Tomé la siguiente tarjeta y ésta decía: Sácate la verga, si está parada, pierdes el reto. 1 punto. Me apresuré a hacer lo que decía la tarjeta, ya que sabía que si me esperaba un poco, indudablemente acabaría con una erección, al sacar mi verga, aún se encontraba sólo un poco morcillona, pero podía notar cómo empezaba a moverse y ganar tamaño poco a poco, así que la guardé y avancé la casilla correspondiente.

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Fue el turno de Rodri, cuya tarjeta decía: Huele la axila de todos los jugadores y elige tú favorita. 3 puntos para ti y uno para quién elijas. Rodri pasó por todos los lugares, hundiendo la nariz en la axila de cada uno, Miguel, Daniel y yo nos quitamos la playera un momento, para que tuviera mejor acceso.

Me impresionó el cuerpo de Miguel, ya que se parecía mucho al de su hermano, sólo que se le marcaba más el abdomen y se delineaba perfectamente la “V” encima de la cintura de su pantalón. Al finalizar, se quedó pensando un poco y terminó eligiendo la axila de su amigo como su favorita. Ambos hicieron los movimientos correspondientes y fue el turno de Daniel.

La tarjeta de Daniel decía: Actúa como el cachorro del jugador de tu izquierda. 2 puntos. Éste se negó a realizarla, así que no obtuvo puntos.

La tarjeta de Leo lo retaba a mostrar la foto #25 más reciente de la cámara de su celular por dos puntos. Leo sacó su celular y contó hasta 25 y nos mostró la foto, era una foto de él y Miguel en los vestuarios después de un partido, con los pantaloncillos de americano llenos de manchas verdes y ambos desnudos de la cintura para arriba, flexionando los brazos para mostrar sus músculos.

Era el turno de Rodrigo y su tarjeta decía: Deja que todos toquen tu paquete con lo que sea que tengas puesto. 2 puntos. El primero en llegar fue su hermano, que estaba justo al lado; el muy cabrón empezó a apretarle los huevos y sobar su verga, que iba ganando tamaño debajo de la tela.

Como la tarjeta no especificaba, todos nos abalanzamos sobre de él y empezamos a tocar al mismo tiempo, yo aproveché para recorrer su glande con mi pulgar y sentí como salía un poco de líquido pre-seminal.

-Ya cabrones, ya estoy a tope. Ya me gané los puntos- Dijo Rodrigo nerviosamente y todos acordamos que sí.

Para terminar la ronda, era turno de Miguel, su expresión al leer la tarjeta se volvió un poco en asco y leyó: Deja que te escupan todos los jugadores que quieran hacerlo, por cuatro puntos. Miguel lo pensó un poco, pero terminó por quitarse la playera y ponerse de rodillas cerca de la mesa, levanto el rostro y cerró los ojos a la espera.

El primero en animarse fue Rodri, quien hizo un ruido fuerte con su garganta y escupió directo en la cara de Miguel, el escupitajo le cayó en la mejilla, cerca de la boca y empezó a resbalar hacia su cuello, pasando peligrosamente cerca de la comisura de sus labios.

Esto animó al resto de los participantes, que también procedieron a escupir en el rostro de Miguel, quien quedó con un ojo, el mentón y parte de la frente y el pelo cubiertos de escupitajos. Sin embargo, yo me abstuve, ya que nunca aprendí a escupir y me daba un poco de vergüenza hacerlo en frente de todos.

Miguel se ganó sus 4 puntos y fue a limpiarse un poco la cara, sobre todo el ojo que le empezaba a arder.

Nuevamente fue momento de abrir casillas, el primero en hacerlo fue Leo, su casilla decía: Pierdes todas tus prendas y avanza a la siguiente casilla tapada. Con pesar éste se deshizo de su bikini y la playera de tirantes que le quedaban y avanzó a la casilla ocho, delante de todos los demás, salvo Miguel, que se había adelantado hasta la 11.

Abrió esa nueva casilla y decía: Lanza un volado, si ganas recuperas una prenda, si pierdes, pierde dos prendas. Lanzó un volado y para su fortuna, pudo recuperar su playera de tirantes, aunque ni siquiera se la puso, ya que la perdería de nuevo.

Finalmente, Miguel destapó su casilla, ya que todos los demás estábamos en casillas que ya habían sido destapadas. Para su mala suerte y la casilla indicaba que debía volver a la casilla de inicio, así que todo su esfuerzo hasta el momento, había servido de poco.

Con justificado enfado, Miguel regresó su tótem a la casilla de inicio, pero se leía determinación en su rostro y fue el primero en quitarse su pantalón para poder seguir jugando la siguiente ronda.

Leo simplemente arrojó al montón la playera que había puesto alrededor de su cuello, quedando nuevamente desnudo, Rodri y yo nos quitamos el short, mientras que Daniel y Rodrigo se quitaban los calcetines.

La vista se había puesto interesante, ya que además del cuerpazo desnudo de Leo, ahora se admiraba a los Rodrigos en bóxer, luciendo su torso y piernas y yo quedé con el culo al aire, ya que llevaba puesto el suspensorio y una playera.

Por lo que alcanzaba a ver, no era el único que estaba completamente empalmado y no sé los demás, pero estaba bastante seguro de que mi erección no iba a bajar mientras siguiéramos jugando.

Cuarta Ronda

La cuarta ronda dio comienzo y mi tarjeta leía: Quédate con la verga de fuera por el resto de la ronda. 1 punto. Sería fácil, así que dejé salir mi erección por encima del elástico y avancé mi tótem una casilla.

Fue el turno de Rodri, quien se quedó pasmado y pensativo al leer su tarjeta: Con los ojos vendados y manos amarradas, un jugador (tú no sabrás quién), hará contigo lo que quiera, frente a todos, durante un minuto, por cinco puntos. Ésta ronda iba a ser interesante.

Colocamos un celular con un minuto de temporizador, tomamos de la pila dos playeras y con una le vendamos los ojos, íbamos a utilizar la otra para atarle las manos, pero Daniel sacó de su mochila unas esposas y nos dirigió una mirada cómplice, ya sabíamos quién había escrito ese reto.

Colocó a Rodri de rodillas junto a la mesa, y le puso las esposas, pasándolas por detrás de una de las patas de la mesa. Ahora Rodri se encontraba a merced de quién lo fuera a usar, vestido sólo con un bóxer corto.

Nos alejamos un poco para discutir en susurros quién se quedaría con el honor, obviamente, Daniel quería usar a su amigo, sin embargo, Miguel le puso ojos de súplica y el primero le cedió el honor, ya que el segundo acababa de perder toda su ventaja en el juego.

Miguel se acercó a Rodri y le tomó la cara con una mano, acercando la suya para darle un beso y morrearse unos segundos, mientras se quitaba el bóxer holgado que traía puesto y dejar libre su verga gruesísima que estaba completamente dura.

A todo esto, ya me había yo acercado al celular y comencé el temporizador, quedándome cerca por si acaso. Acto seguido, de rodillas como estaba, Miguel tomó la nuca de Rodri con su mano y lo atrajo hacia su verga erecta, presionando contra sus labios, obligando a que se abrieran y empezara a entrar, empezó un mete y saca con sólo la cabeza de su verga, pero Miguel quería más, así que empujó más fuerte, se veía el esfuerzo en la mandíbula de Rodri que intentaba abrirse para dejarle paso.

Finalmente pudo empezar a meter y sacar más de la mitad de su verga, mientras que le detenía la cabeza con fuerza por la nuca y su otra mano bajaba la parte de atrás del bóxer de Rodri y empezaba a jugar con su ano, Miguel se escupió en la mano y embarró su saliva en la entrada de Rodri, y empezó a meter su dedo, mientras que éste sólo emitía quejidos que quedaban ahogados por la verga en su boca.

Miguel sacó su verga y estaba decidido a colocarse detrás de Rodri para intentar algo más, cuando el celular empezó a sonar, indicando el fin del tiempo dispuesto. Todo salimos del trance en que estábamos, pues solo teníamos los ojos fijos en la escena mientras sobábamos nuestros miembros.

Miguel se enderezó y se reacomodó todo, mientras Daniel le retiraba las esposas a Rodri y éste se quitaba la playera de los ojos, mientras volteaba a ver a Miguel y le decía –Que cabronazo me saliste- obviamente era inconfundible aquella verga.

Rodri avanzó sus cinco casillas y era el turno de Daniel, su tarjeta decía: Ponte tus calzones en la cabeza frente a todos, por un punto. A Daniel no le hacía mucha gracia avanzar únicamente un lugar, sin embargo era algo fácil de hacer se bajó de un tirón el short y los calzones que tenía puestos, volvió a colocarse el short y los calzones se los metió por la cabeza por el elástico de la cintura.

Era el turno de Leo, su tarjeta decía: Párate, como estés vestido, en la ventana, con la cortina abierta y la luz interior encendida. 2 puntos. Afortunadamente para él, todavía había bastante luz afuera, así que el riesgo de que alguien lo viera era mínimo.

Se paró en la ventana de la sala, que daba a la calle, así desnudo como estaba e incluso hizo un pequeño baile moviendo la cadera de un lado a otro.

Todos nos estábamos riendo, hasta que vimos que iba pasando un grupo de adolescentes, por la acera de enfrente, que señalaron hacia nosotros y comenzaron a reír, la cara de Leo se puso colorada y se tapó inmediatamente. De igual forma cerramos las cortinas y nos echamos a reír. Se había ganado sus dos puntos.

Fue el turno de Rodrigo, su tarjeta decía: Pide ayuda a otro jugador y, con lo que tengan puesto, actúen tu posición favorita. 1 punto para cada uno. Inmediatamente, Rodrigo volteó a ver a su hermano y le dijo –Ponte wey, ya sabes cómo me gusta cogerte.

Miguel podría haberse negado, sin embargo un punto era un punto, sobre todo en su posición, así que se puso sobre su costado izquierdo en el suelo, mientras que Rodrigo se colocaba detrás de él, pasando su brazo izquierdo para rodearle un poco el cuello a su hermano y poder taparle la boca con su mano, mientras con la otra, levantaba la pierna derecha de éste, asiéndola por la corva, y así poder colocar su paquete, que reflejaba un bulto inmenso, a la altura de la entrada trasera de su hermano.

Empezó a mover su cadera simulando bombear a Miguel. La escena sólo confirmaba mis sospechas de que estos hermanos cogían de forma regular y no solo eso, sino que Miguel era capaz de recibir el miembro de su hermano quien, por lo que se veía, le gustaba hacerlo de forma violenta.

Ambos se levantaron del piso, avanzaron su tótem, y Miguel tomó la siguiente tarjeta, decía: Dale una mamada de 20 segundos al jugador de tu izquierda, por tres puntos. Ahora ya más relajado, Miguel se arrodilló frente a su hermano y sacó su verga de la tela que lo aprisionaba, dándole un golpe en la cara, introdujo ese pedazo de carne en su boca y empezó un sube y baja bastante rítmico, mientras que todos contábamos hasta veinte.

Lo hacía de forma tan decidida, que parecía que su intención era llevar a su hermano al clímax, y por la cara que ponía éste, no debía estar lejos, sin embargo el tiempo terminó y Miguel se separó de la verga de Rodrigo, dejándola bien babeada y palpitante, chorreando abundante lubricante por la punta.

Rodrigo volvió a guardarla y procedimos a abrir las casillas, no obstante, el único en una casilla tapada era Leo, su casilla leía: Pierdes todas tus prendas y alcanza al siguiente jugador en el camino. Como Leo no tenía prendas, simplemente avanzó una casilla para alcanzar a Rodri.

Para poder comenzar la siguiente ronda, los Rodrigos tuvieron que deshacerse de su última prenda, quedándose en pelotas, con sus erecciones al aire, acompañando a Leo quién, en esta ronda, no competiría por avanzar casillas, si no por recuperar prendas, ya que no pudo pagar su cuota.

Por nuestra parte, Miguel y yo nos deshicimos de nuestras playeras, para quedarnos solo con nuestros calzones, yo con el suspensorio y Miguel con su bóxer holgado a cuadros verdes, en los que se levantaba un tremendo mástil que parecía quererse asomar por el agujero de su prenda.

Daniel simplemente arrojó al montón sus calzones que tenía en la cabeza, quedándose sólo con el short y su playera.

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