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Un gallego, mi amigo y yo: trío inolvidable

¡Este Mariano es gilipollas! Ahora se queda callado… Con lo que le gusta follar, no sé como se pude ser tan mojigato… ¡Se creerá que no he visto como mira…

Haciendo casting a un actor porno

Empecé a trabajar en LA en un estudio de grabación de películas porno. Al entrar a trabajar como asistente grababan películas de sexo interracial. Vi como varias actrices tenían orgasmos…

Supe por qué le dicen a mi primo el burro

Hola mi nombre es Matías tengo actualmente 19 años esto paso hace 2, yo vivo en un pueblito pequeño en México donde todos nos conocemos o somos familia, soy un…

Toño fue el primero que estuvo dentro de mi

hoy fuimos a un dia de campo todos los muchachos del barrio,Toño, Ramón, Miguel, Pablo Chuy y yo, nos llevo el Sr. Caraveo en su pick up, ibamos todos atrás…

Cómo supe que me gustaban los penes

Recuerdo que yo era un muchacho normal, bien parecido, decían. Tomaba el bus como todas las tardes.El vehículo estaba muy lleno y todos nos empujábamos un poco. Detrás mio había…

Mi tío trajo a un amigo con una cosa hermosa

Desde pequeño mi madre me dejaba al cuidado de mi tio y ahora también porque ella esta en otro país y mi tio esta a cargo de mi, el se…

Aprovechándome de mi primo «dormido»

No sabía cómo comenzar a contar esto, pero creo que la mayoría de nosotros hemos fantaseado con tener algo de cachondeo con alguno de nuestros familiares, llámese tío, primo o…

Por el calor, mi primo Daniel se puso bien cachondo

No recuerdo exactamente la fecha, pero fue un verano del 2020 mucho antes de la pandemia en mi ciudad o país, mejor dicho, era un día como cualquiera y me…

Un regalo sorpresa

Un día quedamos de ir al motel, ese día el paso por mi a mi casa, yo me había hecho un ultra lavado hasta me quede dedeándome de lo rico que se sentía. Lo depilé un poco pero dejé las nalgas peludas, el llego me subí al coche y nos besamos. Le lamía la oreja mientras llegábamos sin tocar nada más para dejar la sorpresa hasta el motel.

Mi regalo negro

Yo me arrimo al negro, siempre de rodillas a la altura de la verga de los dos, y le agarro el calzoncillo pero antes de bajárselo aprieto con mi boca abierta la verga del negro varias veces aún bajo el bóxer del negro y fue entonces que aparece un pedazo que jamás había visto algo igual.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.