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Los machos que me dieron su chorizo argentino

Tenía en aquél momento 19 años…si bien sentía muchas veces deseos de tener sexo con hombres no era fácil encontrar la ocasión y me resultaba muy difícil ser el provocador de la situación…estaba en la ciudad de Buenos Aires y tenía curiosidad por descubrir sensaciones nuevas…

Un Domingo salí a caminar por el barrio de San Telmo y la noche de primavera acompañaba mis sensaciones…una temperatura agradable y la desinhibición de estar en una ciudad donde nadie me conocía me animaron a cruzar miradas regalonas con cuanto hombre me cruzaba en las calles.

Ya era bastante tarde y entre en un barcito donde solo estaban los dos hombres que lo atendían…y por lo que ví se aprestaban a cerrar…me acerqué a la barra y le pregunté a uno de ellos bigotón y con cara de recio si todavía podía comer algo…a lo cual contestó con la pregunta: ¿te gusta el chorizo?…y aunque leí una intención doble contesté «si»…bueno, lo único que podemos ofrecerte a esta hora son dos chorizos…»bueno, está bien respondí»…pero me quedó la sensación de que el hombre me estaba sondeando.

Me senté en una mesita cercana a la barra y desde ahí le pedí: «y una copa de vino» sonriendo me dijo “ya te lo sirvo… el otro señor comenzó a levantar las sillas y ponerlas de revés sobre las mesas y bajó una persiana metálica que cerraba por completo el local dejándolo incomunicado con la calle.

Me dió algo de miedo estar en esa situación; el señor de la barra al ver la expresión de mi rostro dijo, cerramos por seguridad, son casi las 2 de la madrugada, pero quedate tranquilo que te daremos los 2 chorizos» a lo cual respondí «ok…» por mi cabeza se cruzó un pensamiento que me daba algo de miedo pero a la vez deseaba que fuese así…ambos eran hombres de aproximadamente 50 a 55 años.

Cuando ya el local estaba cerrado el de la barra se vino se acercó a mi mesa con una botella de vino y tres vasos y guñándome un ojo dijo «este es una atención de la casa, lo compartimos» a lo cual respondí algo confuso y timidamente «bueno…gracias».

Se sentó a mi lado y me dijo: “en un ratito salen los chori ¿que andas haciendo por acá a estas horas?», le expliqué que había hecho mi primer viaje solo a Buenos Aires, que era del interior y siempre había querido conocer esa hermosa ciudad…»salí a caminar y sentí hambre y acá estoy» (agregué)…sonrió maliciosamente y me dijo «Guillermo y yo podemos hacerte pasar una hermosa noche… te gustaría comerte nuestros chorizos?»

Yo me puse colorado y ya no había mas que entender, estaba todo claro… mi miedo se mezcló en mi cabeza con el deseo y pensé que era una situación ideal para realizar mi fantasía; le contesté «si, me gustaría, pero por favor no me traten con violencia».

Me dijo «no cariño, somos buena gente, te los vamos a dar con amor»y luego me acercó su cara a la mía y comenzó a besarme en la boca con lo que fui venciendo el prejuicio y me sentí muy caliente; mi lengua comenzó a enroscarse con la de él y ya tenía sus manos entre mis piernas… me fui entregando a la calentura que me provocaba y pegando mi cuerpo al de Horacio (así se llamaba).

Él emitía sonidos de placer y jadeaba y en eso se acercó Guillermo tocándose el bulto y balbuceó “que hermosa putita!!… debes ser muy golosa”. Yo lo miré con ojos de mujercita entregada y le dije: “nunca lo he sido, .pero me muero de ganas de comer sus chorizos» y comencé a desabrochar sus cinturones y ellos me dejaban hacerlo.

Así, entre besos y manoseos de los dos, terminé de dejar al desnudo sus chotas y al verlas pasé saliva; eran las dos muy gruesas, estaban duras y me parecían enormes.

Luego ambos me tomaron de la cabeza y me empujaban en dirección a sus falos que explotaban de excitación y yo con ellos. Tomé uno con cada mano y empece a besarlos y a gemir, juro que moría de placer pues mi boca se turnaba recorrieno uno y otro lamiéndolos como una puta experimentada.

Yo me los metía en la boca y miraba a los ojos a los dos machos con agradecimiento, pidiéndoles más, mostrándoles cuanto me gustaba tenerlos en la boca.

Ellos suspiraban, emitían sonidos de placer y me decían alternadamente «putita heromsa como te gusta el chorizo… .se nota que estabas muy hambrienta… sos una perrita muy cochina…», «te encanta no?” A lo que yo solo decía entre lamidas “siii, siii… son hermosos… quisiera que me hagan su putita privada… pídanme lo que quieran…. me gusta ser de los dos…. enséñenme a satisfacerlos”.

La de Guillermo tendría unos 19 x 6 cm y la de Horacio unos 18 x 5 cm… quería que esa noche nunca terminara. Ellos me desnudaron y al instante eramos tres amantes apretaditos; no hay palabras para describir lo que sentí al estar siendo abrazada por dos cincuentones peludos y morbosos.

Con sus toscas manos me metían sus dedos en el culo.; yo me contorsionaba mientras los besaba apasionadamente…»son dos machos hermosos, quiero que me llenen el culo de de leche… por favor, cójanme, quiero que me cojan «.

Horacio me decía «que puta sos” y Guillermo chupándome las tetitas «zorrita… golosa… que bien que la mamás!!! Luego me acostaron en una mesa y Horacio puso su glande húmedo y baboso en mi agujero y empezó a moverse en círculos acariciándomelo y provocando mi deseo a un punto increíble de calentura.

Fue entonces que lo sentí entrar; me dolia pero le pedía “cojeme, por favor cojeme” y mi culito fué cediendo y ahí comencé a menear mis caderas mientras le decía “mas… mas… me gusta muchooo… rompémelo todo”

Al mismo tiempo que Horacio jadeada (que lindos son los machos jadeando de excitación !!!) Guillermo me la metió en la boca y me decía «chupámela puta…siii, asíii,lo haces mejor que mi mujer”. Él me cogía la boca desenfrenadamente…»te vas a tomar toda la leche no?» y yo asentía con mi cabeza aún mirándolo a los ojos y muerta de amor.

Horacio me la sacó y me la puso en cara para que se la mame a el y Guillermo le dejó el lugar y me la enterró de una sola vez en el culo; bombeaba salvajemente, creí que me moría de dolor pero enseguida pasó y separando un instante de mi boca el falo de Horacio empece a decirle “si mi amor dámela más fuerte… ahhh ahhh destrozame el culo… por favor… inúndamelo de leche que yo soy tuya, soy tu hembra y quiero ser para siempre tu hembra” todo esto casi gritando de placer.

Entonces él soltó su semen en mi interior con una fuerza increíble tanta que parecía que me estaba llenando entera de esa leche hirviendo que me ardía el culo y gemía como una puta.

Ahí le dije «te amo… te amo… quiero que seas mi macho” y seguí atendiendo la pija de Horacio… que al instante me llenó la boca de leche. Definitivamente fue una noche inolvidable.

Ya al día siguiente fuí a cambiar mi pasaje de regreso porque lo retrasé una semana para acostarme con mis dos machos todas las noches, y con Guillermo también nos veíamos todas las tardes ya que el estaba solo en su casa y cuando su esposa se iba a tabajar llegaba yo y me hacía coger por ese hermoso macho que me confesó que estaba enamorado de mi.

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