Este relato empieza cuando yo era un chamaquito de 18 años y trabajaba como colector en un autobús trabajaba petare negro primero Miranda Venezuela. Esa época era de prosperidad y yo trabajaba en un autobús que pertenecía a mi familia; como trabajaba de colector el chófer era mi gran amigo y trabajábamos faenas de 4 AM a 10 PM todo el día.
Siempre supe que desde pequeño me atraen los hombres pero solo de una manera sexual, no de enamoramiento ni nada, hasta tuve experiencias con otros niños antes.
Mi pana CHEO, así le decíamos, ya llevaba tiempo teniendo problemas con su mujer; un fin de semana nos contrataron para una excursión a una playa. El día pactado buscamos a la gente como a las 4 AM y llegamos a las 6 AM.
Todo bien. Descargamos la gente, desayunamos normal y como a las 10 él llama a su mujer en un teléfono público (porque entonces no existían tanto celulares como ahora). La esposa le dijo que se iba y que ya no quería nada más con él.
Él de verdad se puso mal y me dijo “acompáñame” y nos fuimos hasta una licorería y compró una botella. Luego nos la empezamos a tomar en la playa porque como la gente se quedaría acampando en la playa pues no habría que manejar esa noche sino hasta el día siguiente.
Nosotros seguíamos tomando y el pana CHEO mal lloró un buen rato, luego se paró a orinar y entonces comprobé que estaba que se caía.
Ahí le dije “si quieres te ayudo” y aunque yo también estaba borrado de lo borracho sabía lo que yo hacía, pues quería verlo. Así que escondiendo mis intenciones detrás del alcohol le bajé el cierre, le abrí el pantalón y se lo bajé un poco.
Noté sus interiores, le abrí el boxer y le saqué el guebo. No era tan grande como me hubiera gustado pero sí estaba bastante grueso y muy blanco.
Se lo pelé y le dije “dale” con lo que él soltó el chorro de orines. Al acabar se lo sacudí y aunque me mojó un poco la mano no me enojé porque olía rico. Ahí se lo seguí sacudiendo y me dice “no sigas porque se para” y yo le dije “pues bueno, no respondo”.
Entonces se lo sacudí más duro y en verdad se le paró la verga muy muy rápido. Me dice “ahora me vas a tener que bajar el guebo”; “pero cómo?” le pregunto yo y me dice “no sé, tú verás”.
Ambos sabíamos lo que seguía. Le comienzo a hacer la paja con lo que su verga creció mucho más y se puso más gruesa.
“Qué rico!” me dice mientras se echaba un trago más de licor. Yo me decidí y me lo metí a la boca; primero lo hice tímido, pero luego agarré confianza y él también así que me agarra por la cabeza y me la empujaba pero como era muy grande solo lograba ahogarme.
“Chúpame las bolas” me dijo así que le baje más el pantalón y encontré esas bolas grandes, poco pelo en ambas. Las chupe de lo más rico que pude y aunque casi no me cambian en la boca yo hacía todo lo que podía.
Luego me dice “¿me quieres dar culito?”. Yo le respondo “pero tienes ese guebo muy grande… me va a doler”. Él me dijo que no me preocupara y me puso en la tapa del motor del camión, me quitó el mono completo y siento como me escupió el culo.
Su saliva resbalaba por entre mis nalgas cuando siento esa cabezota tocando la entrada de mi culo ¡uff! Me lo fue metiendo poco a poco sin parar.
La verdad que me dolió tanto que se me desmayaron las piernas. Le dije “yaba, yaba, yaba” pero él solo me decía “tranquilo… aguanta, aguanta”.
Hasta me mareé, de verdad. Me tuve que agarrar del camión y aguantar mientras mi amigo me decía “si eres perra, Chama”.
Siento que él pensaba que yo era su mujer porque me dio sin compasión. Me agarraba duro, me masajeaba las nalgas, no podía acabar pero lo logró en un momento que me giró y me tenía con mis piernas en sus hombros. Ahí sentí como me los dejó ir por completo en el culo.
Estuvimos cogiendo casi por dos horas hasta que me soltó y se acostó. Yo me eché un baño en la puerta del carro y como a las 9 de la mañana nos levantamos. Todo fue normal, no hablamos del asunto. Pasó el día, montamos la gente y regresamos.
Hoy en día yo soy chofer y trabajo en la ruta. Me defino bi pasivo.