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El hijo del novio de mi mamá

Tengo 17 años, me llamo Gabriel y lo que aquí relato sucedió hace un año, desde chico me atrajeron mas los hombres que las niñas de mi edad, aunque esto no era impedimento para que alguna de las compañeras de la escuela quisieran andar conmigo ya que, modestia aparte, soy atractivo, de rasgos finos y cuerpo delineado, sin embargo mi cuerpo comenzaba a desarrollarse de manera diferente a la de mis amigos.

Mis caderas se estaban ensanchando aún sin ser de complexión robusta y mis nalgas sentía que se endurecían pero a la vez se abultaban cada vez más, mis piernas eran delgada y sin el clásico vello que cubre a los hombres, las mías eran esbeltas y blancas, muy blancas, mis pechos cada día crecían tomando una forma femenina, al igual que el resto de mi cuerpo.

Mi madre se hallaba separada de mi papá y se había juntado con otro hombre, que al igual que ella, tenía un hijo pero de 21 años, Manuel, él cual vivía con su mamá y vendría a pasar una temporada con nosotros.

Cuando llego y lo conocí en verdad me impresiono, era alto, moreno y con un cuerpo fenomenal, mi madre lo instalo en la recamara que sobraba y a mi me dijo que tratar de llevarme bien con él, que aunque sin serlo él sería como mi hermano.

A los pocos días empecé a notar como Manuel me miraba, había algo en esa mirada que me desconcertaba hasta que un día sin mas me dijo -¿Eres putito…?-, no supe que contestar y ofendido me fui a mi cuarto.

Al siguiente día después de que mi madre y su pareja se habían marchado al trabajo, me metí a bañar para irme a la escuela y estando bajo la ducha escuche como tocaban a la puerta y la voz de Manuel pidiendo que le abriera porque iba a orinar, le abrí la puerta y seguí bañándome, nuestro baño por ser pequeño no cuenta con separador entre la regadera y la taza del baño por lo que Manuel podía verme al igual que yo a él, cuando saco su miembro para orinar, no pude resistir mirárselo y ahí me di cuenta del tamaño que tenía, aún en estado de flaccidez, era un bello ejemplar masculino, yo que ya les había visto el miembro a varios compañeros de mi colegio y pensaba que algunos lo tenían grande, me quede perplejo al mirar el que Mnuel sostenía con sus manos mientras orinaba.

Él se dio cuenta de mi insistente mirada hacia su miembro y sin dejar de tocárselo dirigiendo su mirada hacia mi trasero, me dijo -¡Que ricas nalguitas tienes Gabriel…¡-, yo todo apenado me voltee hacia la regadera e instintivamente trate de cubrirme mi colita pero el recalcó, -¡Voltea para acá, quiero que veas esto¡-, y al voltear vi como su miembro había crecido alcanzando una considerable dimensión, era en verdad exagerado el tamaño que esa cosota tenía, sin contar con lo grueso que estaba, Manuel jaló el pellejo hacia atrás y apareció una enorme cabeza que parecía un durazno, yo no podía apartar la mirada de aquella cosota, -¿Te gusta…? ¿Habías visto algo así…?-, quise articular alguna palabra y no pude, me quede mudo, por lo que el se acerco hacia mi y me dijo, -Déjame tallarte la espalda ¡-, y antes de que pudiera hacer algo, tomo el jabón y comenzó a tallarme la espalda bajando su mano hasta mis nalgas pasando sus dedos por la raya de mi colita la cual yo trataba de cerrar hasta que uno de sus dedos se coló por mi anito y se metió poco a poco haciendo que yo soltara un pequeño gemido y reclamara sin mucha convicción, -¡Por favor Manuel…no…no…aahhhhhhh…me lastimas…aauch…no…nunca me han metido nada…por favor…me duele….aaahhhhh…¡-, pero él parecía no escucharme y continuaba metiendo mas y más su dedo en mi virgen colita, sin saber como, al poco rato ya tenía la totalidad de su dedo incrustado en mi ano y las nalgas paradas mientras me recargaba con ambas manos de la pared, -¿Te gusta verdad…? ¡si eres putito…¡-su dedo hizo círculos dentro de mi culo y luego de que lo saco se guardo su vergota y me dijo que me esperaba en mi cuarto dejándome ahí todavía empinado y reponiéndome de la emoción que su dedo había provocado en mi.

Cuando Salí del baño me dirigí a mi cuarto y al entrar él se encontraba sentado en mi cama con sus pantalones en los tobillos, las piernas abiertas y en medio de estas su terrible erección, como hipnotizado por esa víbora que parecía mirarme con su único ojo, me acerque hasta quedar frente a él, -¡Híncate y chúpame la verga ¡-, como vio que no hacía nada se levanto y con sus manos en mis hombros me hincó para volverse a sentar, su vergota quedo a escasos centímetros de mi cara y tomándola con una de sus manos me la acercó, -¡Métetela en la boca…mámala…¡-, -¡Pero Manuel…yo nunca he hecho esto…yo no sé…por favor no me obligues a eso…no…no seas malo…le voy a decir a tu papá lo que me quieres obligar a hacer…no…¡- y sin dejar de acercarme su vergota y tallarla en mi cara recalcó, -¡Si le dices algo a mi papa o a tu madre les voy a contar como te dejaste meter el dedo en la cola y como me pediste que te enseñara la verga…¡-, -¡Pero eso no es cierto, tu me la enseñaste…no seas así…por favor…no…aaggghhhhhhh…yo no se mamar verga…..aaaaggghhhhhhh….¡-, y sin importarle nada me metió su cosota en la boca y así fue como empecé a mamar su verga.

Me tuvo hincado todo lo que dure mamándole su cosota hasta que me dolieron las rodillas y la boca, y termine suplicando, -¡Ya…ya…por favor…déjame….aaaghhhhhh….me duele la boca….aaaggghhhhhh…ya…ya…¡-, hasta que con un gruñido me aviso que estaba a punto de venirse, quise quitarme pero la presión de su mano en mi nuca me lo impidió y tuve que tragar parte de su abundante, espeso y caliente semen, -¡Me vengo Gaby…me voy a vaciar….aaaahhhhhhhhh…así…así….tómalos…tómalos todos….trágate la leche de tu macho….aaahhhhh Gaby, que rico mamas verga…¡-, ¡No…eso no….aaggghhhhhhh…como eres mal..aaaagggggghhhhhh…te veniste en mi boca….aaahhhhh….¡-, al terminar de eyacular en mi cara y en mi boca quede hincado ante él con todo su semen escurriendo por mi boca y cayendo en mis piernas y en el piso, él se levanto y mirándome desde arriba sentenció, -De aquí al sábado me vas a mamar la verga todos los días antes de irte a la escuela…eso será tu desayuno putita, para que vayas agarrándole sabor a mi verga…el sábado que los rucos se vayan a Cuernavaca, te voy a meter la verga…y ya sabes si dices algo putita…¡-, y se marcho a su cuarto, yo como pude me limpie sus mecos, me vestí y me fui a la escuela, cuando regrese en la tarde él me recibió como si nada hubiera pasado, poco después llegaron nuestro padres y todo quedo en la normalidad.

Era miércoles, así que el jueves y el viernes Ángel me volvió a obligar a mamar verga, situación que a mi me estaba gustando, sin embargo tenía temor de quedarme solo con él el fin de semana ya que había amenazado con meterme esa enormidad y yo era virgen.

La mañana del sábado nuestros padres se marcharon a una casa de campo que tenemos en Cuernavaca y nos dejaron solos, regresarían hasta el domingo, así que serían dos largos días a solas con Manuel, en cuanto ellos se marcharon Manuel me llevo al cuarto de nuestro padres y sacando el cajón donde mi mama guarda su ropa interior me dijo, -¡Ponte unos calzones rojos que tenga tu mamá, un brasier y una bata de dormir de ella y bajas a la sala…rápido…¡-, y se salió para dirigirse a la sala donde me esperaría, yo estaba confundido y no atinaba a hacer eso cuando desde la sala me grito que me apurara o que si no subía por mí, creo que tarde en reaccionar hasta que un jalón en mi pelo así como una bofetada me hicieron reaccionar, -Que no entiendes…debes obedecer a tu macho…de aquí en adelante vas a ser mi mujer así que obedece puta…¡-, como autómata y con miedo escogí la ropa de mi mama que me pondría, cuando lo hice no lo podía creer, era una mujer, me vi en el espejo y en verdad la ropa me hacía ver como toda una mujer, así vestida con las pantaletas rojas de mi madre, su brasier y el camisón que usa para dormir llegue hasta él quien se encontraba en la sala completamente desnudo y con su verga bien parada, -¡No me equivoque…eres toda una puta…ahorita que te la meta vas a ser toda mía…¡-, yo no decía nada, así que cuando me empezó a tocar las nalgas y a chupar mis pechitos me abandone a sus caricias y fue cuando me empino en el sofá haciendo solo a un lado mi calzoncito rojo y haciendo que yo lo detuviera para él colocar algo como aceite en mi culito y pegar la cabezota de esa descomunal macana en la entrada de mi anito, el cual se fruncía como presintiendo que ese día sería destrozado por esa vergota de grosero tamaño, -¡Por favor Manuel…con cuidado…no me vayas a lastimar…despacito…por favor…aaaahhhhhh….me va a doler…despaciaaaaaaaaaaayyyyyyyyyy….me duele…aaayyyyy…me estas matando….aaahhhhh…sácala…sácala….aaaaayyyyyyyy…..aaayy..¡-

Trataba de quitarme para que esa vergota no siguiera entrando pero él me tenía bien sujeto de la cintura evitando que escapara de mi destino, -¡Ya…ya mi reina…ya te entró la mitad…ya te la comiste casi toda…aaahhhhh…Pinche Gaby…ya te parche…ya…aaahhhh..¡-, mientras yo seguía quejándome lastimeramente con cada empujón de verga que ese malvado me metía, -¡Ya..ya..por favor Manuel…sácala…sácala…me vas a desgraciar toda…aaahhhh..¡-, cuando me di cuenta yo le hablaba como si en verdad yo fuera una mujer, su mujer, al fin, al sentir su vello púbico en mis destrozadas nalguitas supe que ya me la había comido toda, estaba bien ensartada a su vergota, no quería moverme, sentía esa viborota metida en mis intestinos haciéndome sentir llena, el dolor fue cediendo y entonces de un jalón, la saco, me sentí vació y no supe que paso pero mi colita comenzó a emitir sonidos involuntarios que yo trataba de detener sin conseguirlo ante la risa burlona de mi desvirgador,

-¡Ya te afloje el culo putita…ya te destripe…aaahhhhh…¡-, y sin previo aviso me la volvió a dejar ir otra vez, -¡Aaaayyyyyy…bruto…salvaje….aaahhhhhhh…..me estas rompiendo toda….aaahhhhh….¡-,me tuvo como media hora sacando y metiendo su vergota en mi adolorido culito hasta que con puros apretones de mi fundillito, le saque la leche, la cual cayo en mi ano como un bálsamo aliviador para mi atormentado culito, -¡Aaaahhhhhhh…me vengo…tómalos bizcocho….tómalos…aaahhhhh…ya te los eche…ya eres mía Gaby…..aaaaaahhhhhh….¡-, cuando termino de inyectarme sus mecos, solo me acomodo mi calzoncito y me dijo que así andaría todo el día, escurriendo semen y sangre de mi recién estrenado culo.

Todo el día me trajo así, el calzón estaba empapado del semen que salía de mi culito, pasaron dos horas en la que me hizo que le cocinara el desayuno y se lo sirviera, que le lavara su ropa y cuando estaba colgándola en el tendedero, me tomo por la espalda, me bajo los calzones y así parados me la volvió a meter, de la misma manera que la primera vez, cuando termino me subí mis calzones y seguí con las tareas que mi macho me había asignado, solo que ahora, bien cogida.

Por la tarde, sentados en la sala le pedí que me dejara bañar y cambiarme la ropa ya que el calzón estaba bien mojado y su semen escurría por mis piernas, -¡Por favor Manuel…déjame bañar…mira como traigo mi calzoncito…¡ ¿si papi…?-, me dejo hacerlo pero con la condición de que me vistiera de nuevo con la ropa de mi mamá.

Cuando me estaba vistiendo y después de haber lavado la ropa de mi mamá que había quedado empapada de semen llego él y me ordeno vestirme para salir, pero con ropa de mujer, -¡No…por favor…me van a ver…no seas así…no me obligues a eso…por favor…¡-, y al igual que antes, de nada valieron mis ruegos y me vestí de mujer, calzones negros, medias con liguero, brasier negro, vestido rojo y unas zapatillas altas, todo obviamente de mi madre, después me hizo maquillarme y al verme en el espejo supe que si, yo era una mujer.

Me veía bonita, elegante y muy bien, él se quedo asombrado y tomándome de la cintura, me beso, yo con eso, me vencí, me rendí y supe que sería suya para siempre, me llevo a bailar y a cenar y nadie noto nada, todos los hombres volteaban a verme y algunos hasta me coquetearon, cuando regresamos a casa Manuel no me cogió, me hizo el amor y esa noche dormimos juntos, al otro día no tuvo que decirme nada, yo ya era su mujer, me levante y lo trate como lo que era, mi hombre y yo su mujer.

Por la noche cuando nuestro padres regresaron fuimos los de siempre, a los pocos día Manuel se fue y yo lloré, jamás lo he podido olvidar, ha regresado varias veces, mismas en las que me ha vuelto a hacer suya, pero nunca como aquella vez que me hizo su mujer.

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