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El capataz me descubrió oliendo su trusa sudada

Viajaba todos los veranos al estilo mochilero y buscando trabajos temporarios en una ciudad y en otra iba encontrando la manera de prolongar mi viaje durante toda la temporada…esta vez andaba por una zona de chacras en la región central de Chubut, en un pueblo llamado Gaiman.

Ahí consegui trabajo en una chacra pequeña donde tenía que clasificar fruta de primera y segunda selección para ser comercializada… hablé en la oficina del establecimiendo y me tomaron por una quincena con los beneficios de alojamiento, comida y algun dinero (poco) pero suficiente para subsistir y seguir viajando.

Todo el personal que empleaban en la finca en general era oriundo de la zona, salvo raras excepciones como mi caso. Me enviaron al galpón de almacenamiento donde rapidamente comencé a seleccionar frutos en cajones de 1ra y 2da bajo el mando de Héctor, un vaqueano de 48 años, morocho, bigotón, algo gordito y con unos brazos gruesos y piel curtida de trabajar al sol que ostentaba el título de capatáz y ordenaba el personal.

Cuando lo llamaron a la administración le comunicaron que yo iba a trabajar durante 15 días y a diferencia de los otros peones me alojaría en el establecimiento y él tendría que compartir su habitación conmigo… se presentó diciéndome si yo creía que podía soportar la dureza del trabajo (12 hs) pero me resultó amable y al parecer buenazo… yo dije que si, que al menos lo iba a intentar y durante la 1ra jornada pasó varias veces por mi puesto a controlar mi desempeño.

La verdad que me resultaba muy simpático y en un momento de reojo miré su cuerpo y tuve la fugaz sensación de que me atraía, lo cual me sorprendió pero sin alarmarme (yo no había tenido jamás una experiencia gay).

A las 18 hs terminó la jornada de trabajo, los peones se enjuagaron el cuerpo en unas duchas precarias que había en el lugar, tomaron sus bolso y se fueron hacia la ruta, rumbo a sus casas… Héctor me dijo «Vení chiquito, basta por hoy, hiciste muy bien tu trabajo; ahora vamos que te voy a mostrar donde vivirás estos días y comeremos algo».

Caminamos unos 100 metros hasta la cabaña y comenzaron las preguntas personales… entre otras cosas me contó que hacían 5 años que él estaba allí, que no tenía familia y que me mostraría la habitación donde me alojarían que era a compartir con él; en mí se encendió una alerta…

Cuando entramos al cuarto había una cama de dos plazas y en un costado un sofá cama… me miró profundo y me dijo “el sofá sepuede armar con una colchoneta y un par de frazadas… es algo incómodo, pero si no tenés problemas esa cama es amplia y podemos compartirla”. A mi se me hizo un nudo en la garganta y me quedé en silencio y dije «me arreglo de cualquier forma”.

Luego dijo «prepárate unos mates que me voy a dar una ducha» y se metió en el bañito y cantó mientras se duchaba y al rato apareció con una toalla amarrada en la cintura. Yo en silencio le cebé un mate y me dijo, “duchate…en un ratito el agua estará a punto” (había un calefón eléctrico).

Le hice caso y cuando entré a la ducha encontré su slip sobre un apoyador. Fue ahí que pasaron por mi cabeza muchas cosas, entre ellas su pecho y panza peludas que acababa de ver y después de desnudarme tomé su prenda, comencé a olerla y a tocarme mientras el agua tibia corría por mi cuerpo.

De golpe se abrió la puerta y Héctor vió lo que yo estaba haciendo…»epa epa…(dijo)…no me digas que sos maricón….» me avergoncé y trabadamente empecé a explicarle que no, que jamas había sido marica, que me había tentado hacer eso y ni siquiera me explicaba porque… tartamudeaba… en fin una situación vergonzoza que no tenía como justificar.

Me dijo: «vamos, no te pongas así… terminá de ducharte y vamos a hablar de hombre a hombre…» y recorriendo mi cuerpo con su mirada agregó: “estás muy tentadora… me gustaría que pierdas esa vergüenza y la pasemos bien… la cama grande es muy cómoda…» sonrió y salió del baño.

Confieso que esos minutos fueron un infierno para mi pero finalmente me ganó el deseo de probar una nueva experiencia y cuando salí nuestro diálogo se hizo blandito pues yo decidí entregarme a la situación y en pocos minutos estábamos besándonos y tocándonos como novios.

Me dí cuenta de cuanto me calentaba ese señor velludo y cariñoso pues me atreví por primera vez a acariciar una pija y me encantó. Ya en esas bajé y recorrí toda esa mata de vellos de su pecho y de su panza y me detuve en su entrepierna donde encontré un falo moreno, durísimo y grueso que comencé a chupar con desesperación.

Yo ya lo había decidido: me gustaba la idea de ser su puta por 15 días y de ser posible renovar el contrato. Héctor me cogió toda la noche, era increíblemente cariñoso y amable.m así que el dolor pasó rápido y mi carne jóven de apenas 17 añitos le provocaba, según él una excitación que jamas había tenido. Esa noche me transformé en su hembra y no quería irme mas de ahí.

De hecho tuve una renovación de contrato de 15 días mas y después ya no pude quedarme porque terminaba la cosecha y no podían pagarme pero jamás olvidaré la dulzura de ese hombre que me hizo tan feliz y con quien me hubiese gustado quedarme para siempre.

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