Mi familia se mudo a un lugar de gente de color, y tuve que asistir a una escuela donde todos eran gente de color. Mis padres pasaban por una situación económica muy mala. En el colegio tres chicos negros empezaron a molestarme, diciendome que era una linda mujercita y tocaban mi trasero.

Un día me tardé en salir del vestuario, luego de la clases de deporte, y estos tres chicos negros entraron y trataron de violarme, estaba sometido y uno de ellos puso vaselina en mi ano y empujó su sexo, pero no pudo y empujó uno de sus dedos. Gritaba y me daban fuertes nalgadas, en eso entró el guardia y gritó, todos salieron corriendo. Mi camisa y pantalón habían sido razgados.

El guarda me llevó a su garita y empezó a reparar el botón de mi pantalón. Le di las gracias y me dijo: “Esos chicos están en plena efervecencia hormonal, y tú los estás provocando”.

“No, no es cierto”, contesté y el me dijo: “Voltéate y baja tus interiores”. ¿Para qué? pregunté. “Confía en mi”. Lo hice y me dijo: “Tienes unas nalgas preciosas, unas nalgas así son para seducir y dar placer a un hombre. Debes estar produciendo hormonas femeninas y feronomas que despiertan el deseo de esos chicos, pero puedes resolverlo”.

¿Cómo?, pregunté. “Las hormonas y feronomás son para excitar a los hombres, y esos chicos están muy sensibles, tienes que optener placer sexual para que dejen de producirse”. ¿Cómo?, volví a preguntar.

“Ven”, dijo y me colocó sobre sus piernas y empezó a tocar mi trasero:¿Es desagradable?, No, contesté. Un buen rato estuvo acariciando mis nalgas y empecé a excitarme, entonces comenzó a tocar mi ano con sus dedos, haciendo presión hacia mis testículos. ¿Sientes una sensación fuerte?, Si contesté. Esa es la prostata. Me dió una nalgada y me dijo: Vistete y ve a casa.

Me dió un papel con su dirección y teléfono y me citó a su casa al día siguiente en la mañana. Fuí no se por qué, pero su dedo en mi ano me volvió loco de deseo, cuando me acarició con su boca, perdí la cabeza y gemí como loco. Tenía 14 años y ninguna experiencia sexual. Noté que deslizaba dos dedos suyos con gran facilidad en mi cuerpo. Paró y me dijo: Vete a casa y regresa a las 4.

Estuve ansioso todo el día y a las 4 volví a su casa. Me desnudó y se desnudó, me llevó a la ducha y allí depiló mi cuerpo con una crema e introdujo una gran cantidad de agua tibia en mi ano 3 veces, vaciando mi colón totalmente. Lo dejé maquillarme y vestirme con un hilo dental, me llevó al espejo y me dijo: ¿No te ves hermósa, no te atraería una mujer así?. Si, dije.

Tapó mis ojos y me llevó a la cama. Sentí su mano colocandome un gel muy baboso en mi ano, quitó el hilo dental, y sentí su pene entrando en mi ano. Al quejarme de dolor retrocedía y volvía a cargar. Empecé a gemir, de pronto aquel sexo se hundió hasta la base y empezó a cogerme. Grité de dolor, pero la sensación era deliciosa y el dolor paso. Ya solo gemía de placer.

Sentí que alguien se colocaba junto a mi y me quitaba la venda, comprendí que estaba siendo cogido por un desconocido. El besó mis labios y me dijo: Mira. Señaló un espejo y vi alñ chico que trato de violarme el día anterior gozandome con lujuria. Sentí su chorro de semen y tuve un fuerte orgasmo. El guarda nos hizo besarnos en la boca con deseo y me enseño como satisfacer a un hombre oralmente.

Ese chico negro eyaculó 7 veces en mi ano y boca esa tarde-noche. El guarda nos citó al día siguiente y esto continuó. Me convertí en la novia de aquel chico y me enamoré de el, aunque eventualmente me compartía con los otros dos chicos negros. El guardia solo nos filmaba y fotografiaba teniendo sexo. 

Después de tres años fuí a la Universidad, pero siempre estoy en contacto con el guardia y mi novio, a quien veo cada 2 fines de semana

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