Uno de mis maestros
Me sentía cautivo de esos encantos y esclavo de sus atributos, mientras me daba algo que me encantaba pensaba por dentro: «qué bien que lo hace, qué bien que me coge, qué larga que la tiene, qué duro que se siente, lo amo”
Relatos eróticos gay en español
Me sentía cautivo de esos encantos y esclavo de sus atributos, mientras me daba algo que me encantaba pensaba por dentro: «qué bien que lo hace, qué bien que me coge, qué larga que la tiene, qué duro que se siente, lo amo”
«¿Saben por qué ustedes dos me caen bien?» – Nos preguntó Guillermo. «¿Por qué te ayudamos con algunas tareas? – Respondió Jesús.
«Aparte… Porque son los únicos jotos que no me tiran el pedo».
Luego de estarnos masajeando las vergas mutuamente, las cuales poco a poco comenzaron a irse levantando, él me dio un beso tan rico que me calentó aún más de lo que ya estaba.
Acariciaba sus nalgas mientras lo besaba y casi le rogaba para que me dejara penetrarlo. Luego hizo que me agachara y le chupara la pinga, a lo cual accedí con la esperanza de que se entregara.
Los dos nos bañamos mientras nos besábamos. Él me dijo Gracias. Después de esto lo hacemos casi todos los días, es más en un ocasión lo hicimos en el Colegio.