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Me llevé al chacal a un todo incluido… mi culo también

Por un trabajo de construcción tuve que ir con un chacal que es de mis albañiles a un hotel en Vallarta, a unas horas de Guadalajara (donde vivimos); por costos nos quedamos ahí mismo en el hotel que era un todo incluido. El nunca había ido a un sitio así y estaba muy contento.

La primera noche descubrió que las bebidas alcoholicas eran gratis y se mareó bastante, por lo que le sugerí que se midiera. Esa segunda noche tomamos un par de vodkas y al irme a dormir me di cuenta que tenía su teléfono y fui a llevarselo.

Al abrir la puerta estaba desnudo y tapado con una toalla, como quien quiere aprovechar al máximo la habitación y lo primero que hace es encuerarse. Yo lo he hecho y tal vez fue por eso que no se me hizo raro. Cómo afuera llovía fuerte él me invitó a pasar. Entré y el se baño, y cuando salió vimos en Tv que llovería muy fuerte toda esa noche, una de esas tormentas de la costa.

Le dije que ni modo, que me mojaría un poco para llegar a mi habitación, que estaba del otro lado del complejo, pero el me dijo que mejor me quedara. Yo no tenía nada para dormir, solo estaba en traje de baño (un short) y la cama era matrimonial. Me dijo que allí estábamos solos y que podía dormir sin ropa. No se por qué acepte.

El puso la tele y empezamos a ver un programa erótico, el se excitó mucho y yo preferí dormir. Después de un rato me dijo que tenía frío, yo le dije que también yo y le sugerir bajar el aire, pero este no respondía y no quiso llamar a recepción para pedir ayuda, así que el frío siguió y después de un rato me preguntó si no me importaba que me abrazara para calentarnos.

«Estamos desnudos», dije y el respondió que era mejor así y sin darme tiempo de reaccionar se me acercó por detrás. Su polla estaba muy erecta pero parecía no darle importancia y seguía mirando la película. Realmente el frío se me quitó con él en mi espalda, y así de “cucharita” me fui quedando dormido.

Desperté mas tarde porque él se friccionaba contra mí muy suavemente; aquello me excitó y me hice el dormido unos minutos más, luego «desperté» y le pregunté qué hacía, y él se asinceró conmigo.

Me empezó a contarme que se había separado hacía tres meses y no había estado con nadie desde entonces, me pidió disculpas y me dijo que se sentía solo y que por eso se había comportado así. Pero ahí no paró la cosa pues luego me preguntó si podía abrazarme y acariciar mi cuerpo un poco. Me negué y el me rogó que solo unos instantes.

Al ver que dudaba me abrazó y me dijo: “Estamos solos, será nuestro secreto, nadie sabrá esto nunca”, y mientras me lo decía empezó a tocarme. Lo cierto es que me excité muchísimo y el avanzó en sus caricias mientras mi cuerpo me delataba. En un descuido atrapó mi boca y me besó con gran deseo. Nunca sentí nada así y me gustó mucho. 

Se fue propasando sin apuro; me besaba la boca, el cuello, mi espalda y fue bajando poco a poco hasta llegar a mis nalgas que rebotaban con las nalgaditas que les daba. “Está nalgón mi Inge” me dijo ya con su cara casi en medio de ellas.

Lamió mis glúteos, los masajeaba y al cabo de un tiempo comenzó a separarlos. Ahí se acercó a la hendidura y fue directo a mi entrada. Al besar mi ano casi me desmayé de placer y excitación, pues su lengua me acariciaba profundamente, jugaba con el círculo exterior y con pequeña presión se abría paso en mi apretado hoyo. Diría que fueron casi cinco minutos los que dedico exclusivamente a humedecer mi orto.

Cuando sacó su lengua pensé había acabado pero luego fue uno de sus dedos el que me metió lleno de la saliva que un escupitajo previo había lubricado su dedo por lo que no batalló en entrar, y poco a poco lo fue metiendo más al fondo y moviéndolo en círculos lo que fue relajando mi ano.

Luego se incorporó y su boca estaba otra vez en mi cuello, con su brazo izquierdo sirviéndome de almohada y el derecho moviendo mi pelvis de adelante hacia atrás como para acostumbrar mi cuerpo a lo que vendría.

Me giró completamente boca abajo y de pronto ya estaba sobre mi y su sexo se metía lentamente en mi cuerpo. Al , inicio no hubo resistencia, pero luego empezó a dolerme, pues hacía mucho que no recibía invitados. Traté de resistirme, pero estaba debajo de él y él era más grande y fuerte que yo. Trataba de no hacerme daño sacando un poco su sexo al oirme gemir pero lo tenía muy grande (en otra sesión comprobaría regla en mano que era de 21 centímetros ).

Me susurró al oído “no me odie Inge” e hizo un movimiento brutal con el que su virilidad de golpe se hundió hasta la base, con lo que me sentí completamente lleno. Me gustaba al tiempo que un fuerte dolor punzante, y un gran orgasmo explotaban en mi cuerpo. 

El empezó a cogerme con deseo, yo gemía de dolor y placer, pero cada vez el dolor era menos y empecé realmente a disfrutar aquello. Ramón eyaculó con gran potencia dentro de mi cuerpo, y al hacerlo me di cuenta que había estado gimiendo ruidosamente de placer.

Mientras se recuperaba me beso y acarició con gran ternura, diciendome lo lindas, redondas, y firmes que eran mis nalgas y lo bella que era mi espalda. Luego volvió a la carga, depositando nuevamente su semen en mi cuerpo. Al separarnos me llevó a la ducha y me beso largamente. Allí por primera vez disfruté el sabor y olor de su sexo y semen.

Esa noche me hizo el amor dos veces más y volvió a cargarme al amanecer. Mientras desayunábamos estaba muy avergonzado y al partir hacia la obra me dijo que le gustaba mucho, en una semana estaré perdidamente enamorado de ti.

Al volver esa noche me guió directamente a mi habitación donde nos besamos con lujuria mientras nos duchábamos, cenamos, tomó una bebida y me llevó a la cama para hacerme el amor. Al tercer día depiló mi cuerpo y me compró ropa intima de mujer obligandome a utilizarla. Llevamos 2 años en la isla, la obra esta por terminar, pero nosotros somos ahora pareja. A nadie escapa que el es mi macho y me gusta que lo haga notar

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