Un relato exclusivo de Relaróticos.com
Hola tengo 14 años y soy de México. Ya tiene tiempo que me considero gay pues la verdad me gustan los hombres y ya tiene tiempo que un amigo lo sabe y a él también, me dijo luego, le gustan los hombres. Desde entonces hacemos cosas entre nosotros.
Una de ellas es una vez cuando lo cogí por primera vez. Ese día llegó a mi casa normal, era un fin de semana y él se quedaría conmigo en mi casa. Nos la pasamos jugando videojuegos y viendo pelis todo el día y ya por la noche bajamos a cenar; nos duchamos y nos acostamos a ver la tele.
Cuando va a mi casa él se queda en mi cuarto en un colchón de hule espuma y yo en mi cama, entonces él me dice que si se puede subir a mi cama y le digo que si. Ahí acostados ambos seguimos viendo la tele y entonces siento como su mano me empieza a agarrar la pierna y sin verlo hago lo mismo.
Solo traíamos puesto boxer y a mi ya se me estaba parando y fue cuando puso su mano sobre mi pene y yo en el suyo que también ya estaba erecto y así estuvimos un rato acariciándonos mutuamente y descubriendo el placer que esos movimientos provocaban.
En un nuevo movimiento él nos quita la cobija, se pone de rodillas en la cama y se quita el boxer y me quita el mío y dice «no aguanto más» y le lanza a mi pene y se lo come todo, al instante fue la mejor sensación de mi vida. Era el primer oral que recibía en mi vida y era dado por mi mejor amigo.
Yo también ya estaba muy excitado y le dije que también quería probar el suyo, él accedió así que entonces se dio la vuelta e hicimos un 69 muy torpe pero muy rico, muy de primera vez. Así disfrutamos un buen rato hasta que se separó y dijo «hazme tuyo».
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Era nula la experiencia que teníamos así que realmente solo intentábamos seguir las cosas que cada uno había visto en películas porno. Él se puso en 4 dándome su culo virgen y lampiño, moreno claro.
Yo sin pensarlo 2 veces me escupí sobre mi mano y luego embarré toda la saliva sobre mi verga a manera de lubricante natural; acerqué mi cabecita a su hoyito y se la comencé a meter. El movimiento era lento, muy lento.
Al principio me incomodó y dolió un poco pero luego empecé a disfrutar. Yo se la metía y con una mano lo masturbaba hasta que de rato soltó su leche en mi mano y le dije «ya me va a salir a mi también», entonces él se quitó y volteó a mi pene para empezarlo a masturbar.
Yo no me pude contener más y ante sus movimientos mi pene aventó una carga deliciosa de leche, siete disparos con los que le llené toda su carita de leche.
Fuimos al baño a limpiarnos, nos pusimos nuevamente el boxer y acostados platicamos un poco de lo que hicimos mientras nos tocábamos el pene. Así nos quedamos dormidos y en la mañana siguiente que despertamos nos dimos otras chupaditas antes que él se fuera a su casa. Fue el inicio porque después de ese día cada que tenemos oportunidad lo hacemos y también otras cosas más.