Me encontraba de vacaciones de verano en el rancho de mi familia, un lugar muy bonito por su naturaleza y alejado de toda civilización. Me encontraba ahí, porque a mí me gustaba mucho el lugar para vacacionar por la tranquilidad que se respiraba en el lugar.
Desde el primer día en que llegue mi Tío me recibió muy bien y con toda amabilidad, diciéndome que cualquier cosa que se me ofreciera simplemente se lo dijera. El primo hermano de mi madre era un hombre de unos 50 años; pero la atracción principal no era mi tío, era su hijo: Octavio.
De estatura media, moreno claro, apuesto, brazos delgados, un cuerpo estético por el rudo trabajo del campo y muy varonil, para mí era muy guapo, ese porte de macho se me hacía demasiado sensual.
El siempre vestía de jeans; algo sucios para cuando acababa el día, camisa de manga larga, botas vaqueras y sombrero, atuendo que lo hacía ver muy antojable.
Transcurrieron varios días sin ninguna novedad, mi tío en las labores del campo me asignó a Octavio para observarlo y aprender de ellas y distraerme un poco dado que por mi físico (en ese entonces era muy delgado, con un porte demasiado fino para un rancho)
No tenía mucha fuerza en los brazos y por ende mi tío nunca me pedía que hiciera algo rudo o trabajo pesado en el rancho.
Le había indicado a Tavo que solamente lo ayudara en las cosas simples, como criar animales o pescar cerdos, por lo que de inmediato me volví como su ayudante, a donde quiera que iba el, iba yo detrás de él, acompañándolo siempre a todos lados, por lo casi me volví también su asistente.
Siempre caminaba tras de él, por lo que siempre admiraba sus ricas pantorrillas y sus gruesas piernas que marcaban un rico culo al caminar.
De vez en cuando me mandaba a la zona en la que se encontraban las viviendas de los vaqueros a dar alguno recado o entregar algún documento sobre la venta de algún ovino.
Ocasión que aprovechaba al máximo, dado que podía sentir las miradas lujuriosas de todos los vaqueros sobre mi culo, admito que mis nalgas siempre han sido un trofeo.
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Únicamente me observaban, algunos tocaban sus paquetes por encima de sus pantalones; no era una insinuación, creo que era más cuestión de hombría; de todos menos de Arnaldo, un vaquero que me destrozó con su grueso tronco… pero esa es otra historia.
Estaban ya por terminar mis vacaciones en el rancho cuando en un poblado próximo al mismo, se organizaba una gran fiesta patronal, de esas que se llenan de vaqueros y caballos y eventos ligados al tema.
Mi tío me dijo que tenía que ir con él, aunque no me gustara para que también me distrajera, ya que tenía asuntos pendientes por allá, le pidió a Octavio que me llevara a conocer algunas amiguitas por ahí.
Acepté solamente con intención de convivir más con mi primo Tavo, ya que el jaripeo pues ni me gustaba ni me llamaba la atención.
Llegamos al poblado, me pareció pintoresco, jamás había ido; música banda, mucha gente, demasiado ruido; Octavio me dijo que no me perdiera de él y que lo siguiera; mientras pasábamos entre el pasillo concurrido de gente, mi mano se balanceaba intentando rosar con algunos bultos.
Llegamos al lugar del evento y nos sentamos en una grada. Estaba llenísimo de hombres rudos y fuertes vestidos de vaqueros, todos con unos paquetes que daban tentación, no pude evitar mirarlos para ver si me ligaba a alguno con contacto visual; aún que no podía hacer mucho pues nadie sabía de mi homosexualidad.
El evento trascurrió sin pena ni gloria, había mucho alcohol provocando que varios tipos se emborracharan con el paso de las horas; Octavio no fue la excepción, hablaba ya bastante arrastrado, y se había vuelto más coqueto con sus amigas, y hasta algo más cariñoso conmigo.
Por ratos cruzaba su mano tras mi espalda, y decía algunas incoherencias; bromas y adulaciones; ya se había abierto un botón más de la camisa dejando ver el poco vello que portaba en el pecho.
Al finalizar el evento me dijo que yo manejara la camioneta de regreso al rancho para que no hubiera un accidente y pudiéramos llegar con bien.
Yo no tome nada de alcohol por lo que me sentía bien para manejar; Llegamos a la camioneta, nos subimos y emprendimos el viaje de retorno, en el camino íbamos oyendo música y hablando sobre el evento, hasta que de pronto me pidió que me detenga para que pudiera orinar.
Yo muy obediente hacia lo que me decía; abrió la puerta, y apenas dio unos pasos cuando saco su largo pene que de inmediato empezó a expulsar prima; yo no quería mirar, pero era imposible desviar la mirada—Perdóname primo, no aguanté, total no hay mucho que ver— dijo refiriéndose a su pene; la verdad si había mucho que ver, pues se notaba largo, más que grueso, y desde mi llegada había fantaseado con vérsela.
Se subió de nuevo al auto, y en el trayecto posó su mano sobre mi pierna diciéndome que me quería mucho, me agradeció por todo el apoyo que le había brindado, y reconoció que aún que era algo débil, tenía casta para ser vaquero.
Llegamos al rancho y ya cuando estábamos en la casa, me pidió que lo acompañara, total su papá regresaría el doble de tarde que nosotros, abrió una botella de tequila que tenía guardada y se sentó en la sala, prendió un estéreo que estaba ahí y ya cuando iba yo para mi cuarto me detuvo— Oye, espérate, acompáñame un rato, aunque no tomes, para platicar y me hagas compañía un rato ¿no?
— Bueno, te acompaño nada más un ratito porque tengo ya mucho sueño— respondí.
Empezamos a platicar sobre cosas sin importancia y mi primo tomaba y tomaba más tequila hasta que casi se terminó la botella, la verdad no se veía afectado, al menos no más de lo que ya estaba.
De pronto se quita la camisa, según el por el calor que hacía, observando su blanco pecho y casi lampiño, con apenas un montículo de vello entre sus pectorales, sus brazos no parecían de acero, pero se veían muy bien, provocándome una gran excitación por ver esa parte del cuerpo que tanto me gustaba.
Me senté de inmediato a su lado para ver si podía pasar algo, pues sus halagos se repetían una y otra vez y su contacto no dejaba de ser repetitivo sobre mis piernas o mi cuello.
— y dime primo, ¿tú no tienes alguna hembra en La Ciudad? La verdad no estás nada feo, tienes los genes de la familia; dudo que no sepas explotar lo que tienes— tuve que inventar algunas anécdotas para darle vuelta al tema, pues no sé si sería pertinente contar mi secreto.
—Aún que te diré algo, aquí entre nosotros, una de mis amigas, de echo mi ex novia, no dejaba de mirarte, lo noté por qué sé que tiene una fijación muy especial por los culos como el tuyo.
Pensé que me reclamaría en ese momento, pero no—¡No te espantes! No me enoja, la verdad hasta yo he notado el buen culo que tienes.
Su plática continuó e incluso comenzó a contarme cosas más íntimas de su ex— la verdad, mi ex era muy extraña con sus gustos, le excitaba mucho el culo de un hombre, de echo una vez me pidió permiso para tocar el mío, y terminó lamiéndome el año, y metiéndome un dedo, fue muy excitante ¿Te lo han hecho?
Vaya sorpresa la confección de Octavio, entonces pensé que no sería mala idea calentar un poco más la plática.
—¿Y si te digo que sí? — dije mientras me tomaba un tequila a fondo; pues era momento de mostrarme el cabron que era su primo.
—¡Primo! No sabía que también tomabas ¡qué Bien escondido te lo tenías canijo! Y cuéntame ¿quién fue la afortunada que te convenció a dar ese culo redondo?
—En realidad no fue una mujer— Estaba muy decidido ¿Que más podía pasar? — Fue un hombre, y la verdad me comió el culo tan Rico, que lo volvería a hacer— Hubo un rato de silencio antes que continuar la plática—primo te has quedado mudo ¿Todo bien?
—Sí, solo que no me esperaba esa respuesta— Tenía que volver a Octavio a la plática cachonda, no quería que se apague esa confianza.
—¡Tranquilo! No te voy a violar mientras duermes—dije en broma— Esta bien qué soy un espero lamiendo culos, pero somos familia, eso sería un crimen, aún que creo que sería más probable yo te lo diera a ti.
—No, admito que tienes unas nalgas envídiales, pero a mí me gustan las viejas…—Antes que pudiera continuar interrumpí su respuesta.
—Eso dicen todos antes de probar mi lengua en sus nalgas o en su verga… ya en confianza primo ¿Nunca has estado con un hombre? ¿Un beso, un faje, una calentura por borrachera?
Entonces es cuando ya Octavio se convirtió en la presa—La verdad… en una ocasión si hubo un faje por borrachera con un compa, pero te juro que estaba tan borracho que yo pensé que me estaba agarrando a mi vieja; si le di una buena cogida… admito que estaba más estrecho que cualquier mujer con la que he estado.
—Imagínate yo, que casi soy virgen; apenas he tenido sexo anal dos veces, así que estoy casi nuevo— obvio era para darme a desear.
—Pues has de estar bien apretado, la neta primo si fueras mujer, yo si te andaba cogiendo, tienes el culo bien parado, Justo como me gusta en las mujeres.
—Pues no lo tienes por qué no quieres— dije en broma, Octavio ya estaba demasiado Abierto a mis insinuaciones y albures, incluso notaba que de nuevo su contacto se estaba agudizando de nuevo.
Por momento ponía su mano sobre mi gruesa pierna mientras me contaba otras anécdotas; fue cuando me levanté a buscar hielos y pase frente a él cuando me pego tremenda nalgada—¡Mira eso nomas primo! ¡Pinche culón! Es de familia— dijo, yo solo me dejé manosear.
Incluso noté que se oprimió él bulto como insinuando lo grande que lo tenía— Toda esta madre se ha comido cientos de viejas del pueblo.
—¿Entonces si fuera vieja sería el ciento uno? Aún que podrías hacerte el borracho y sería tu segundo culo de hombre que te comerías primo.
—¡vato tu quiere que te de verga! ¿verdad? —Después de esto, se paró del mueble y se dirigió a su cuarto y me dijo espérame tantito, ahorita vengo no te vayas a ir.
Regresó vi que traía una película porno y la puso en el video para que se viera por el televisor. Yo ni loco me retiraba pues veía una excelente oportunidad.
Tenía todas las Armas para seducir a mi primo y por fin probar su hermoso miembro que otras veces había tenido la oportunidad de ver a escondidas, o por casualidad.
La puso, el video era de lesbianas, él se desabrocho el pantalón y se sacó la verga delante de mi sin ningún pudor; ya estaba demasiado excitado. Tenía una gran cabeza, Era más larga que gruesa, era uniforme y no tenía circuncisión—¡Que verga eres! A mi esa madre no me excita.
—espero que no te importe primo, pero tengo mucho tiempo que no cojo y tengo ganas de jalármela a ver si así se me quitan están ganas que traigo de culo… prefiero eso a violarte, así que si te excita verme puedes masturbarte viéndomelo.
— No, no, no te fijes en mí, tu disfruta de jalártela, es más si quieres yo te ayudo . . .
Sin decir palabra alguna, nos miramos, le quité la mano de su verga la tomé con fuerza, era muy larga, su verga estaba en su máximo nivel, traía la cabeza roja y la punta derramando deliciosas gotas—¡Pinche Wey! ¿eso querías, ¿verdad? — dijo mientras yo lo empecé a masturbar.
mientras el veía la película yo me aseguraba de bajar lo Sifuentes el prepucio para luego subirlo hasta cubrirle el glande y volver a bajarlo a un ritmo constante y con una maniobra ondular que le hacía desplegar algunos rugidos.
No tardé en sentir sobre mi cabeza una leve presión con su mano, peinaba mi cabello, era obvio que me indicaba que se la mamara; a lo que accedí sin dudar, pues era algo que estaba deseando desde hace tiempo.
Me lo metí en mi boca y empecé a succionar, primero tragaba al Fondo y depuse muy despacio la sacaba hasta la punta, su verga estaba muy rica y limpia, olía muy bien además de que estaba rasurado de esa parte, por lo que era un manjar para mi boca.
Así dure por varios minutos chupando y chupando, podía sentir su pre semen en mi boca. Para estar más cómodo, me arrodillé a sus piernas abiertas para poder tener un mejor ángulo.
Le retire toda la ropa y regresé a mamársela; pero está vez también les tocaría a sus gordos huevos. —pinché primo, que puto me saliste, mira nada más que rico la mamas, chúpala bien— me decía susurrando. Yo seguía mame y mame como becerro y sus manos en mi cabeza manejando el ritmo de mis mamadas, así estuvimos un buen rato, tenía aguante el perro; pero le tenía preparada una sorpresa.
Estaba lamiendo sus huevos cuando mi lengua comenzó a bajar un poco más haya que a las bolas, lamia esa línea al culo, mi mano masturbaba lento, por un momento pensé que cerraría las piernas, pues intentó detenerme; pero fue muy difícil cuando mi lengua por fin toco su ano.
Soltó un gemido, y levantó las piernas al aire permitiéndome mayor accesibilidad—¡Pinche puto! Que rico lo haces— dijo entre dientes mientras mi lengua hacía todo un torbellino dentro de su hoyo, me quitó la mano para que pudiera masturbarse a su ritmo, y me obligó a enfocarme en ese beso negro.
Notaba cómo se contraía una y otra vez su rosado ano, sobre todo cuando comencé a penetrarlo con un dedo, salía y entraba con facilidad, estaba ya muy dilatado, incluso pude meterle dos dedos sin problema. Me puse a una mejor altura, y mientras mis dedos violaban su casi virgen culo, coloqué mi boca en su dura cabeza mientras él se estimulaba con su propia mano.
Me dejó comerle el culo tanto como quise; pero el hombre no estaba satisfecho —Primo, ¿quieres que te coja, ¿verdad?
—Sí, cógeme, quiero sentir este enorme palo en mi culo, no me importa el dolor, quiero sentirme esa verga que han probado tantas viejas.
Octavio se levantó del asiento y me ordeno que me recargara en el mueble dándole la espalda y exponiéndole todo mi culo abierto para él.
Me abrió las piernas y exploro un poco mi ano con su dedo, no se resistió y quiso regresarme el favor, no quería quedarse atrás, tenía que demostrarme lo hábil que había presumido ser con la lengua.
Después de un rato de una rica manda de culo, me unto saliva como lubricante con sus dedos, me penetró con ellos lo suficiente hasta notarme listo para su miembro.
Empezó a meter poco a poco su verga, primero sentí el glande intentando entrar , por lo que me relaje lo más que pude para facilitar su entrada, era más larga de lo que parecía, pues podía sentir como había tardado en entrar completa.
Mientras me la metía poco a poco me decía al oído—pinché primo, que rico culito tienes, bien apretado, bien bonitas, paradas y redondas, parecen de vieja cabrón, te prometo que mañana no vas a poder caminar puto.
Sentí todo su miembro dentro de mí, y un inmenso dolor por lo estrecho de ser activo—Espera, Espera— le dije tratando de detener su largo mástil, pero él muy cabrón solo me la dejó ir más al fondo haciéndome soltar un gemido de dolor.
—Eso querías ¿Que te viole un macho de rancho? ¡Pues hoy vas a desear regresar todas tus vacaciones a qué te llene de semen! —cualquiera diría que era una violación.
No estaba lo Suficientemente dilatado y empezó a moverse brusco, a embestirme sin piedad sosteniéndose de mis finas caderas y después de mis hombros para llegar al final y cogerme totalmente.
Me sentía en las estrellas por cada bombeada que me hacía, no obstante, el dolor que sentía por tener su verga larga en mi culo, me ganaba el placer por el hecho de ser cogido por un tipo como el, rudo varonil, fuerte y semental.
Durante la placentera cogida yo solo atinaba a gritar o a gemir, las palabras no me salían; pues estaba siendo violado por mi borracho y excitador primo; termine siendo víctima de mi propia trampa.
El solo decía — ¿te gusta?, pinche primo puto, quiero que te guste mi verga, qué sueñes con ella ¿Querías verga puto? Te advertí que no me calentaras, hoy vas a dormir con el culo partido.
Nunca sentí tanto miedo y excitación; la adrenalina había dilatado mi ano permitiéndome disfrutar ya de cada rica embestida de la bestia vaquera.
No quería que terminara tan pronto, pero no sabía cuánto más podría aguantar Octavio; en verdad me sentía como en una violación, cosa que era como algún tipo de fetiche recién creado.
Seguimos, así como por media hora más hasta que se detuvo solamente para acostarme en el sofá con las piernas Bien abiertas; sin déjame descansar inserto su largo palo de nuevo dejándome ver su cara endemoniada mirándome fijamente mientras continuaba la rica cogida.
De pronto sentí dentro de mi ser una descarga de líquido caliente, deduje que era su pene el que se estaba descargando dentro de mí, yo me vine también en ese momento salpicando con dirección al techo, mi leche avía caído en su pecho, en mi ombligo y en el piso.
—¡Ahí la tienes toda puto! Ahora si eres completamente mío—Dijo con cada lechazo que entrecortaba su voz.
Nunca me había venido sin necesidad de masturbarme, el grado de excitación que sentía sobrepasaba cualquier cogida que habría tenido.
Un elixir que disfrute mucho. Todavía mi primo se quedó dentro de mi como por cinco minutos y se recargo sobre mí, con su boca casi al ras de mi boca— ya me bañaste de leche pinché primo— dijo todo cansado— Vas a tener que meterte a bañar conmigo para limpiar tu desastre.
Permanecimos así por un buen rato acomodándonos bien sobre lo largo del sofá, luego vi que mi tío estaba dormido encima de mí, pues el alcohol que se había tomado entre cervezas, tequilas y el esfuerzo físico que había hecho por cogerme durante casi media hora, sin duda alguna lo habían cansado mucho. Le di un beso de despedida en la boca, tenía que ser así, pues ni sobrio no despierto me dejaría besarlo.
Le limpie el pecho, y lo desperté para que se metiera en su cuarto, pues mi tío llegaría en cualquier momento; me bañe y me metí a mi cuarto.
Al siguiente día, Octavio fue a buscarme a mi cuarto y me pido entrar, yo le abrí la puerta con cierta emoción por lo que fuera a decirme y me dijo:
—Discúlpame si te lastime por ser tan brusco, y no sé si te ofendí con algo que haya dicho; estoy un poco apenado por la manera que se dieron las cosas.
Lo detuve antes que terminara—Descuida, fue la mejor noche de mis vacaciones.