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Necesitando de un albañil para hacer reparaciones del patio trasero, terminé dándole todo mi cuerpo, cumpliendo lo que deseó hacerme y hasta me convenció de dejarme coger sin condón y terminar dentro de mi

Les cuento que como nunca he sido bueno para las cosas del hogar, ahora que estaba modificando el patio necesitaba un albañil para realizar algunas reparaciones.

Justo un fin de semana próximo, mientras manejaba y hacía algunas vueltas en la ciudad, vi a un par de estos señores que traen una carpa pequeña con la leyenda de los oficios que saben hacer.

Decidí parar a preguntar, charlar con uno de ellos sobre si sabía hacer el trabajo, cuánto me costaría y cuánto tardaría, me pareció buena opción y quede con uno de ellos, que iba a ir a trabajar tres días.

El albañil era un hombre joven, unos 28 años, tal vez más, tal vez menos, sus manos lucían muy descuidadas , gruesas y toscas, su forma de ser era la de un hombre varonil y de pocas palabras.

Quedamos en que trabajaría 5 horas por día y lo haría en la mañana, pues yo tenía esa semana tiempo por las mañana y podría ayudarlo , terminaríamos más rápido y me cobraría más barato.

Llegando el día, todo salió como un día cualquiera, el señor era trabajador y resultó buen conversador, hablamos de cotidianidades todo el tiempo aunque resultaba curioso hacia mis tatuajes haciéndome preguntas a ratos sobre ellos.

Ese día terminó como un día común, al día siguiente hacía calor, habíamos hecho buen equipo de trabajo e íbamos más adelantados de lo que deberíamos ir, así que decidí comprar unas cervezas.

Ese día trabajamos más horas, pues no sólo el señor tenía tiempo, sino que yo también, por lo que paramos al rededor de las 6pm.

El día siguiente era el último día y ya había más confianza así que decidimos comenzar a trabajar con un par de cervezas pues íbamos muy adelantados y de cualquier forma tendría que pagarle sus 5 horas.

Adentrados en la plática, las cervezas y el trabajo, el señor se acercó por mi espalda y me pregunto qué tipo de tatuaje se alcanzaba a ver en mi espalda.

Yo, sintiéndome entre hombres, sólo me quite la playera sin contestar nada y lo deje ver el tatuaje; el señor comenzó a decirme que estaba muy chingón y con su dedo tocaba algunas partes describiéndome lo que le gustaba.

Sinceramente me fue muy extraño sentir su dedo de una forma rara al tócame, parecía acariciarme la espalda pero no dije nada , pues solo pensé que estaba loco.

Pero todo cambió cuando sentí como metía parte de sus dedos entre mis nalgas. Yo me quedé helado, no reaccioné. Él, al ver que no hice ni dije nada, con su otra mano me tomó de mi abdomen y me metió por completo su otra mano dentro del pantalón, tocando y apretando de una manera muy lasciva la entrada de mi culo con uno de sus dedos gruesos y un poco rasposos, pero nada molestos.

Traía las manos limpias pues venía regresando del baño, así que la sensación que sentí fue en extremo excitante, no podía creerlo.

Yo solo seguí con los ojos cerrados disfrutando la forma en la que un albañil maduro me estaba agasajando.

El señor decidió bajarme los pantalones, se lamió su mano, escupió en ella y me embarro toda su saliva entre mis nalgas.

Yo no sabía qué hacer, pues lo que sentía y lo que deseaba no concordaba con lo que debía hacer, pero el albañil me causó tanto morbo que a pesar de escuchar y saber que se estaba bajando los pantalones y se estaba llenado de saliva la verga, no hice ni dije nada.

Así que él me dejó ir poco a poco su miembro sin condón, mientras que entre mis nalgas escurría su saliva; yo estaba sumamente lubricado y sentí la sensación de la piel de su cabeza gorda abriéndome lentamente el culo, pues me comenzó a coger solo dejando entrar y salir su cabeza.

Sentía su miembro a reventar, estaba gordo y poco a poco comenzó a dejarse ir sin control. Me levantaba de mis caderas empujándome hacia el de una manera muy tosca, me sentía con el culo completamente lleno, no le cabía más.

Entonces comencé a sentir como se venia dentro de mi, no hablábamos entre nosotros, solo cedí mi cuerpo a su verga y él se apropiaba de mi culo. El albañil solo seguía moviéndose muy rápido y tosco para después hacerlo despacio pero aún tosco y con su pene firme, mientras yo sentía su pene bombear y escupir su leche caliente dentro de mi, incluso comencé a sentir escurrir su semen por mis nalgas y mis piernas.

Cuando terminó de moverse no me la saco, me dijo «mastúrbate con mi verga dentro», no batalle nada, pues yo estaba a full por sentir aquella verga de macho en mis adentros. Fue entonces cuando sentía que me venía, así que comencé a masturbarme mientras el decía «que rico aprietas tu culito», me volví loco y terminé a chorros.

Así con su pene dentro de mi, nos quedamos unos momentos, en silencio pero sonriendo comenzamos a limpiarnos y retomar el trabajo.

La sensación fue extraña pero afortunadamente no incomoda.

Lo siguiente ya no tiene nada de interesante pues a decir verdad ya no le he vuelto a ver ni a buscar.

Tan solo terminamos el trabajo, se le pagó y todo fue tan normal como debería de ser la relación entre un patrón y el albañil que le ayuda.

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