Cuando llegué a casa ya era tarde. Alexis estaba sentado en la silla del escritorio con su torso ébano desnudo, su mirada se clavó en mi, yo no pude más que dirigirme a él, sentarme en sus rodillas abrazarlo y besarlo efusivamente.

Él hizo lo mismo, algunas lágrimas se me escaparon mismas que Alexis recogió con sus dedos, me agarró la cabeza y me preguntó preocupado qué había pasado, yo mentí, solo le dije que era felicidad, que me habían dado un buen trabajo en un hotel como masajista del Spa y que me darían un muy buen sueldo.

Él se lo creyó y me felicitó a base de cálidos besos, lo que no sabía es que debería prestar mi cuerpo a ciertos clientes para poder ganarlo.

Después de unos instantes me repuse, me duché y salí a cenar con Alexis para celebrar aquel trabajo. Durante la cena sonó mi teléfono, enseguida respondí, era el director del hotel, quería que me incorporará de inmediato de turno de tarde-noche al día siguiente, no había problema por mi parte y así se lo hice saber.

Me citó antes del horario para explicarme y darme el uniforme, tomé nota del hotel y la dirección y quedamos para el día siguiente.

Alexis se sentía orgulloso, al contrario de mi, que me sentía sucio y enojado conmigo mismo, pero me dije que sería solo una temporada, hasta que saliera del bache.

Después de la cena, nos dirigimos a un local gay que conocíamos en donde se juntaban mucha gente de la que conocíamos, se llamaba Libérate, era un local de locas, en donde se reunía mucho del ambiente gay, lésbico.

Allí nadie tenía prohibida la entrada, todo era fiesta, diversión, baile, provocación y sexo. Esa noche no vimos a nadie conocido, era entre semana así que Alexis y yo nos pusimos a bailar en la pista, nos gustaba descamisarnos y dejarnos llevar, provocar y dejar que se nos arrimaran, y eso sucedió.

Se nos arrimó una pareja de americanos uno rubio y el otro pelirrojo de pelo rizado, guapos, sexies, uno de ellos frotaba su paquete por mi culo, mientras el otro arrimaba su culo al paquete de mi chico, la lujuria empezó a brotar entre los cuatro.

Cada vez los movimientos subían de tono, el que tenía más pegado a mí empezó a sobarme el paquete y yo empecé a sobárselo a él, me dirigí a Alexis y le pregunté si le apetecía coger con ellos en un reservado y él asintió con la cabeza.

Los agarramos del brazo y nos introdujimos en uno de los cuartos preparados que tenía aquel antro; Alexis se sentó en un sillón y me agarró del brazo tirando hacia él, se bajó los pantalones y dejó su polla a la vista. Entonces agarró mis pantalones y me los bajó, me posicionó sobre su polla y enseguida mi culo recibió con gusto aquel tronco de carne negra, empecé a galoparlo con fuerza, mientras la pareja inglesa nos observaban.

Uno de ellos pasó a besar a Alexis por uno de los lados mientras el otro bajó sus pantalones y dejó al descubierto su hermosa polla larga blanca, sonrosado y pelos pelirrojos, como su cabeza, la acercó a mí boca y me la tragué entera de un solo golpe.

Aquel muchacho pegó un respingo de placer al notar mi lengua caliente húmeda y mis labios sobre todo el tronco de su polla, mientras el rubio se bajó el pantalón también y le dio de mamar a mi chico, también tenía buena polla.

Alexis se la mamaba bajo mi mirada, mientras no dejaba de bombear sobre mi culo, yo gozaba como un loco la verga de Alexis, era un crack follando, me gustaba notar su verga dura dentro de mi, no me cansaba de esa verga negra, siempre quería más, pero Alexis la sacó de mi culo y me dejó a merced del pelirrojo, mientras él se dedicó al rubio.

Aquel chico pelirrojo tendría cerca de los treinta años, fuerte, musculoso, su piel era blanca y sus ojos azules, típico gringo de película, guapo a más no poder.

Seguí con la mamada que le estaba propinando y que a él se le veía gozar por los suspiros que pegaba y por los gestos de su cara; empezó a cogeerme la boca entonces duramente me agarraba la cabeza y me la presionaba contra sus huevos para que me la tragara entera, yo la succionaba y dejaba húmedos de babas sus pelos rizados pelirrojos que ya inundaban mi nariz y mi boca y alguno que otro me hacía tener que escupir.

Me agarró del pelo y me levantó a su altura, para empezar una comida de boca brutal, nuestras lenguas se entrelazaban, nuestra saliba se intercambiaba, yo acariciaba aquel cabello rojizo y rizado, mientras presionaba su boca contra la mía; él acariciaba mis pechos y pellizcaba suavemente mis pezones, yo estaba gozando mucho de aquel chico, de pronto me dio rudamente la vuelta, para dejarme con el culo puesto en posición.

Ahí arrimó su boca para penetrar mi agujerito con su lengua, su cara chocaba contra mis nalgas y su lengua recorría mojada todo mi culo, para de vez en cuando meterla en mi interior, se separaba y escupía sobre el ano, dejaba chorrear su saliva y después la recogía con su lengua y presionando la metía de nuevo dentro mi ano.

Yo solo hacia que gemir y gemir, aquel pelirrojo sabía comerme el culo como un dios, pero yo quería que me follara, y no tardó en hacerlo, cogió mis caderas las levantó un poco presionó mi espalda hacia abajo y mi culo quedó posicionado para que él pudiera penetrarme lo más profundo posible.

De un golpe la metió, quedé un tanto dolorido, pero el mantuvo su polla dentro quieto, hasta que notó que me había pasado y empezó a follarme sin pasión, me gustaba, disfrutaba con su mete y saca, su torso se pego a mí espalda, giró mi cabeza y como pudo empezamos a besarnos sin dejar de follarme, por el rabillo del ojo pude apreciar como Alexis se estaba follando al rubio, su ano era una diana, la polla de mi chico le había abierto el ano tremendamente, se la sacaba, apuntaba y volvía a meter.

El rubio gritaba, pero disfrutaba por sus jadeos y como le pedía más y mas., Ibra me miro, nos guiñamos el ojo como gesto de complicidad, yo seguía con mi culo lleno de carne del pelirrojo, Alexis se acercó a mí y me dijo que el rubio lo había invitado a su apartamento y yo le indique que fueran sin problemas, nuestra relación era abierta, fuerte y nunca habían problemas.

El pelirrojo se quedó conmigo, seguía follandome, noté como su respiración se agitaba, como temblaba, sabía que se iba a venir dentro de mi, note sus chorros de leche calentita en mi interior, cómo se dejaba caer sobre mi espalda cansado, sudado, abrazándome y besándome el cuello.

Su pene fue perdiendo dureza y poco a poco se fue saliendo, su leche chorreaba y el bajó a recogerla y limpiarla con su lengua, yo aproveché para sentarme y el se sentó sobre mi, me ofreció su boca con su leche a lo que yo no pude más que besar y tragar lamiendole los labios y su boca con mi lengua.

Así estuvimos un rato, abrazados, el bajó lamiendo mi pecho y mi ombligo hasta hacerse con mi polla todavía dura, se la metió en su boca, sus labios sonrosados, succionaban mi capullo y todo el tronco de mi polla, me miraba y sonreía, decía algo en español, «quiero tu leche», y yo se la quería dar a aquel tío blanco, pelirrojo, guapo, sensible.

Entonces mi polla empezó a latir más fuerte, mis huevos querían explotar en la boca de el, y notar sus labios y lengua juguetear con mi polla, hizo que empezará a respirar más rápido, mi corazón se acelerara y mi polla soltara grandes chorros de semen que el inglés recibía con ganas, y tragaba como podía.

Yo quedé agotado y mi polla fue relajándose con cada estallido de leche, hasta que el pelirrojo se sentó sobre mi y compartimos también mi leche boca con boca. Después de un rato abrazados , lo invité a casa, pero antes pasamos por la barra y nos tomamos una copa y charlamos un rato, el otro chaval era un amigo, no tenían relación más allá de haber tenido alguna vez que otra sexo en trio con otros.

Amí me cayó muy bien aquel tío, me reía con él, me divertía, me atraía, tomamos varias copas más y entonces fue cuando nos dirigimos a la pensión, en el ascensor íbamos riéndonos, él me metía mano al paquete y yo le apretaba contra mi, cuando se abrieron las puertas, abrí la de la habitación , ya íbamos besándonos y desnudandonos.

Lo empujé sobre la cama y terminé de desnudarlo, acariciando todo su cuerpo, sus glúteos eran hermosos, su piel fina y blanca redondeaba sus nalgas pretas, las sobaba, las mordisqueaba y las lamía, aquel culo tenía que ser follado por mi polla incandescente ya, pero quería recorrer todo su cuerpo con mi lengua, saber a qué sabía el inglés.

Pasaba mi lengua primero por uno y después por el otro, para después comerlos sin pasión, mi lengua recorría cada centímetro de su cuerpo, cogí sus pies introduje mi lengua entre sus dedos, para después meterme y chupar cada uno de ellos, lamer la planta de sus pies y subir por sus piernas, le di la vuelta y entonces, escupí sobre su ano abriendo sus nalgas con mis manos, era precioso, lo lamía , lo chupaba me lo comía todo, lo follaba con mi lengua caliente y el se retorcía y gemía.

Me dijo que nunca había hecho de pasivo y sabía que tenía que prepararlo, introduje mi nariz sobre su culo para poder penetrar su ano con mi lengua mojada de saliba, le hacía estremecerse y gritarme que no parará, le acariciaba el ahujerito con un dedo lo presionaba y se lo introducía poco a poco, para después ir dando movimientos circulares y haciendo que se fuera dilatando, después le metí dos y empecé a follar.

Él pedía cada vez más y me llegó a pedir que lo follara ya, me posicione tras el, ergui sus caderas escupí sobre su ano, puse mi capullo sobre el y presione hasta ir introduciendo poco a poco mí pene, el frenaba con sus manos mi penetración porque sentía dolor, pero enseguida dejaba continuar, hasta que la base de mi polla y mis pelotas toparon ya contra sus nalgas, entonces empecé a juguetear despacio dentro de su culito con un mete y saca suave que el seguía al mismo ritmo moviendo sus caderas, señal de que le iba gustando.

Los movimientos empezaron a acelerarse y yo sentía todo un placer follandome a aquel pelirrojo, que no se porque me había enganchado, tenía algo especial, me ponía mucho su tez blanca como la leche, era todo lo contrario a Alexis, su pelo rojizo con el negro del de Alexis, lo único que tenían en común era el rizo de su cabello, seguía follándomelo y jadeando especialmente, me gustaba tocar sus nalgas, golpearlas sutilmente, el suspiraba y se giraba con cada embestida y veía su cara de gozo, sus jadeos eran sublimes , ummmm,ummmm,ummm, dame, dame quiero más decía, y yo aceleraba la marcha, su culito ya sonaba a entregado , plof,plof,plof,plof, cada vez que yo metía, y el suplicaba con que no parará y lo preñara con mi leche, cosa que no tardó en llegar.

Su movimiento del culo pedía guerra y yo acelere mis embestidas y con ello el placer , así que enseguida pase a estar en el séptimo cielo y mi polla se puso más dura y tensa si cabe para expulsar mi semen dentro del culito del pelirrojo, mezclabamos nuestros jadeos de placer, agarré la polla de él con mi mano al tiempo que me corría y pajee con mis últimos movimientos de cadera dentro de él y logré una corrida enorme de este sobre la colcha de la cama.

Saqué mi polla y lamí mi lefa en su culo, quería dársela a probar cómo el hizo con la suya y nos fundimos en un largo morreo de lechita que tragabamos sin vacilar, nos quedamos tumbados mirándonos a los ojos, acaricie sus rizos rojos, y bese sus labios, pase mis manos por su cara acariciándolo, me entró un escalofrío.

Él seguía mirándome, puso un dedo sobre mis labios y los acarició, se acercó a mí y me abrazó quería sentir mi cuerpo desnudo junto al suyo, y acariciaba mis nalgas, apoyo su cabeza a mi pecho , soltó un suspiro , me miro, alzó la cabeza y me volvió a besar suavemente, y me dijo ha sido especial contigo, y yo le respondí que me había pasado igual, después nos dormimos juntos , abrazados, sudados, llenos de placer.

Me desperté sobresaltado, era muy tarde y tenía que adecentarme para empezar el primer día de curro, entre mis brazos tenía al pelirrojo que seguía durmiendo, lo desperté con un beso, le dije que tenía que marcharme, nos pegamos una buena ducha, nos vestimos, adecente la habitación con la ayuda del inglés y bajamos con el ascensor, ya en la calle nos miramos cariñosamente…..

Yo: como te llamás?

Gringo: Harry ¿y tú?

Yo: Pedro, me das tu Whatsapp.

Harry: Por supuesto, quiero volver a verte si tú quieres.

Yo: si nos veremos , claro….

Nos besamos en los labios y cada uno partió a sus cosas con la idea de haber estado junto a un gran tío.

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