Un relato exclusivo de Relaróticos.com

En ese entonces, cursábamos el último semestre de preparatoria, mi nombre es David. En mi salón de clases la mayoría de alumnos eran hombres y por tal motivo en lo general el ambiente era muy pesado, pero de entre todos los hombres, yo y mi amigo Jesús éramos los que hasta esa fecha, ya nos habíamos declarado homosexuales

Jesús y yo habíamos llegado a la conclusión, entre ratos de ocio, que nuestro salón era el único que tenía un gran número de compañeros atractivos, pues en receso solíamos sentarnos en algún lugar donde pudiéramos ver a la gran cantidad posible de chicos, nuestros días favoritos eran los martes y jueves, ya que eran los días en los que llevábamos uniforme deportivo, un conjunto que se conformaba por la playera oficial, una chamarra y un pans, tanto hombres y mujeres llevábamos lo mismo accesorios pero creo que esta demás mencionar el por qué disfrutamos ver en pans a los hombres, aparte de dichas características, la tela de dicho uniforme era bastante delgada, algo raro para una localidad donde hace bastante frío en algunas fechas del año, actualmente el uniforme ya es distinto. 

A pesar de que los dos nos enfocábamos en casi todos los chicos y ver bastantes bultos al día, había un chico que nos volvía locos a los dos, se trataba de Guillermo, él era un chico atractivo, pero a pesar de ser carismático, era uno de los chicos que no pasaba con tanta importancia ante las chicas, tal vez porque efectivamente había chicos en el salón más guapos que él, o mejor dicho, con diferentes actitudes, él es de piel blanca, 1.80 m de estatura, cabello negro y con una actitud relajada, era el único al que le ayudábamos con sus tareas y también él era el único que nos llegó a salvar de varios malos momentos, tal vez por eso nos agradaba, era una amistad extraña, estábamos para él y él para nosotro aun que nuca convivíamos al 100% juntos. 

Un día cualquiera, pero cuando apenas empezada el semestre, nos encontrábamos en clase de biología, la maestra nos había pedidos hacer equipos de cinco integrantes y como era de costumbre, Jesús y yo estuvimos en el mismo equipo mientras que Guillermo en uno distinto, los grupos de alumnos se habían separado uno del otro y el mío estaba justo enfrente al de Guillermo, nosotros nos encontrábamos en un desnivel más alto y eso nos daba una visibilidad hacia todo el salón.

La clase seguía su curso, cada equipo se enfocaba en su tema otorgado intentando superar al otro, pero no fue hasta la mitad de clase cuando Guillermo se puso de pie para estirarse un poco, fue entonces cuando levante mi mirada y note como Guillermo tenía una erección debajo de su pantalón.

Yo espere un segundo, viéndolo disimuladamente, pues quería estar seguro de que se tratara de una erección, pero es que su pantalón tenía un bulto tan inusual que después de un rato comprobé que efectivamente era una erección, codeé un poco a Jesús y este con la pura mirada me leyó la mente, volteo hacia donde yo veía y sin esperar ver semejante escena no dudó en reírse un poco, por suerte pasó desapercibido para todos y justo en el clímax del espectáculo, Guillermo hizo una acción de lo más normal pero que a nosotros nos reventó el cerebro, Guillermo se estiró, levantando sus brazos y tratando se flexionarse un poco hacia atrás, entonces su pene no se pudo marcar más de lo que ya estaba, aquella zona estaba tan ajustada mientras se estiraba que Jesús y yo estamos pensando lo mismo y no le podíamos quitar la mirada. 

Poco tiempo después de su estirón, Guillermo tomó asiento y todavía para rematar, al sentarse se apretó su verga y siguió con su proyecto. Creo suponer que verle erecciones a los chicos, al menos en esa edad, es algo normal, desde erecciones disimuladas, otras que se intentan ocultar y hasta vergas semi despiertas que incluso llegan a pasar desapercibidas por ellos mismos, lo sé, a todos nos pasa no solo a heteros, pero es que para ese entonces no teníamos ningún referente sexual con Guillermo, sabíamos que nos ponía locos pero hasta ahí.

Esa misma tarde Jesús y yo fuimos a mi casa en donde morboseamos tanto con Guillermo que sin pensarlo llegamos a la paja juntos, nunca lo habíamos hecho, pero es que los comentarios de uno le ponían dura la verga al otro. 

El resto del semestre pasó y entonces llegó el día en el que la preparatoria ya solo ofrece horarios divididos entre el día, esto porque ya no se imparten materias y solo van quienes tiene que recusar alguna, Jesús y yo habíamos dejado pasar una materia desde ya hace mucho tiempo y esta era nuestra última oportunidad de recusar y poder graduarnos. Al llegar al salón, nos encontramos con que Guillermo estaba en las mismas, para este punto el suceso anterior ya no era tan relevante para nosotros, seguía siendo nuestro hetero favorito, pero al ser los últimos días juntos, intentábamos preocuparnos por crear más recuerdos fuera de lo sexual. 

Fue un jueves, en la cuarta clase extra, cuando nos dio por no entrar a la primera de dos horas de clase y mejor jugar fútbol con un grupo de chicos que no conocíamos, Memo disfrutaba más del basquetbol pero no le incomodaba el fut. Los profesores ya ni te suelen llamarte la atención ya es muy tu problema si quieres volver a reprobar.

Al terminar la primer hora el timbre sonó y nosotros nos despedimos, el juego realmente estaba divertido, pero teníamos que entrar a clase, íbamos muy sudados, así que decidimos detenernos en los baños más cercanos, eran unos baños que apenas se estaban construyendo pero que ya eran funcionales, estos tenían los lavamanos más amplios y nos podíamos limpiar mejor, entramos los tres sin problemas y una vez dentro entre desodorante y papel higiénico secando el sudor, Guillermo se quitó por completo la playera, Jesús y yo nos volteamos a ver y muy disimuladamente lo observábamos, tenía un torso ligeramente marcado y un zona “V” bastante notable.

– ¿Saben por qué ustedes dos me caen bien? – Nos preguntó de la nada Guillermo.
– ¿Por qué te ayudamos con algunas tareas? – Respondió burlonamente Jesús.
– Aparte… Porque son los únicos jotos que no me tiran el pedo

Tanto Jesús como yo nos volteamos a ver con una sonrisa algo burlona.

– ¿Apoco si hay chicos gays que te tiran la onda? – Pregunté.
– Porque muy guapo no eres y llamándolos “jotos” dudo que alguno te voltee a ver – Agregó Jesús, ambos intentamos que no se sintiera la gran cosa.
– Por eso, ¿Apoco no soy guapo? – Dijo mientras se echaba agua en el rostro.
– Lamento decirte que no – Respondí. Lo irónico es que él seguía sin camiseta y a los dos se nos estaba haciendo agua la boca.

Poco tiempo pasó, ya estábamos terminado, ya menos sudados cuando Guillermo volvió a decir algo sin motivo alguno. 

– Siempre tuve una duda…. ¿Ustedes son novios o solo compas? – 
– Solo amigos – Respondí.
– Pero si se cogen entre ustedes ¿no? – 
– No – Dijo Jesús, pero no pusimos evitar sonreír, pues no habíamos tenido sexo con penetración pero si uno que otro espadazo. 
– Yo pensé que yo les gustaba – Dijo Guillermo.
– Nos gustas, desde que te vimos la verga parada – Respondió Jesús sin ningún problema. Yo solo lo voltee a ver.
– Jajá a mí nunca se me para en clases – Afirmó. 
– No fue lo que vimos esa vez – Agregue, total, Jesús ya había dicho lo más importante. 

Él comenzó a preguntarnos que como lo habíamos visto y parecía muy entretenido, pues hasta se nos olvidó regresar a clase, le decíamos comentarios como “Seguro la tienes bien gorda” “unos 20 cm si te cargas sin problemas” “¿Si te cabe dentro de ese pantalón?”. Comentarios que él respondía muy básicamente entre risas nerviosas.

– A ver, dense un beso – Nos retó. Entre Jesús y yo no había problema, pero tampoco era algo que hiciéramos tan seguido. 

LO MÁS RECIENTE

Jesús me vio y entre risas me acerque a él, lo tome del rostro y le plante un beso corto, pero para Guillermo no pareció ser suficiente y nos pido uno más apasionado, así que lo volví a besar y esta vez Guillermo, se acercó para ver si realmente nuestros labios se estaban mezclando, entre el beso sentí que algo rozaba mi mano y al abrir los ojos y voltear hacia abajo, me percate que era Guillermo quien o estaba muy cerca, o literalmente me estaba insinuando a que le agarraba su bulto, el que aún no estaba duro pero si se podía sentir, la tela del pans no ayudaba mucho.  

Volví a cerrar mis ojos y seguí besando a Jesús, mientras que Guillermo “se aseguraba” de que fuera un buen beso, después de unos minutos, me atreví y con un juego de dedos le comencé acariciar más su bulto, era más que obvio que mis dedos estaba tocando firmemente pero aun así Guillermo fingía que no pasaba nada.

Sentí una mano extra sobre la mía y me guió hacia dentro del pans de Guillermo, literalmente podía sentir la tela de su bóxer, mi palma se abrió completamente y con ayuda de la mano extra, comenzamos a apretar su bulto, me detuve, abrí los ojos y era Jesús quien había llevado las cosas a otro nivel, Guillermo estaba completamente satisfecho y en vez de volver a besarnos, ambos nos pusimos de rodillas, 

Guillermo sin poner ningún pero se bajo el pans, tenia una erección debajo de su bóxer y Jesús no se detuvo, bajo su ropa interior dejando libre aquel miembro al que le calculábamos 20 cm, pero para ser honestos fue algo mas pequeño, aproximadamente eran 17 cm los que estaban a tope de excitación, su pene estaba circuncidado y de color rosa, tenia un grosor bastante agradable y lubricaba como si ya lo hubiéramos chupado.

Guillermo se acercó más hacia a nosotros y nos daba a desear su verga, nos humedecia nuestros labios con su liquido pre seminal y no nos dejaba probar más que desde nuestros labios, fue a mi a quien le dejó chupársela y mientras disfrutaba de su glande, Jesús chupaba el resto del tronco, mis labios se humedecían bastante, me sentía bastante excitado. 

Jesús se puso de pie y le comenzó a chupar los pezones mientras yo me daba un festín con toda su verga, podía ver como de momentos las piernas de Guillermo se flexionaba de placer pero lo intentaba disimular, entre chupar y lamer los pezones de Guillermo, este último fue quien se atrevió a besar a Jesús y entre el beso Guillermo comenzó a estimular el culo de Jesús, yo estaba feliz con la verga de Guillermo solo para mi pero supongo que él quería algo más.

Mientras le hacía una garganta profunda, Guillermo me acarició el cabello y me saco su verga, dejo un hilo de líquido bastante espeso en el lapso pero es que quería llevar a Jesús arriba del lavaba, una vez ahí, se acercó verga, lo que le dejó la mano húmeda y con eso mismo lubrico un poco a Jesús y lo comenzó penetrar, Jesús se retorcía de placer y yo sentía venirme con solo verlos.

Había visto a Jesús venirse, pero jamás pensé que Guillermo le causara tanto estímulo, pues fueron aproximadamente 15 minutos lo que Guillermo lo penetró antes de que sacara chorro de semen, el abdomen de Guillermo le rozaba la verga Jesús y creo que eso fue lo que técnicamente lo llevó a su clímax, pues era una especie de masturbación.

Guillermo sin gesto alguno le saco la verga a Jesús, limpió el exceso de semen en su abdomen y me volteo a ver, yo intente no darle entrada pues algo que él no sabía es que los dos éramos vírgenes y yo si sentí un poco de miedo, pero cuando me comenzó a besar y ligeramente a insinuar el darme la vuelta, me deje llevar, el entro y sentía como mis glúteos golpeaban con su pelvis, yo me apretaba lo más que podía para evitar alguna especie de dolor intenso, pero era todo lo contrario, estaba sintiendo completo placer, con un ligero dolor, creo que su verga lubricaba tanto que podía pasar desapercibido alguna molestia, ahí quien se vino primero fue Guillermo.

Mientras me penetraba, sentí un aceleramiento y de un momento a otro él empujó su pelvis más e hizo que su verga entrara hasta lo más profundo, yo intente zafarme pero él me alcanzó a tomar por la cintura y me soltó hasta que el último chorro de semen le salió, en cuando sentí sus manos soltarme me zafé , pues si me había dolido el que entrara tan profundo, pero es que no podía más con el morbo, la verga de Guillermo goteaba de semen y no me quería imaginar cómo me había dejado el culo, así que para yo igual terminar, me acerqué a él, me puse en mi boca la poca erección que le quedaba y comencé a dejársela limpia, a pesar de que su sabor no era de lo más agradable, sentir su semen en mi boca me causaba placer, Jesús solo nos observaba y me quedé ahí hasta que me vine, dejando mi semen en el suelo del baño.

Limpiamos lo más que pudimos, caímos en la razón de que nos pudieran cachar sin ningún problema y los tres decidimos salir lo más rápido del baño, ya llevábamos bastante tiempo ahí adentro.

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