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Trabajando junto al amigo de mi papá

La historia que aquí les cuento sucedió cuando yo tenía 16 años… había terminado secundaria y tenía decidido conseguir un trabajo durante los meses de vacaciones de verano pues quería ahorrar dinero porque soñaba con tener una motocicleta y sabía que eso significaba un esfuerzo que mis padres no podían costear.

Una noche vino a cenar a casa un matrimonio amigo de la familia y cuando mi madre contó que yo andaba en eso el Sr Carlos, un hombre de unos 48 años que vestía con elegantes trajes y pese a tener algo de pancita era muy elegante, de cabello ondulado entrecano 1, 85 de estatura y ojos claros (un churrazo), me dijo que él podía darme una mano, tenía un negocio de electrónica y durante el verano licenciaba gradualmente a su personal.

Me preguntó si sabía usar Excel y un par de cosas más a lo que respondí que si y me citó en su negocio el primer lunes de julio. Hasta ese momento nada raro parecía suceder.

Así llegó el lunes que habíamos acordado y me presenté ensu local, prolijamente vestido con un jean ajustado y una camisa lisa clásica; estaba felíz de haber conseguido ese empleo. El señor me hizo pasar a su oficina y me adjudico un escritorio a pocos metros del que utilizaba él y luego me explicó un par de tareas de rutina y me dijo: «que bueno será tener un compañero; mi secretaria está con licencia por un embarazo de 7 meses que se complicó y pensé que trabajaría solo todo el verano».

Bueno, ocurrió que estábamos solos en su oficina y el resto del personal se comunicaba con el desde el local a través de un radio, o sea, nadie entraba en su despacho.

Carlos cada tanto iniciaba algún diálogo y parecía tener interés en entablar una relación de confianza lo cual me caía muy bien, algunas veces me daba vuelta para responderle algo y notaba en él una mirada cálida y amable que en principio no me llamaba demasiado la atención pero al cabo de algunas horas se empezaron a cruzar algunas ideas raritas por mi cabeza.

Cuando terminó la jornada comencé a prepararme para irme y le dije “bueno Don Carlos, me voy” entonces me miró con cierta picardía y se levantó de su silla, se me acercó y me dijo «sabes?,estoy muy felíz de tenerte de compañero”

Pasó su mano por mi cabeza como acariciándome y agregó: «mañana a las 8 nos vemos?” me guiñó un ojo y yo respondí «si, a las 8 en punto estoy»; luego me dió un beso en la mejilla pero bastante cerca de mis labios y me fuí bastante pensativo, confundido pues pensé que por ahí era mi imaginación lo que me hacía desviar de un pensamiento normal pero no pude controlar esa sensación y esa noche por primera vez me masturbé pensando en un hombre: don Carlos.

Comencé a sentirme atraído por el amigo de mi padre… no quería aceptar esa idea pero cuando quise detenerme empezaba a asumir que deseaba que algo pasara entre nosotros…

Los días siguientes nuestras conversaciones se fueron haciendo cada vez más íntimas hasta que llegóel momento de quiebre. Yo estaba semi agachado acomodando unas fichas en los archivos y Carlos se acercó me tomó por la cintura y apoyó su bulto en mi cola.

Yo no sabía de que manera reaccionar pero me dí cuenta que lo deseaba pero no podía dejar de avergonzarme, asociaba ese tremendo deseo que me atormentaba con la amistad de Carlos con papá. Eso pensaba cuando él comenzó a darme besitos en el cuello muy suaves y me dijo: «tranquilo… no hay nada de malo, sé que te gusto y tu a mi me enloqueces… te prometo que nadie lo sabrá».

Entonces me di vuelta, lo miré frontalmente, sonrojado y acerqué mi boca a la de él diciéndole: «Carlos, prometame que mi padre no lo va a saber” y me dijo “Prometido mi amor… estamos solitos todo el día en esta oficina y nadie tiene porque enterarse que nos queremos». Ahí comenzamos a besarnos como enamorados y yo descubrí que era gay.

Me gustaba demasiado y estaba todo el tiempo esperando la hora de entrar a mi trabajo…me hizo el amor en todas las posiciones…suavemente…con mucha ternura y pasamos unos meses de romance salvaje…yo me solté rápidamente y empecé a ir al negocio con calzones de mi hermana que a Carlos le enloquecían.

Luego alquiló un departamentito sencillo bastante alejado de las zonas transitadas de la ciudad y seguímamos cogiendo también los fines de semana. Ambos estábamos enviciados el uno por el otro y yo me sentía ya toda una nena y a él le gustaba… llegó a acabar hasta 4 veces en mi cola en una sola tarde…

Cuando terminó mi tiempo de trabajo y comenzaron nuevamente las clases nuestros encuentros eran en el departamentito y los planeábamos con mucha cautela. Su deliciosa pija (medía unos 19 x 6) se transformó en mi adicción y lo fué por muchísimo tiempo… ya contaré como y cuando se terminó nuestro romance.

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