Recogiendo desamparados
Obvio me asusté, pero la verdad es que si hay algo de lo que disfruto, no es tanto en el tamaño de la verga, si no en lo tiesa que pueda ponerse y ese chico estaba durísimo por lo que me prendió cañón.
Relatos eróticos gay en español
Obvio me asusté, pero la verdad es que si hay algo de lo que disfruto, no es tanto en el tamaño de la verga, si no en lo tiesa que pueda ponerse y ese chico estaba durísimo por lo que me prendió cañón.
Me dijo «aguántala, querías verga ahora aguántala» mientras yo sentía un dolor y placer a la misma vez y sin avisarme me la dejó caer toda de golpe pudiendo sentir sus huevos rebotando en mis nalgas.
Él es de cabello castaño, ojos cafés claro, bronceadito, muy alto, y como le gusta mucho hacer ejercicio tenía unos brazotes muy grandes y unas piernas velludas deliciosas.