relato-gay-uber

Hace unos meses, antes de la pandemia, me reuní con unos amigos del trabajo en casa de uno de ellos. Hicimos carne asada, tomamos mucha cheve y ya envalentonados y como todos andaban sin su respectivas novias, la diversión fue parar a un table dance de los que existen en Monterrey. Como soy de closet, acompañé a mis amigos y francamente, me aburrí con el espectáculo, porque ver mujeres desnudas no es mi fuerte, por más que enseñen.

Mi espectáculo privado lo disfrutaba en cada vuelta al baño, porque TODOS los tipos que iban a orinar tenían la verga parada… incluso pude conocer y observar muy buenas vergas en mis compañeros. Ya se imaginarán como me puso  de caliente. 

Imaginé las oportunidades que pudiésemos aprovechar después de esa noche de copas para conocernos más «íntimamente”, justo así como muchos relatos que leo aquí mismo en Relaróticos.

Para mi mala suerte, sin embargo, cortaba mi sueño pensando que si se habían calentado viendo mujeres desnudas, seguramente no iba a interesarles sexo con un macho.

Efectivamente no pasó nada, por lo que llegó la hora de la despedida por lo que busqué un Uber. Cuando me asignaron conductor vi que se veía joven y hasta guapo, pero ya me ha pasado varias veces que cuando creo que son guapos sale cada tipo que ni al caso.

Cuando llegó comprobé que no estaba tan mal. Subí al asiento de adelante y pude ver un poco más de él, de barba de candado, rasurada, unos 34 años, adulto joven, moreno, con brazos delgados y se veía muy velludo. Tenía el pelo corto. Se llamaba Christian.

Una vez que me acomodé le indiqué que arrancara. Sentía que el pantalón me apretaba los huevos y la verga y en un movimiento impulsivo me acomodé la tela del pantalón y de los bóxers.

Como vio de donde salí, el conductor me comentó que hacía mucho calor, que él no aguantaría vestido como yo iba en ese lugar. 

— Por eso yo uso esta camiseta de tirantes y estas bermudas, sudo mucho y luego en esta posición se mojan los huevos…

Le contesté que estaba de acuerdo con él, que si yo pudiera me quitaba toda la ropa y hasta me aventaría a andar desnudo por la calle.

Él se rio sonoramente y me dijo: 

—Hay otro problema con el calor; yo estoy caliente por dentro y por fuera, si no me cree, mire, traigo la verga bien dura, tengo varios días sin coger….pero al rato sale un culito.

Le contesté que cuando no había con quien desahogarse, una buena puñeta (masturbada) era relajante. Él me dijo que a veces sí lo hacía pero que esa noche, tenía que encontrar con quien «picar».

Yo le seguí el juego y le dije: «Sí, puede ser, pero con ese animalote va a estar cabrón que alguien se anime». Esto se lo dije porque se veía un bulto descomunal bajo la bermuda.

Él sin sorprenderse me dijo: «¿A poco se le hace grande?…» se abrió el cierre de la bragueta y sacó una vergota tremendamente gruesa y cabezona (como me gustan), olía a macho, estaba brillante de precum….. me dijo «agárrela». 

Yo no sé si el tipo me reconoció gay, o notó algo en mi o simplemente hacía esos comentarios con todos los weyes que se subían al carro para ver quién jalaba a algo más, el caso era que ahí estaba yo, viajando de noche en el asiento lateral de un Uber cuyo conductor se acababa de sacar un tremendo trozo de carne llena de pelos enfrente de mi.

Yo estaba ya listo para soltar mi leche, era tal mi calentura que no pensé en consecuencias… lancé mi mano hasta tocar fuertemente esa riata sabrosa y me ordenó: «mámala»…

No supe cómo se animó a decírmelo ni yo como obedecí tan fácilmente. De inmediato tomé con mi mano derecha su verga caliente y palpitante. Era de esas que crecen mucho y muy gruesas, con una cabeza chiquita, como si fuera de más gruesa a delgada.

Yo la tenía en mis manos y antes de metermela a la boca la olí y la vi ayudado por las luces mercuriales de la ciudad. El chófer estaba que moría por que se la comiera, lo notaba en sus gemidos, volvió a ordenarme dos veces que la chupara antes de que yo lo hiciera, pero teniendo así el control del juego, pensaba hacerlo esperar un poco más.

La tomé con más fuerza y se la apretaba, y con ella me daba yo mismo cachetadas con su verga, lo que hacía el Christian, que aún estaba manejando, solo gimiera y se retorciera todo de placer. 

Finalmente decidí que ya era mucho juego, así que sin pensarlo la succioné con algo de trabajo por el grosor, lo que hizo que él aventara un gemido fuerte que terminó por prenderme. 

El vato estacionó el coche en una acera poco alumbrada y seguí mi tarea, ya con las manos libres tomó mi cabeza y comenzó a marcar el ritmo; el tipo pujaba y decía incoherencias, pero yo no prestaba atención, ambos estábamos super calientes.

De pronto, en medio de un grito soltó raudales de leche en mi boca…. no acostumbro tragarla, así que la tiré por la ventanilla, pero mi mano seguía en el tronco de esa gran verga y mis dedos estaban pegajosos por tantos menos.

Yo tenía ganas de más… no me animaba a llevarlo a mi casa, pero le hablé por mi celular a un amigo y le dije que llevaba un «invitado»…. Me dio luz verde, le pregunté al taxista que si no le importaba que fuéramos tres en un lugar cómodo y me dijo que estaba puesto, que tenía ganas de disfrutar culo.

Llegamos con mi amigo, nos desnudamos los tres, hicimos una mamada en triángulo, luego nos cogimos previo condón lubricado… Nuestras tres vergas quedaron satisfechas porque cada una probó dos culos…. fue una cogida apoteósica.

Mi amigo hizo trato con el taxista… lo invitó a visitarlo dos veces a la semana… se han llevado muy bien…. los he visitado algunas veces y la experiencia es maravillosa.

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