calma y tranquilidad angustiante, pasaba su lengua entre sus labios como buscando descifrar el sabor de aquella verga, lo hacía tan bien que el tipo comenzó a gritar, su respiración entrecortada denotaba la felicidad que estaba sintiendo, no paraba de gemir y pedir más y mas, no pare, no pare, más, más, era la único que decía era casi un plegaría, una suplica.
Yo apenas pasaba saliva con ganas de participar, Andrés no era un novato en el asunto, pensé, se veía que lo sabía mamar y muy bien, sus manos comenzaron a abrir aquel cuerpo que vibraba de placer poco a poco comenzó a irrumpir entre las entrañas del bailarín, los gritos aumentaban, el placer creía, la habitación olía a sexo, era espectacular, poco a poco los dedos de Andrés fueron penetrando al man que gritaba de placer.
Yo no aguante más, quería participar, me acerque al tipo caído en la cama, sus gemidos de placer eran una invitación que no podía desaprovechar, formamos el trío que esa noche había soñado, lo comencé a besar, sus labios carnudos eran un manjar, sus tetillas estaban duras y erectas, mi boca quería recorrer el camino que mi amigo me había trazado.
De reojo veía como Andrés seguía disfrutando de esa verga que debía saber a gloria, después de un rato y de alternar el pecho con la lengua, el cuello con las orejas nuestro compañero se arrodillo y pido que lo penetráramos, yo me senté en un sofá, nuestro nuevo amigo comenzó a chuparme el pene sediento de la leche que le podía ofrecer, lo hacía de una forma brusca que me producía cierto dolor pero placer la vez, mientras tanto Andrés le preparaba el culo se lo comenzó a chupar y a mojárselo con saliva, de vez en cuando le metía un dedo lo cual hacía brincar de felicidad al desconocido.
Una vez listo, y sin previo aviso Andrés calvo a este tipo, el placer los sentimos los dos ya que apretó con fuerza la boca y me hizo sentir un fuerte dolor que fue placentero, Andrés lo embestía con fuerza, como con furia, como vengando a la mujer de hace un rato, el bailarín de vez en cuando le pedía que no le diera tan duro, pero mi amigo estaba enojado y lo clavaba con mas fuerza cada vez.
El paisaje que tenía al frente era único, mi mejor amigo desnudo comiéndose a un tipo y mostrándome su hermoso cuerpo, su pecho perfecto, su cara de placer que era bañada por sudor que le recorría su espectacular humanidad era un espejismos lo que estaba viendo, no dejaba de pensar, de repente de un momento a otro y por primera vez en toda la noche nuestros ojos se encontraron, me olvide que me lo estaban chupando, Andrés disminuyo la fuerza de sus embestidas, nuestras miradas se cruzaron como intentando entender que era lo que estábamos viendo, ambos sabíamos que no era nuestra primera vez que estábamos con un hombre, ambos sabíamos que no era cosas de tragos, ambos sabíamos que estábamos disfrutando lo que estábamos haciendo, ambos sabíamos que el que teníamos al frente era nuestro mejor amigo, pero ninguno, ninguno de los dos sabía que teníamos los mismos gustos, nuestra mirada era de desconcierto, pero a la vez de alegría de habernos descubierto un secreto que nunca pensamos en compartir el uno con el otro.
Nuestro nuevo amigo pidió una tregua, Andrés lo estaba castigando muy duro y le rogó que se detuviera, que cambiáramos de posición.
Entonces aproveche, me acerqué a mi amigo y sin decir nada nos unimos en un gran beso, nuestras lenguas eran una, nuestros cuerpos se fusionaron, me bañe en el sudor de él, el placer que sentí es inexplicable, sentí su corazón latir al lado del mío era para morirse, Andrés el tipo más bueno que había visto en mi vida me estaba besando, me estaba tocando, me deseaba, me recorría con sus fuertes manos, me hacía sentir que yo era el único hombre en el mundo, sus besos me sabían a miel, era un sueño inimaginable, sus besos me producían corrientazos que recorría cada centímetro de mi ser, sentía un cosquilleo extraño dentro de mi, me consentía el cabello con sus manos viriles, me tocaba como descubriéndome, como si fuera un juguete nuevo con el que se podía experimentar.
Nuestra respiración se aceleraba, sentía que mi sangre iba a mil, nuestras vergas se estrellaban, se enredaban la una con el otra como perdidas, también reconociéndose, buscando un camino por donde ir, sentir su pene en mi pecho era sublime, el olor de mi amigo era divino, me daba miedo soltarlo por temor a que fuera un sueño y pudiera despertar, poco a poco comencé a explorar su cuerpo, mi lengua lo saboreo todo, el olor que transpiraba era único, era un estimulante para mi.
Cuando llegué a su bella polla me di cuenta de que era perfecta que hacía juego con todo su cuerpo, era un pene circuncidado que dejaba ver perfectamente esa cabeza roja que pedía ser comida, estaba bañaba por pequeñas gotas de liquido pre seminal, su sabor era saladito un placer enviado por los dioses, era la bebida perfecta, poco a poco comencé a sentir que sus nalgas tomaban vida y bailaban a un solo ritmo, me comenzó a penetrar la boca con fuerza, sentir esa polla dentro de mi era glorioso.
Andrés gritaba de placer, me apretaba la cabeza como indicándome el camino, cerciorándose de que no terminara la chupada que le estaba dando, en esa posición decidí penetrar a mi amigo, lubrique mis dedos para ir abonado el terreno, el placer era demasiado, mi pene esta deseoso de entrar en acción. Poco a poco le metí un dedo, luego dos, luego tres, mi amigo estaba gozando, el movimiento de su cuerpo era suficiente para saber lo que esta sintiendo, sin pensarlo le di la vuelta y flash la penetré, comencé despacio para no causarle mucho dolor, pero Andrés no quería eso, el placer era tanto que esta bien dilatado, me pedía que le diera con fuerza, sentirlo mío me motivaba.
Entonces lo clavé con fuerza, disfrutando en verdad, sentía que cada vez que lo penetraba apretaba sus nalgas como pidiéndome, suplicándome que no saliera de su cuerpo que me quedara allí adentro el mayor tiempo posible, saber que era mi amigo me daba una alegría única, escucharlo gozar me daba fuerzas para no detenerme.
El bailarín nos miraba sin decir nada, nos veía como si estuviera observando un espectáculo privado. Él sabía que sobraba, que no hacía parte del momento, que este trío constaba solo de dos y los cupos estaban completos. De reojo vi como abandonaba la habitación llevándose su ropa y haciéndome un guiño con el ojo como asegurándome que jamás revelaría lo que hicimos.
Cada clavada era mágica, el placer se triplicaba cada vez que se lo metía, su cuerpo se estremecía, se podía ver perfectamente cada músculo de la espalda, sus brazos tensos eran perfectos para estudiar cada músculo del cuerpo, me pedía más y más, su voz entre cortada me excitaba, yo lo consentía mientras iba penetrándolo.
Su cuerpo húmedo, el olor a macho era indescriptible, la atmósfera que invadía la habitación era especial, el placer fue tanto que no resistí, le avise que me venía, él me pedía que aguantara lo más que pudiera, lo intente pero tanto placer era imposible de aguantar, de repente comencé a bañarle la espalda con mi liquido, mi semen caliente y viscoso le cayó en su hermosa espalda, caí desfallecido había sido la mejor noche de mi vida.
Andrés se me acercó lentamente y sin decir nada me comenzó a besar, me agradecía la gran noche que había pasado, yo tampoco dije nada, el momento era irrepetible, solo con vernos estaba todo dicho, nos fundimos en un fuerte beso y allí termino la noche, celebramos con unos tragos y pensé en irme a casa con el mejor recuerdo de mi vida, pero estaba equivocado ya que Andrés me hizo caer en cuenta de la hora y tenía razón en lo que me dijo «la noche es joven y apenas comienza».
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