Los primeros meses los pase prácticamente en casa. Del trabajo a casa y viceversa, pero con la llegada de Germán el jefe de mi sección, que regresaba de un viaje a Canada todo iba a cambiar. Germán es un hombre de cuarenta y seis años, muy atractivo, alto de 1,86 moreno, ojos verdes y fuerte constitución. Es un hombre de esos que llaman la atención.
La verdad es que el se cuida mucho, va al gimnasio a diario, no fuma y solo bebe en contadas ocasiones. Germán desde el primer dia que me conoció estubo tirandome los tejos. Me sentí seducido desde el primer dia, eso a la vez me consternaba porque era la primera vez que notaba que un hombre me seducia de esa manera.
Yo tenía novia y jamás había pensado en estar con ningún hombre. Pasando el tiempo comprobé que mi situación en la empresa era cada vez mejor, tenía más tiempo libre y la verdad es que no se a que era debido.
Un día que estaba de tarde antes de salir, Germán llegó a mi puesto de trabajo preguntandome por lo que estaba realizando. Por supuesto contesté y después me invitó a tomar una copa; le dije que no podía ya que al dia siguiente entraba en nuevo turno y para colmo era de mañana. Sonrió y me dijo que eso lo arreglaba el, para eso soy el jefe dijo sonriendo. Asi que al final acepté su invitación y salimos juntos de las oficinas. Me llevó a un bar muy bonito casi a las afueras de la ciudad.
Alli me dijo que me apuntarea al gimnasio, que fuera con el al proximo viaje a Roma, y para más sorpresa que pasara con el el fin de semana en Roses, un pueblecito maravilloso de la costa brava. No supe que decir pero Germán no acptaba un no por respuesta. Estaba solo en Barcelona y era hora de conocer más aquella zona. Con todo lo que estuvimos hablando el tiempo se me pasó muy rápido y cuando nos dimos cuenta eran ya más de las dos de la mañana.
Entonces me invitó una última compa en su casa a lo que no me negué. Estaba agusto asi que no tenía razón para decir que no. Una vez en su casa Germán se fue a dar una ducha no sin antes poner un par de copas; la casa era preciosa, me encantaba el decorado que tenía. Al cabo de unos minutos Gemán salió de la ducha con una toalla blanca anudada a su cintura como único acompañante. Me dio otra a mí por si quería ducharme y acepte, hacía un calor espantoso y pensé que estaría mucho más cómodo de esa manera.
- La gran herramienta de mi padre
- Le di un masaje a mi papá luego de su partido de fútbol
- Lo confieso: le hice un oral a mi padre
Cuando empecé a ducharme comprobé que tenía mi polla en semierección, no me lo podía creer. Me sentía atraido por un hombre por primera vez en mi vida. Me gustaba el trato que tenía conmigo, me embriagaba sentirme seducido. Al salir Germán estaba sentado en la terraza tomando su copa, había colocado unas velas e incienso. Me senté y cogí la copa. Germán no tardó en empezar a decirme lo que buscaba. Se levantó de la silla y se puso tras de mí, puso sus manos sobre mis hombros y empezó a darme unos masajes mientras me hablaba de Roma.
Sus manos eran suaves y calientes pero a la vez decididas y fuertes. Me dejé llevar y Germán con la yema de sus dedos empezó a acariciarme mis pezones, aquello me excito mucho. Cerré los ojos y respiré profundamente. Germán ya no hablaba, me giró la silla y me puso frente a él que seguía de pie. Ante mí estaba su toalla blanca. Germán se la quitó. Una enorme polla se cimbreó ante mis ojos, estaba excitado y aumentaba de tamaño a gran velocidad.
No pude contenerme y la acaricié. Después me la lleve a la boca y se la empecé a chupar sin pensar en nada más. Germán se dejó llevar y a mi me estaba gustando mamar aquella enorme polla que no dejaba de engordar en mi garganta. Me la tragaba todo lo que podía, despues con mi lengua pasaba por la punta y esto le hacía estremecerse de gusto.
Germán me miro diciendome que se iba a correr y en apenas unos segundos una gran cantdidad de leche inundo mi garganta. Me volví loco, me gustaba, no lo podía negar, me gustaba y mucho. Relamí lo que quedaba en la comisura de mis labios y al instante Germán me levantó y me agarro de la cintura llevandome a su habitación. Allí me quitó mi toalla y quedé desnudo ante el.
Mi polla estaba más dura que una piedra, me dijo que me pusiera en la cama y lo hice. Me coloqué a cuatro patas como el me indicó. Noté como empezaba a lamerme el culito con delicadeza, después me introdujo un dedo, luego otro y un tercero.
Me retorcía de gusto, hasta que noté algo muy caliente en mi lubricado agujerito. Era su gorda polla que pedía paso. Empezó empujando muy despacio y yo me sentí lleno, una extraña sensación que jamás había tenido antes. Me sentía lleno por completo, sus manos no dejaband de acariciarme las tetillas de tirarme del pelo. Al fin, noté como sus 26cm entraban por completo en mi culito ardiente.
Dios, fue increible, empezó a follarme con fuerza mientras me decía que me iba a rebentar de placer, yo no podía más y recuerdo que me corrí como una puta zorra encima de sus sábanas de seda roja. Germán siguió follandome, aún sabiendo que me había corrido, parecia que iba a explotar, tenía mi culo lleno de carne caliente y parecía vibrar dentro de mí. Germán me azotaba con fuerza y solo se que en ese momento comencé a correrme de nuevo, jamás me había pasado con ninguna chica, correrme dos veces tan seguidas en el tiempo.
A la vez Germán salió de mi, y se puso la polla a la altura de mi boca mientras se la meneaba con fuerza y me decia ¡toma mi leche! la acepte aún corriendome un poco y sentí el mayor placer del mundo, noté como si de mi culo saliese también líquido, como si me estuviese corriendo por el culo, había oído hablar del orgasmo anal pero jamás pensé que fuera tan placentero.
Me he convertido en el amante de Germán. Dejé a mi chica y ahora viajo por todo el mundo como ayudante personal de mi jefe. Follamos como locos y cada vez me gusta más. No nos cansamos y nada es monontono como con las mujeres. Soy feliz….