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El papá de mi mejor amiga

En unas vacaciones de verano, Silvia mi mejor amiga, me pidió de favor la llevara a ella y a su madre a CDMX pues necesitaban comprar algunas cosas para sus negocios. Como yo no tenía nada mejor que hacer ese verano y estaba castigado por mis malas notas en la Universidad, vi ese viajecito como un pequeño desestrés, al fin y al cabo era un fin de semana libre en CDMX, y lógico mis padres no se opusieron al tratarse de Silvia, ya que nos conocemos de toda la vida.

Llego el jueves día en el que teníamos que salir desde muy temprano para llegar a buena hora a la CDMX, toque a la puerta, Don Rubén, el papá de Silvia ya estaba despierto. “Pásale, está abierto” se escuchó por el interfono.
Entre y me encontré solo a don Rubén en la sala.

— ¿Quieres un café? — dijo Don Rubén.
— Sí, por favor.
— Silvia y su mamá aun no llegan, se han de a haber quedado dormidas, ayer fueron con mi suegra para revisar que no le faltara nada pero ya las conoces como son.

Comentaba don Rubén mientras me preparaba un café. Don Rubén, es un señor ya cincuentón, canoso, pero correoso; desde muy chico empezó a trabajar en la construcción para apoyar a su familia y tanto le gustó mucho ese ambiente y decidió estudiar ingeniero civil y con mucho esfuerzo logro terminar la carrera, tuvo la suerte de que uno de sus amigos de la facultad se lanzara como diputado, facilitándose así obras y apoyos para que pudiese consolidarse como contratista. Hoy, años después, ya es dueño de una pequeña constructora.

Yo por mi parte soy un desmadre, 1.78, medio güero, malo para la escuela, bueno para la fiesta, excelente para los trancazos, entreno box y voy al gym, así que un mal físico no tengo, aparte lo que sea de cada quien carita si estoy.

Don Rubén me tiene un gran aprecio por dos razones 1. Soy una especie de chaperón / güarura / hermano mayor de su hija y, 2. En palabras de él: soy el hijo que nunca tuvo.

Don Rubén: Ya está tu café, negro y cargado como te gusta.
Yo: Jajaja ¿qué pasó don Rubén? ¿Tan temprano y ya de antojo?

Don Rubén puso la tasa sobre la mesa y yo en mi péndeles mañanera me quede viendo a la tasa.

Don Rubén: ¿Quieres leche?
Yo: No, ya sabe que me cae mal…
Don Rubén: Como te le quedaste viendo al empaque, por eso preguntaba.

Como pendejo me puse a buscar con la mirada la botella de leche, Mo había nada en la mesa, don Rubén se percató de eso y se empezó a reír. Devolviendo la mirada a la taza de café pude ver a lo que se refería, yo aún medio somnoliento me había quedado mirando fijo a la taza sin darme cuenta que en sus pantalones se marcaba una mañanera erección, que dejaba ver un muy respetable miembro, en estado de semi erección.

Don Rubén: ¿Entonces qué? ¿Quieres leche? *¡Jajaja! Ambos reimos*

Don Rubén siempre ha sido chinga quedito conmigo, nos llevamos pesado, pero nada me preparo para lo que estaba por pasar.

Don Rubén: ¡Ándale! ¡Tantito! Un chorrito aunque sea.
Yo: Jajaja ¿Qué paso? ¡Yo no le hago a eso!
Don Rubén: Jajaja ni yo wey, pero, estamos solos.
Yo: ¡No me diga que ya le esta tronando la reversa!
Don Rubén: Pues la reversa no, pero vieras como se me pone dura la palanca *dijo mientras se agarraba el bulto*
Yo: Esa madre ya ni ha de disparar.
Don Rubén: jálala a ver si no te preña.

Yo estaba sentado en la mesa que tenían en la cocina, así que en plan de juego don Rubén dio unos pasos más hacia la mesa, al punto que su paquete quedo encima de la mesa.

Don Rubén: ¡Ándale! Agárrala tantito.

Dijo el mientras intentaba agarrar mi mano para llevarla a su bulto, todo en plan de juego según.
Después de manotear un poco logro sujetar mi mano y llevarla a su bulto donde al sentir mi mano su verga se movió… yo por jadón le apreté el paquete para que se calmara…

Don Rubén. ¡No mames cabron!, no mames…. ¡Me lastimaste!

Dijo Don Ruben con cara de dolor mientras se sobaba su miembro
Yo creído de que si le había hecho daño me pare para sostenerlo, cuando oigo su risa burlona…

Don Rubén: Jajaja, ¡te engañe!, ahora dale sus besitos, por cabron.

Me dijo mientras me tomaba de la nuca para “bajarme por los chescos”

Yo: ¡Jajaja! ¡Pinche viejo cabron” ¡Ya ni la chinga!
Don Rubén: ándale, o me vas a dejar así… me va a dar cáncer wey… todavía que me la maltratas no me la quieres sobar…

“Jajaja” nos reímos los dos, me di la vuelta para sentarme, pero en eso me toma nuevamente de la  mano, me jala fuerte hacia él, la pone sobre su bulto y mirándome a los ojos firmemente me dice: “que lo sobes te estoy diciendo”…

La tensión se hizo presente, don Rubén tiende a llevarse muy pesado con la gente, pero no sabía si esta situación era parte de su forma de ser o algo más serio.

Mi mano seguía sobre su miembro sujetada por su mano… pronto, sin decir palabras, comenzó a mover su mano por todo lo largo de su miembro, nos seguíamos mirando fijamente, la tensión entre ambos seguía creciendo al mismo tiempo que se tornaba en una tensión sexual, yo no sabía que hacer o cómo reaccionar… lo que si podía sentir eran unas venas saltonas, la cuerva de su miembro y la forma de su gran glande

Su erección, segundo a segundo se hacía más potente. Con su otra mano se abrió la bragueta, yo estaba en shock, metió mi mano en su bragueta y pude sentir el calor de su miembro, sus pelos púbicos… “agárrala” me dijo don Rubén, yo poseído por una extraña sensación lo obedecí… cuando mi mano sujeto su viril miembro Don Rubén guio mi mano hacia afuera… no me atrevía a bajar la mirada, don Rubén no dejaba de mirarme fijo a los ojos, con su miembro de fuera comenzó a masturbarse usando mi mano como si fuera la suya… su verga no dejaba de crecer, de palpitar, se sentía pesada, gruesa, potente…

“¿Dale unos besitos no?” dijo don Rubén mientras soltaba mi mano para con sus manos tomarme de los hombros y empujarme hacia abajo, mis piernas que en el gimnasio podían sostener 250 kilos sin problema, estaban cediendo ante la presión de don Rubén…

Una vez arrodillado pude ver su miembro, era una verga grande, potente, gruesa, de su cabeza comenzaban a brotar hilos de precum, sus pelos canosos se asomaban por la bragueta… voltee a verlo a la cara, con una mirada suplicante, como pidiendo que parara… pero el no hizo caso a mi silenciosa petición, metió sus dedos en mi boca, después me tomo de la barbilla y puso mi cara justo enfrente de su miembro, coloco una de sus manos en mi nuca y guio mi boca hacia su verga caliente… poco a poco, lentamente, fue introduciendo ese cálido palo de carne en mí, no emitía ningún sonido, solo disfrutaba en silencio del momento, cuando su palo topo con mi garganta comenzó a sacarlo suavemente, así estuvo unos minutos jugando con mi boca, metía y sacaba su miembro mientras de las comisuras de mis labios comenzaban a caer hilos de saliva mezclados con su abundante precum… poco a poco comenzó a acelerar el ritmo de sus movimientos, siempre llevando él el control de la situación… metía cada vez un poco más de su potente verga en mi garganta, su tronco rosaba mi campanilla, su glande chocaba con mi garganta, mis ojos comenzaban lagrimear, de repente me tomo fuerte de los cabellos y metió de un golpazo todo su potente miembro dentro de mi garganta, quise empujar sus piernas para tratar de alejarlo, pero el solo saco su palote escurriendo de precum y de mi saliva para volver a metérmelo dentro, esta vez tapándome la nariz para que entrara en su totalidad su verga en mi garganta “Abre bien esa boca o te vas ahogar” me dijo mientras metía su pene en mi boca, yo intentando no ahogarme abría lo más que podía mi garganta para que pudiese pasar algo de aire, cosa que el aprovechaba para ahogarme con su vergota, sus pelos duros y canosos pronto comenzaron a picarme la nariz, lo había logrado ese señor lo había logrado, había metido todo su palote en mi boca, un miembro que fácilmente y sin mentir mediría más de 20 cm.

Volvió a sacarla por completo, su miembro brillaba por tanta saliva que había producido yo, mi garganta me dolía, me punzaba, yo alce la mirada para pedirle que se detuviera pero antes de poder decir algo su verga se incrusto rápidamente en mi garganta, así estuvo un buen rato, usando mi boca como juguete sexual, mi camisa estaba todo empapada por la saliva que escurría a chorros por mi garganta, su verga brillosa no dejaba de follarme la garganta, sus manos me acariciaban el cabello, mientras él me decía “!Así!, así cabron, ¡eso!, se obediente, ¡cómetela toda!, cómetela toda, ¡así bien rico!”… de pronto la velocidad aumento aún más “Ya casi, ya casi” decía mientras me sujetaba la cabeza con todas sus fuerzas y de un fuerte golpe me clava toda su verga en la garganta y dando pequeños pero rápidos movimiento de pelvis movía adelante y hacia atrás su verga en mi garganta….

Un fuerte y grave rugido de placer lanzo don Rubén, “Ahhhhhh me vengoooo” grito justo antes de llamarme la garganta y el estómago con una abundante y espesa carga de semen… “Ahhhh siiii, siiiii, cómetela toda” decía mientras empujaba más su pelvis contra mi cara…. Era demasiada la leche que sentí que aventad entro de mí, al parecer llevaba semanas o meses sin vaciarse… Don Rubén dejo de moverse, sin sacarme su verga de la garganta… cuando recobro el aliento comenzó a sacarme lentamente su vergota de mi boca que estaba bien empapada de semen y saliva que escurría a chorros… todavía el muy cabron me dio unas cachetadas en mi cara con su vergota babosa…

¡Buen chido! Me dijo antes de caer sobre mis brazos tratando de recuperarme de lo sucedido… Cuando siento como con sus manos comienza a tirar de mi pantalón para bajármelo… en un rápido movimiento Don Rubén dejo mis nalgas al descubierto… intente pararme pero él me lo impidió presionando su cuerpo contra el mío… podía sentir su aun duro y baboso miembro en mis nalgas “¡Quieto cabron! Aun no terminamos” me dijo mientras se incorporaba cuando el sonido del interfono nos interrumpió.

Interfono: ¡Papá! Ábrenos, se nos olvidaron las llaves…

Era Silvia, “me salve pensé”… justo estaba celebrando el que ese martirio estuviese por acabar cuando un fuerte dolor punzante lleno mi ser, don Rubén había metido de un solo jalón dos de sus dedos dentro de mi… “Estas bien apretado” dijo don Rubén…. “nos vamos a divertir mucho más cuando regreses”… sentencio mientras me daba una nalgada, se dirigió al interfono… Antes de contestar el interfono comento: “deberías arreglarte o quieres que te vean así”… acto seguido contesto el interfono, se arregló un poco sus ropas y se dispuso a recibirlas en el portón.

Entraron Silvia y su mama, me vieron un poco con cara de sorpresa por mi semblante, me saludaron como si nada pero me preguntaron por las manchas de humedad en mi camisa, a lo que argumente que se me había caído el café y me retire un momento para ir a cambiarme a mi casa, me lave la boca, la cara, me cambie, me peine de nuevo y regrese a casa de Silvia.

Silvia y su mama se despidieron de don Rubén yo hice lo mismo y antes de marcharnos me dio un fuerte abrazo y dijo en voz baja: cuídame estas *apretando mi nalga* que cuando lleguen las quiero estrenar… después de eso, cuando ya íbamos de salida en el portón me dijo en voz alta: *cuídamelas que son mi tesoros* refiriéndose a su esposa e hija, pero a su vez usando el doble sentido que lo caracteriza para referirse a mis nalgas.

Lo que paso después se los contare en un siguiente relato.

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