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Me enteré que mi tío la tenía grande y decidí seducirlo

Hola, esto que les cuento acaba de pasar este fin de semana; me llamo Franco, soy algo atlético y de buena familia, con una sonrisa simpática y facciones algo femeninas. Cuando acepté esa característica en mí decidí darme rienda suelta con los “heteros” que casi siempre buscan algo parecido a una mujer para coger. En fin, les cuento que hace como un mes escuché a mi tía hablando con mi mamá de sexo y resultó que su marido era talla grande y muy potente, al menos eso era lo que mi tía presumía de mi tío Joaquín.

Cuando lo escuché comencé a imaginarme la verga de mi tío, así que me despertó un morbo por él muy fuerte. Yo tenía que conocer ese pollón y comencé mi plan. Tanto mi tío como mi tía los fines de semana acostumbran visitarnos desde temprano pues son muy unidos a mis papás así que se van altas horas de la noche. Mi tía es la hermana más chica de mi mamá por lo que mi tío Joaquín apenas es más grande que yo como por 18 años. Él anda en los cuarenta pero como nunca tuvieron hijos se la pasa haciendo ejercicio y se mantiene en muy buena forma.

Bueno pues ese sábado puse manos a la obra; tomé una playera vieja blanca que con mi sudor se veía traslúcida y remarca mi cuerpo y además use un shorts corto que uso para dormir y que resalta mi cuerpo, pues casi me llega a donde comienzan a verse mis nalgas (soy semi lampiño así que la verdad es que sexy si soy). Además usé un poco de aceite en mis pezones para que resaltarán debajo de la playera y se notarán aún más. Ya que estuve listo me puse a esperar a mi tío quien regreso como a eso de las nueve de la mañana a mi casa, venía del gym y traía también ropa deportiva y sudor que olía delicioso. Todo se acomodaba a mi favor pues mi tía y mi mamá irían a la iglesia a hacer un trámite y mi papá se había ido a comprar la comida de ese día así que durante una hora estaríamos solos.

Ya que escuché que todos se habían ido baje a la sala donde mi tío estaba sentado descansando del gym; bajé muy putito y me acerqué a saludarlo. Él de inmediato puso su vista en mis pezones y me dijo “traes luces altas” y con sus dedos toco mis pezones como pellizcándolos pero solo los roso y todo como si fuera juego.

Sin embargo yo noté que era mucho su interés y lo invité hacer ejercicio conmigo pero él no quería y estaba algo apático; luego de mucho insistirle logré que me ayudara con mis estiramientos y luego se puso a contar una lagartijas y su mano la puso de peso sobre mi espalda y en cada que bajaba su mano iba bajando más y más hasta que prácticamente terminó sobre mi culito el cual comenzó a acariciar muy suavemente.

Luego me puse frente a el le pedí que estirara mis pies más que pudiera en forma de tijera, esa posición en la que con los pies separados te agachas a tratar de tocar el suelo, lo que dejaba mi culo completamente al aire y posición que mi tío aprovechó para empezar a darme unos rosones ya muy descarados, pues por su short y el mío podía sentir que efectivamente había un animal enorme creciendo entre sus piernas.

Mi corazón empezó a palpitar y jugando me di la vuelta, lo abracé y empezamos a jugar tipo luchitas y luego él me tiró y me levantó las piernas de los tobillos pero pude sacarme y lo abrace de la cintura acomodando mis nalgas en su paquete que ya se sentía bien listo para jugar. Él intento sacarse pero no pudo y lo jalé hacia a mi de tal forma que terminó apretando una de mis tetillas y la empezó a morder y mamar. Ese fue el momento en el que se sinceró en sus intenciones y dejó de lado las apariencias. Estaba caliente y se iba a desquitar conmigo.

“No sabes lo que acabas de despertar putita; tengo semanas sin comerme un culo” me dijo y después me dio unos besos, yo le respondí “no coges porque no quieres… mi hoyito a ti te pertenece” y eso lo calentó muchísimo pues de un golpe me quitó el shorts, me dio la vuelta y me puso en cuatro y se sacó su miembro dándome con él una nalgada. Él me la quería meter pero no me deje porque le quería saborear el pito a mamadas “espérate tío, quiero probarlo” y él solo se rio.

Entonces pude verlo; efectivamente era enorme, yo creo que media como unos 26 CM, muy grueso y con las venas bien marcadas. Lo vi como niño a caramelo y luego de analizarlo detenidamente me lo llevé a la boca y comencé a tragar. Trataba de metérmelo todo pero no podía, como su forma es curva hacia arriba topaba en mi garganta y solo me lastimaba. “No lo intentes, nadie me lo come entero… ya me resigne” me dijo mi tío, lo que provocó que lo tomara yo como un reto.

“Vas a ver como logro lo imposible” le dije y me subí al sillón pero al revés, con mi espalda en el asiento y mis piernas en el respaldo, dejando que mi cabeza quedara caída, ojalá me logren entender. Así le hice señas a mi tío que me la metiera y entonces si, con mucho aguante y no sin ahogarme un par de veces antes, comencé a chupársela toda, me la fui clavando poco a poco hasta que fui sintiendo como mi garganta se iba abriendo ante el ancho de aquel monstruo venudo, todo ambientado por los ricos gemidos de aquel tipo que estaba encontrando en mi boquita el placer que hacía semanas mi tía le negaba.

De repente la sacó y me dio la vuelta. Aventó tremenda escupida entre mis nalgas, se llenó con otra escupida la verga de saliva y me dijo “a ver si a hora me abrazas como antes” y yo acostado abrí mis piernas ofreciéndole mi culo y mientras él la fue metiendo yo lo empecé a abrazar pero también le apretaba el miembro con mi culito lo que hacía que el gimiera de placer.

Entre más le abría mis piernas el aprovechaba metiendo más su verga hasta llegar a la base de sus huevos que pudieron tocar mi culo cuando comenzaron a rebotar en el con ese sonido que hizo que mi verga (de quince cms) despertará de todo el movimiento. Yo le apretaba el culo lo más que podía lo que hacía que su erección se sintiera aún más grande y por más tiempo. Me estuvo cogiendo en esa posición, tomándome los tobillos, cogiendome de patitas al hombro e intercambiando para besarme de vez en cuando. Luego, cuando sintió que faltaba poco para venirse me puso en cuatro sobre el piso y me cogio aún más fuerte que el anterior, embistiéndome con tal fuerza que ya era dolor muscular el que mis nalgas sentían pero me gustaba. Me gustaba saber que mi tío estaba como loco por mi cogiendome muy bien y muy caliente gracias a mis nalgas.

De perrito estuvimos otro poco tiempo hasta que me dijo que se vendría y enmedio de unos gemidos de macho que eran gritos y que provocaron que yo también me viniera a mano, mi tío Joaquín me dejó su leche la dejo en mi ducto provocándome una emoción que apenas me la saco me tumbe en el piso a disfrutar el placer que mi cuerpo tenía. Entonces me limpio y nos arreglamos y a los minutos llegaron mi tía y mi mamá.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.