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Calentándome con el albañil que trabaja en mi casa

Relatos gay de albañiles. Ahora ya casado sigo con el gusto por la verga. Hace unos días comencé una remodelación en la casa. Le hablé al contratista de confianza y él trajo a su equipo. Venía un muchacho de unos 24 años no muy alto, robusto con algo de pancita y sonrisa de niño, nada feo el muchacho. De cabello casi rapado, trompudillo y casi lampiño por lo poco que dejaba ver. Usa unos shorts hasta la rodilla pero están rotos en ambas piernas, los agujeros continúan hasta unos centímetros arriba de donde comienza la bolsa del pantalón, así que trae las bolsas de fuera.

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Desde el primer día noté unas miradas coquetonas y una sonrisa pícara del werco, mas cuando me cachaba viéndole las piernas o la panza en algunos momentos en que se sube la camisa para limpiarse el sudor. Un camino delgado de vello que inicia en el ombligo y se pierde en el borde del pantalón que deja ver el hueso de sus caderas.

Enyesaron un closet que tengo en la planta alta y como estaban trabajando arriba les dije que podían usarlo para cambiarse. En varias ocasiones me ha tocado verlo en sus boxers cuando se cambia, con el pretexto de revisar el trabajo en la planta alta me voy antes de que suban a cambiarse para irse y siempre sube el primero. Se cambia la ropa sin cerrar las puertas del closet dándome chance de verlo en puros boxers, se ve muy rico. Se sonríe por que sabe me gusta y se toma su tiempo para enseñarme el paquetote que se carga. Yo trabajo en la planta baja y cuando bajan por la escalera tienen chance de ver mi pantalla de la computadora en la que a veces tengo porno gay. Cuando él baja o sube dejo lo que esté viendo y cuando algún otro baja o sube cambio la pantalla a otra cosa. Con mi esposa en la misma habitación que yo difícilmente se puede hacer algo mas que una mirada rápida y listo.

Afortunadamente esta semana mi esposa tuvo que hacer algunas vueltas de su negocio y me quedé solo en la casa supervisando los trabajos. Ese día solo eran tres los que trabajaban, el pintor y sus dos ayudantes, Oscar el guapito era uno de ellos. Mientras pintaban arriba, Oscar bajó y se quedó parado en el descanso de la escalera viendo mis videos porno gays, yo sin verlo directamente sabía que ahí estaba viendo. De reojo veía como se acomodaba el paquete, así que voltee, le sonreí y le hice señas para que se acercara. Se paró a un lado mío y comenzé a tocarle las piernas, primero debajo del short, luego a través del agujero del short y fui subiendo la mano hasta que desapareción detrás de la tela de bolsa y comencé a sentir el boxer.

Le acaricié el paquete por encima del boxer y se notaba de muy buen tamaño y casi completamente duro. Se la apreté varias veces y empujaba la cadera entrecerrando los ojos, así que le metí la mano por debajo del boxer y me encontré con sus bolas sudadas y grandes, colgando muy abajo por el calor. Luego me enfoqué en su erección y pude notar que no era circuncidado y tenía muy mojada la cabeza. Le bajé el cierre del pantalón y le saqué la verga que me metí a la boca de inmediato. El olor y sabor a sudor y restos de orina era intenso, delicioso.

Me tomó de la cabeza y comenzó a cogerme la boca y su verga se iba fácilmente hasta mi garganta, unos 18 centímetros de verga gruesa. < relatos gay de albañiles >
Lo estaba saboreando y disfrutando su verga en mi garganta, hubiera querido mamarle los huevos pero no podía, así que me enfoque en mamarsela y acariciarle las piernas. No duró mucho, en manos de 3 minutos me tomo la cabeza con las dos manos y me la empujó hasta el fondo con una respiración agitada y tratando de no hacer mas ruido. Toda su leche en mi garganta, solo saboree las últimas gotas cuando me la sacaba y le exprimía la verga en mi lengua.

Unos momentos después se escuchó el grito de «Oscar!» del pintor. Se acomodó la verga semierecta y se fue a trabajar.
Transcurrió el día y ya para la hora de salida me fui para arriba y me metí al baño, me senté en la taza con todo y ropa y esperé. Un par de minutos después, que se me hicieron eternos, escuché los pasos y luego se asomó por la puerta. Me hizo la seña con la cabeza y le señalé que entrara. Se trajo su ropa, cerró la puerta y se quitó los pantalones. Me sorprendió ver que tenía una erección como la de la mañana. Se acercó a mi y le bajé los boxers, mi hinqué frente a él y metí la cara debajo de sus bolas.

El olor era intoxicante, sus bolas todavía húmedas del sudor y yo aproveché para saborearlo todo. Sus boxers esaban en el piso y sacó la pierna levantando el pie y poniéndolo sobre la taza. Eso me dió acceso completo a su entrepierna, le lenguetee todo desde poco antes de culo hasta las bolas. Me las metí a la boca con dififultad y luego comencé a lamer su verga hasta llegar a la punta y metermela toda a la boca.
Mis manos acariciaban y abrazaban sus piernas que me fascinan, musculosas y marcadas con vellos hasta la rodilla y luego lampiñas, sus nalgas totalmente libres de vello, redondas y musculosas. Le levanté la camisa y se la quitó así que pude lamerle y besarle el abdomen, las tetillas y al final plantarle un beso de lengua en la boca.

Comenzó a desabrocharme el short y yo solo lo empujé con todo y boxers al piso. Se hincó y me chupó las bolas y luego se metió mi verga en la boca, que rico la mama el chamaco.
Luego me dió vuelta y me empujó para que me inclinara un poco asi que puse las manos contra la pared y pare el culito. Sus manos abrieron mis nalgas y su lengua se metió en mi culo y comenzó a hurgar muy adentro. Eso me prende cañon y lo único que podía hacer era empujar mi culo contra su cara y con una mano abirme mas una nalga para sentir su lengua entrar y salir de mi culo.

Se paró, se ensalivó la verga y sin decir nada la puso contra mi culo y yo comencé a empujar hacia atrás sintiendo como se metía su cabeza y luego de un empujón me la dejó ir hasta adentro. Como si no hubiera mañana me tomó de la cadera y me dió verga con cogidas fuertes y hasta el fondo. Yo me sostenía con una mano y con la otra me la jalaba despacio, no quería terminar rápido para poder disfrutar la rica cogida que me estaban poniendo. Me la sacó, me levantó la pierna para poner el pie sobre la taza y se hincó para mamarme el culito otra vez. Me la jalaba con la mano y sentía su lengua recorrer la parte de atrás de mis bolas.
Luego se puso de pie y me la volvió a meter.

En esa posición sentía que se iba mas adentro. < relatos gay de albañiles > Ahora me cogía despación pero hasta el fondo. Luego me dijo «¿dónde los quieres?» y le dije lo único que se puede decir en esa posición «adentro» y aceleró el paso con metidas duras y firmes hasta que me lleno el culo con su leche. Me abrazó todavía con la verga adentro y me dijo «estás bien rico apa». Luego me la sacó, me dió la vuelta y se hincó para mamarmela. La sensación fue tan intensa y rica que me vine muy rápido y como buen chico se tragó toda la leche. Luego se puso de pie y me dió un beso de lengua largo y delicioso mientras su mano jugaba con mi culo y removía algo de la leche que me había dejado.

Luego lo vi vestirse mientras sonreía nerviosamente, me dijo que ya se iba y me despedí de él con un beso de lengua. «Nos vemos mañana de nuevo» le dije y le apreté el paquete. Eso fue el martes, hoy es sábado y me ha dado a mamar y me ha cogido todos los días, parece tarea y me encanta. Va a ser un fin de semana muy largo esperando que regrese el siguiente lunes.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.