... ...

Sexo con señores: la mejor opción

La mayoría de mis experiencias sexuales gay son con hombres casados. Yo actualmente tengo 30 años, soy activo. Me gustan más por que son discretos, varoniles, y mayores de edad que yo. Les relato una de mis experiencias… 

Fue hace tres años aproximadamente… Había escuchado que en la glorieta de división del norte había algo de ambiente. Así que un fin de semana me decidí a ir, llegué ahí al rededor de las 10 pm. Me senté en el jardín que esta en la entrada del samborns. De inmediato me percate del movimiento. Había dos chavos más ahí en el jardín, muy x no eran de mi agrado, buscando al igual que yo acción. Los otros que buscaban acción eran algunos chóferes que pasaban por la avenida, pues se aventuraban a dar varias vueltas buscando alguien de su agrado. Más de uno se detuvo y me hacía señas para acercarme a su auto, o subirme. Pero la verdad no me lo hice por dos motivos, el primero no alcanzaba a ver bien al conductor, si era o no de mi agrado, y la segunda por pena, ya que pasaba un poco de gente. Total de repente llegó un hombre caminando. Tendría algunos 38 años, piel blanca, cabello obscuro, una barba bien arreglada. Media 1.70 aprox. Y se sentó a unos metros de mí, la verdad de inmediato llamó mi atención, pero soy un poco inseguro y yo nunca doy el primer paso.

Pues de inmediato uno de los chavos que estaba ahí se le fue encima (con el pretesto de que le encendiera un cigarrillo), le hizo platica por unos minutos y creí que había perdido mi oportunidad. Pero después de unos minutos el chavo se retiro, y mi posible conquista quedó solo. Hubo un cruce de miradas, le sonreí y esa fue la oportunidad que el estaba esperando, pues de inmediato se acercó. Una voz, varonil, chamarra de cuero negra y un olor increíble, y lo mejor una voz varonil. Estuvimos platicando y la química se dio de inmediato. Total para no hacer el cuento largo me dice, vivo a unos 20 min de aquí, me gustaría llevarte a mi depa, pero ahí esta mi esposa ahora, por su trabajo viaja mucho pero este fin se quedó (creí que me mentía, pero el anillo en su mano me confirmó que era casado). Eso me prendió aún más, y me hizo aceptar su invitación a un hotel. Resulta que había estacionado su auto enfrente de la agencia KIA, y contaba con un par de horas para divertirse.

Buscamos un hotel, pagamos cada quien la mitad y nos sumergimos en una noche (unas horas) de placer como pocas veces he vivido. Entramos a la habitación y de inmediato me beso con una pasión desbordada (en la platica me comentó que algo que le prendía demasiado es besar a hombres con barba, y lo pude comprobar). La verdad el vato era guapo, varonil y su olor era super rico, no pude resistirme a sus besos (puedo contar con los dedos de una mano los hombres que he besado, no es algo que yo haga regularmente), el tenía todo lo que me gusta de los hombres.

Me pidió que nos quitaramos la ropa lentamente, y así fue. En ese entonces yo hacía ejercicio regularmente y tenía un físico agradable, sin llegar a ser un adonis. Pero el no se quedaba nada atrás, también me había confesado que hacía ejercicio (de hecho me contó algunas historias que tenía con un par de amigos del gym, igual casados y bisexuales, con los cuales de vez en cuando tenía sus ratos de placer, me mostró fotos de sus amigos mencionados y también muy guapos los carbones, uno con cuerpo digno del Olimpo).

Le quité la chamarra y el quito mi sudadera, mientras continuaban los besos, las caricias, los abrazos y las palabras que se suelen decir en ese momento. Después de unos minutos nos quitamos cada quien la playera y nos fuimos a la cama, con besos cada vez más apasionados y jadeos cada vez más cálidos. La sensibilidad estaba a su máximo explendor. Me monto, ambos conservamos los pantalones y zapatos para ese punto, pero recorrió de mi boca a mi ombligo con sus labios, pasando por mis hombros, pectorales, axilas y brazos.

La sincronía era perfecta, parecíamos una pareja que llevaba años en la intimidad. Yo por mi parte hice lo mismo, ahora era mi turno lo monte e hice lo mismo que el hizo. Hacía énfasis con mis labios y lengua donde veía que se retorcía de placer. Sus pectorales estaban super marcados, brazos firmes y un abdomen plano. Su olor y voz me seguían matando, incrementando el placer que yo sentía en ese momento. Desabroche su cinturón al igual que su pantalón, baje el cierre y después pase a quitarle los zapatos, baje su pantalón lentamente y pude ver un bulto blanco, y una verga erecta debajo de ese bóxer blanco ajustado, unas piernas torneadas.

Me detuve un instante a ver ese espectáculo, y la verdad estaba que no me la creía. El se sentó al filo del colchón, beso mis abdomen por unos instantes mientras desabrochaba mi pantalón, y besaba y rosaba con sus manos verga ya firmé, que levantaba mi pantalón con cada palpitar… Comenten si quieren que siga contando la historia

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.