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Soy la mujer del jefe de la hacienda

Nos mudamos a nuestra hacienda para atenderla sin imaginar lo que ocurriría allí. Tenía 17 años y mi padre me encargó dirigir las caballerizas, allí trabajaba un hombre muy negro…

Puteando en el rancho familiar (parte 3)

Después de la culiada de la mañana Octavio se retiró al pueblo a terminar pendientes antes de la comida, yo continué haciendo maletas con algo de nostalgia, pues hubiera preferido…

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.