🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Soy de un pueblo pequeño al sureste de México, de una región que es templada y hace frío la mayor parte del tiempo. Tengo recuerdos muy vagos, pero que fueron mis primeras experiencias homosexuales a mi corta edad.

Recuerdo que vivía en la casa de mis padres, en una finca que tenía un solo nivel, y unas escaleras que tenían acceso a una recámara en la parte de la azotea de la casa. Esa habitación nadie la utilizaba, solo estaba por si en algún momento se llegara a requerir.

Pasó el tiempo, y esa habitación iba a cumplir su función, por lo que en su momento, un primo llamado “Edgar” por cuestiones de estudio, pidió permiso a mis padres para quedarse a vivir con nosotros por unas temporadas en lo que estudiaba la prepa, ya que el venía de una región lejana (a más de 3 horas del pueblo) y no tenía acceso al estudio en esa zona; por lo que mis padres lo aceptaron cordialmente.

Edgar se instaló en la casa, se le asignó la habitación de la azotea, acomodó su equipaje y se dispuso a acondicionar el lugar, este espacio sería su nuevo hogar por un tiempo indeterminado, por lo menos hasta que estudiara la prepa.

Y pues así pasó el tiempo, en el que todo transcurría normal: desayunaba en la casa, se iba a estudiar, regresaba a la casa y subía a su habitación a dormir, para descansar.

En una ocasión, salió más temprano de lo normal y se subió a la habitación, yo estaba sólo en la casa, ya que mis padres estaban trabajando, a mi me gustaba jugar en la casa y en ocasiones en la azotea, por lo que ese día subo las escaleras sin hacer mucho ruido pensando que mi primo estaba dormido (para no despertarlo).

Vaya sorpresa que me llevé: lo descubro masturbándose a un lado de la habitación en la parte de la azotea; con el pantalón de mezclilla entre abierto, el fajo desabrochado y las trusas a medios huevos.

Eso fue un shock para mí, ya que nunca había visto algo similar, sentí una sensación rara en el estómago, como cosquilleo y a la vez algo que despertó curiosidad y morbo en mi interior, sentía el corazón acelerado y decidí acercarme hacía mi primo, dentro de mi ignorancia e inocencia.

Mi primo se percató que lo estaba observando y se sube el calzón rápidamente, como si nada hubiera pasado; yo estoy muy cerca y la curiosidad me esta matando, el instinto me lleva mi mano a agarrarle el bulto erecto sobre el calzón, Edgar me quita la mano (pensado que soy su primo menor), lo vuelvo a hacer y me vuelve a quitar la mano, al parecer tenía un conflicto interno entre acceder o detener la situación.

Pero el morbo y la calentura que traía el primo en ese momento eran mas grandes que la “moral”, por lo que una vez más lleve mi mano a su bulto y se dejó sobarlo por unos segundos, después se bajó el calzón y deja salir una verga de unos 15cm, con una cabeza bonita, bien formadita con un grosor aceptable (ni muy gruesa, ni muy delgada).

Lo empiezo a masturbar de una manera torpe, pero que a la vez mi primo estaba disfrutando, el morbo que le generaba que le estuviera agarrando la verga, lo tenía loco. Así continuamos por varios minutos, hasta que decide seguir por su propia cuenta hasta venirse.

Recuerdo sus chorros de lecha caer en la azotea, ver su cara extasiado, era algo totalmente nuevo para mí, pero que desde ese momento sabía que mi destino ya estaba marcado. Terminó, se subió los calzones y se metió a su cuarto a descansar.

Ese fue mi primer contacto con el mundo gay, después de eso me despertó mucho morbo y curiosidad, por lo que el primo se dejo toquetear y dejarse ver cuando se masturbaba en la azotea, en algunas ocasiones más, hasta que decidió tomar un rumbo diferente e irse a buscar nuevas oportunidades de trabajo a otro lugar.

Ahí perdí el rastro de el; pero sin duda fue algo que marcó mi vida para siempre, no lo olvidaré, lo imagino y me sigue excitando. Espero que les haya gustado mi primer relato, por que después subiré más experiencias.

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