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Dejó sus dedos marcados en mis nalgas

Apenas llegué a donde el estaba, acercó sus labios a mi oído y me dijo jadeante «te voy a cojer, sé que te gusto, me encantas y hoy serás todo mío». Él sabía que me moría por ser suyo, que solo deseaba su potencia sobre mí.

El amigo casado de mi novio

Nos quedamos viendo y por primera vez con un hombre me puse nervioso, me sentí muy nervioso al tener a Nacho sobre mi sujetándome con fuerza mis brazos; nos quedamos viendo, en silencio, contemplándonos el uno al otro, entonces trate de zafarme.

Aquella vez con mi primo

Pero para mi sorpresa, siento que se pone de lado y me empieza a agarrar las nalgas y se me acerca y me pone ese gran pene contra mi culito y lo siento apuntándome y en ese momento me puse de nuevo a mil.

El hermanito de mi novio

Su calzón blanco está a reventar, un pequeño trozo de su pene sin circuncidar está saliendo por el resorte. «Estoy muy caliente», me dice mientras que yo le quito la ropa y le empiezo a chupar el pene, muy suave aunque siento que no va a durar mucho.

Una nueva aventura con mi hermanastro

En ese momento en que me echaba sobre él haciéndome él dormido, sentí que su pinga esta bien dura y eso me encendió aun más. Entonces me di la vuelta y haciéndome él dormido deje caer mi mano sobre su pinga, él se movió y dio un pequeño quejido pero no quitó mi mano.

Mi primer cruising

Mientras más me introducía por el cerro más eran los hombres que estaba siendo follados o mamando algún pija.

Los mecos de mi tío Camilo

Mi tío se bajo el short hasta las rodillas dejando ver su enorme verga que estaba en reposo, para mi era enorme, pero me gustaba, era el primer pene de hombre que veía en mi vida, tenia muchos pelos y una cabecita rosa.

La historia de mis encuentros

De un momento a otro, con rapidez él se la metió en su boca y me la chupó, chupaba y me acariciaba las bolas y las piernas hasta que acabé en su boca y él se tragó mi leche.

Reencuentro en el consultorio

Y así lo hice, comencé por lamerlo, bajé su prepucio y chupe la puntita, escuchando un suspiro de satisfacción. Conforme lo iba metiendo, sentía su pelvis queriendo meterlo todo a mi boca

Mi tío me quitó la pena (y la ropa)

Me abrazó y me besó en la mejilla para tranquilizarme, pero más que tranquilizarme me puso a mil sentirme rodeado por sus fuertes y peludos brazos y disfrutar de sus suaves y sensuales labios en mi rostro.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.