🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Tengo 28 años, solo me mantengo en forma, no soy de gym pero me gusta correr y pasar por los senderos son largos y poca gente entra a ellos. Ese día a lo lejos vi un barrendero masturbándose, cómo yo iba a esa dirección empecé a dudar si iba o no, pero mi cuerpo se puso en automático trote hacia él.

Apenas llegué y se lo insinué él se dejó mamar. Me cubrían los bigotes esa verga de 18 centímetros olorosa a miados. No me importó el olor. Mi calentura era tal que de inmediato le di unas buenas jaladas con la boca. Él gemía por lo que yo con la lengua jugaba con su ojito.

Pese a su calentura sí me aguantó un rato el don. Luego sentí su huevos contraer por lo que sabía que iba expulsar leche. Me preparé para tragarme la sin dejar nada dejándola brillosa. Al acabar la guardé en su calzón y se subió el cierre de su overol. Me dio las gracias y solo le dije adiós sin más..


Me di cuenta que era tarde para una cita, me mostrarían un departamento. Por el tiempo no fui a casa a asearme, solo me puse un pantalón con playera. Llegué 20 minutos tarde corriendo. Al llagar me atendió un don de 43 aproximadamente trajeado muy profesional y casi terminando de dar la información se quedó mirándome.

Me dice «traes hormigas» me dio pena y empecé a buscar. Por dentro traía varias y ya me habían mordido por todo el cuerpo. No sentía nada por el calor o ejercicio de haber corrido, pero en ese momento me empezaron a arder y a dar comezón.

Ahí me quite las playeras pero por las mordeduras estaba caliente y tenía puntos rojos.

El señor ofreció ayudarme «quítate el pantalón para ver si no hay más… no te preocupes por mí» me sentía ido sordo y solo me lo quité.

Él me empezó a revisar a detalle y aventó la ropa a fuera del cuarto. Solo sentí como abría mis nalgas para revisar y sentí su lengua en mi hoyo. Sin duda la exploración de picaduras había tomado otro giro.

Empecé a excitarme y a gemir. Él me daba de nalgadas y una otra mordida. Mi cuerpo me ardía por las mordeduras pero recuperé el sentido del tiempo y lugar cuando me empezó a meter su verga gorda en mi apretado culo.

Lógico me empezó a doler más esa área, él aún tenía la ropa, solo bajo el cierre para soltar su verga. Me fue dando embestidas fuertes; su cierre tallaba mi culo. Me tenía en cuatro arriba de una colchoneta, siguió el mete y saca hasta dejándolo sin fuerzas y gimiendo y aventando sus mecos calientes dentro de mi.

«Descansa pronto se pasará lo de las mordeduras, me tengo que ir», y ahí me dejó tirado por un buen rato en la colchoneta con el cuerpo punzante y el culo rosado, palpitando bien dilatado .

Publicado en: Gay

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