... ...

En los camerinos de la fábrica

Empecé a trabajar a los 18 años con mi padre en su fábrica. Un sábado tuve que ir a abrir la fábrica para dejar listo un pedido y mi padre tuvo que salir de viaje, así que fui solo.

Al llegar me esperaba Julián, un obrero negro enorme, para terminar más rápido empecé a ayudarlo con el trabajo. Julián se quitó la camisa y vi su fuerte pecho y abdominales, sudaba y no se por qué empecé a mirarlo. Me pareció hermoso mirar aquel viril cuerpo sudando.

De pronto me dijo que iba a mojar toda su ropa con el sudor, y sin mas se desnudó completamente; eso si era muy exagerado de su parte pero yo estaba disfrutando de aquello y creo que él lo sabía y por eso lo hacía. Aquel que tenía enfrente era un hombre muy viril y tenía un pene enorme. Al mirarlo deseé ser mujer, su mujer.

Luego de tanto rato de no poder quitar mis ojos de encima él notó como lo miraba y me dijo “vamos… desvístete, vas a sudarte todo”. Yo Obedecí. Julián hizo 5 enormes bultos y entonces me pidió que le alcanzara unas cuerdas. Al tomarlas vi que miraba mi trasero y mi pene empezó a erectarse. Caminé hacia él viendo cómo su sexo se erectaba, y eso me excitó mucho. Julián empezó a amarrar los fardos pidiendome que sostuviera la cuerda, entonces se colocaba tras de mi para halarla pegando su cuerpo desnudo al mio.

Yo sentía aquel enorme sexo en mi espalda y el calor de su cuerpo y cerraba los ojos, nunca creí que aquello pudiera ser tan placentero. Al terminar de atar Julián tomó mi mano y me llevó a la ducha de los empleados, al llegar abrió la ducha y me besó en la boca con deseo. Al comienzo me quedé paralizado, pero poco a poco empecé a responder sus besos y caricias.

Al ver mi entrega me hizo girar y abriendo mis nalgas empezó a dilatarme. Primero con su lengua, y después poco a poco con sus dedos. Yo gemía de placer y temblaba de gozo y deseo, entonces Julián colocó su sexo en mi ano y lo empujó suavemente. Su glande entro completamente y me sentí abierto, el siguió empujando, entonces gemí de dolor y el retrocedió.

Sin apuro fue deslizando su largo y grueso sexo en mi, y al hundirlo completamente empezó a bombear con lujuria, eyaculando intensamente dentro de mi. Al sentir aquello me vine gritando de placer.

Esa tarde Julián me montó 2 veces más y me invitó a verlo más tarde para enseñarme a satisfacerlo oralmente. Me encontré con el a las 7 pm y me llevó a un apartamento que cuidaba, donde terminó de desvirgarme y romper para siempre mi virilidad.

Desde esa tarde tenemos sexo al menos una vez al día en la fábrica, y aunque han pasado tres años nuestra pasión sigue intacta

¡Comenta! (No es necesario registrarse, solo escribe el comentario y da ENVIAR)

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.