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Dedo en el camión

De repente se pone a un costado mío; cómo había poca luz no lo vi bien pero percibí que era un hombre fornido grande y velludo y con manos gruesas, ásperas, dedos gordos y largos.

El sargento que me hizo dudar de mi hombría

No sé si Antonio sentiría lo mismo que yo pero noté que una lágrima salía de su enfurecido rostro. El sargento quitó la mano, escupió en ella y levantó el boxer de Antonio para meter dos de sus dedos de un golpe en el culo de Antonio.

Emborrachando a mi primo

Entonces abre los ojos y me ve directamente y me dice «vamos a coger… ¿te avientas?» y yo de inmediato dije que sí, no era lo que esperaba pero tampoco lo dejaría pasar.

Mis experiencias como repartidor de comidas – 1

Me invitó a pasar a su oficina, le entregue su pedido y él me dijo «bueno, entonces cómo quieres tu propina?» yo nervioso solo le contesté «cómo quieras dármela», así que él se acercó, comenzó a besarme con esos rico labios gruesos que tiene y empezó a acariciar mi espalda.

Mi tío, el soltero vaquero

Pensé yo «me los tengo que comer para que vea que lo puedo complacer muy bien» total solo me dijo «mucha discreción, sal con cuidado del cuarto».

El hermano de mi viejo amigo

A pesar de todo, quien más me gustaba a parte de Julio, era su hermano Andrés, él era solo un año mayor que nosotros pero se notaba demasiado, si bien tenía un cuerpo delgado este sí estaba más trabajado y desarrollado, era blanco con unos labios gruesos que se antojaba besarlos y morderlos.

En la cumbre del trabajo

Le dije «dime tu habitación y sabrás si soy o no capaz». Así fue. Me bañé y subí. Se sorprendió al verme en la puerta de su habitación. Le dije, «aquí estoy, ¿cómo que no era capaz?»

Mis deseos más íntimos

Tengo tantas ganas de vergas que las improviso: palos de escoba con amarradijo de trapos cubiertos con un condón; picos de botella de vino, de las de cuello largo; lo…

Mi ingeniero favorito

Héctor media 1,75 aprox, es bisex con una complexión normal ni gordo ni delgado, blanquillo con algunas canas en su cabello y barba lo cual a mi me gustó mucho de él.

Mientras fui seminarista

Cuando me giré a verlo él se estaba masturbando. Y yo me quedé quieto por un momento hasta que le pregunté si necesitaba ayuda, a lo cual respondió que si yo quería él no se molestaba.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.