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Así disfruté a los primos de mi novia (parte 2)

Regresamos de la cascada, y cada vez se me estaba haciendo más difícil mirar al tímido de Cesar, de repente me sonreía con una sonrisa tan tierna, marcando su par de hoyuelos y esos ojos oscuros que parecían brillar al mirarme, era difícil no regresarle una sonrisa sincera; no sé qué estaba pasando, pero tenía que detenerlo a como diera forma, pues mis ojos ya comenzaban a fijarse en su linda cadera al caminar, y en sus abultadas nalgas de futbolista que resaltaban sobre los shorts de soccer.

—Amor, hoy en la tarde tenemos pensado ir a una feria cerca de aquí… bueno, no tan cerca, pero sería divertido ¿Qué opinas? —la verdad estaba un poco cansado por las cascadas y las interminables actividades que tíos y primos organizaban; se suponía que el fin de semana sería para descansar, pero no se estaba cumpliendo el cometido, cosa que no me molestaba.

—La verdad ando algo cansado, pero podríamos ir, total ya estamos aquí, a parte tu familia me cae muy bien.

—Si quieres puedes quedarte a descansar, así aprovecho pasar un poco más de tiempo sola con mi familia, total en la noche tendremos fogata y sabes que con mi familia es desvelo seguro; mejor aprovecha dormir un rato para estás al 100 en la noche—con Caro siempre funcionaba la psicología a la inversa, y la verdad quería quedarme solo por un rato para matar esas erecciones constantes que se hacían frente con los recuerdos de la madrugada.

A parte de ello, había traído algunas películas y la consola de juegos, así que podría matar un rato de mi ansiedad con ello; poco después de las 4 de la tarde comenzaron a prepararse para la feria, el pueblo se encontraba a unos 45 minutos en auto, así que tendría un rato demasiado espacioso para mí solito.

Los autos comenzaron a salir conforme se iban terminando de arreglar, Carolina se iría con sus padres y todos se cuestionaron por que no iría con ellos, pero mi buena mujer les explicó que me había insolado por la constante exposición al sol, por lo que todos entendieron con la condición que estuviera en la cena.

Caro me dio un beso de despedida, se miraba tan sexy, mientras yo me mantenía con ropa de hogar: bóxers y una playera sin mangas, lo más cómodo posible, me levanté coloqué todos los cables de la consola, estaba apoyado sobre mis piernas al piso de madera colocando cables y encendiendo el equipo cuando entró a la cabaña sin previo aviso el tío David—Mijo ¿puedo pasar? Bueno, ya estoy dentro, nos estamos yendo a la feria, ya no te animaste.

—No don David, la verdad no me he sentido muy bien y preferí quedarme para descansar para estar al cien para la noche.

—Bueno, fíjese que uno de mis muchachos no quiere ir, y por más que intentamos convencerlo es más terco que una mula; nos enteramos que te quedarías, y si no es molestia ¿podrías echarle un ojo? —No me molestaba la idea, pero había algunos planes que no podrían llevarse a cabo, como masturbarme o andar desnudo a mis anchas; seguro se trata de Ariel, ese muchacho no dejaba de seguirme, aunque su sarcasmo y su hiperactividad llegaba a ser gracioso y tolerable.

—Sin ningún problema, siéntase con la confianza, al rato me doy una vuelta a su cabaña para ver que anda haciendo

El tío se fue bastante relajado con mi respuesta y no tendría por qué arruinar mis planes; el problema vino cuando me enteré que quien se quedaba era Cesar, entonces entendí por qué se estaba quedando, era el pretexto para intentar de nuevo lo de la noche.

Mi cabeza comenzó a dar mil vueltas, y una guerra de morbo y pudor comenzó a girar por mi cabeza, una parte quería repartir lo de la noche, y quizás funcionaría hacerme al dormido, pero la otra parte me decía que estaba mal, solo se trataba de un impulso no razonado.

Inmediatamente le hice caso a la segunda parte y pensé que lo más razonable era matar las ganas de masturbarme para eliminar de mi mente los pensamientos pervertidos que ya estaba teniendo sobre el joven primo de mi novia.

Aun así, mi lado curioso intuía que dejar la puerta abierta de la casa y del baño serían una buena trampa para atraparlo, porque tampoco descartaba la idea de volver a sentir esos estrechos labios de una persona que quizá no volvería a ver en años, puesto a que ellos vivían fuera del país.

Abrí la ventana, exactamente la que empataba con la ventada de la cabaña de él, me paseé con mi bóxer por un rato frente a ella, todo era por vil carnada, después de un rato, me coloqué una toalla en el hombro, me retiré los calzones dejando expuesto solamente mis blancas y lampiñas nalgas, y con toda la intención dejé entre abierta la puerta del baño.

Templé el agua antes de bañarme, mi corazón estaba algo agitado y mi lengua seca de la angustia, entré al agua y comencé a empapar mi cuerpo pasándome la mano por todos los extremos, me aseguré de quedar de frente a la puerta, pues quería que viera bien, si es que se atrevía a hacerlo.

No tardé en ponerme duro, firme, con su grosor y sus buenos centímetros ya preparados para recibir las caricias de mi mano, tomé algo de jabón y con la verga erecta me pasé el jabón por la cara, por los brazos, el torso, las nalgas y las piernas, asegurándome de estar lo suficientemente limpio para luego concentrarme en mi miembro.

Estaba muy pendiente de los sonidos de afuera, entonces me rendí al mirar que no había ocurrido nada de lo que había organizado; seguí masturbándome ya estaba lo suficientemente empalmado, el jabón tenía muy humectada mi polla, haciendo una chaqueta placentera.

Aun no me venía, quería guardar un poco para cuando estuviera recostado en la cama, así que decidí remover el jabón con agua para ir a la cama pronto a seguir con lo mío, tomé la toalla para secar mi cuerpo, luego algo de crema para humectar mi piel, mi verga había perdido algo de su tamaño, pero aún estaba semi erecta, tomé la toalla y rodeé mi cintura con ella, mi pene marcaba un gran bulto sobre la tela.

Estaba espejándome muy de cerca la cara, intentando remover una espinilla cuando en el reflejo noto una discreta figura apenas asomándose en la rendija—Te atrapé— me dije en mis pensamientos mientras actuaba con naturalidad.

Siendo aún discreto caminé por el baño dejando a propósito de repente resbalar apenas la toalla para mirar un poco de mis partes que supuse le excitarían.

En una de ellas abrí la puerta sin darle opción de escape, abrió los ojos de la sorpresa, noté su cara de susto y vergüenza, no tenía palabras, titubeo intentando darme una explicación, pero era más que inútil intentar aclarar lo obvio.

Ahora era yo quien tenía el mango del sartén—¿Qué estabas haciendo? — Pregunté, mirándome disgustado—¿me estabas espiando? —Estaba mudo, incluso me dio un poco de pena mirarlo tan desconcertado.

Dejé caer la toalla dejando expuesto mi miembro a media erección—¿Es esto lo que querías ver? —di unos pasos quedando muy cerca de él, el solo bajó la cabeza, estaba muy apenado, entonces eso solo causo que me excitara más, no sé por qué sentir que estaba violando su espacio me estaba despertando más la verga, la cual estaba tan cerca que casi tocaba sus manos, solo bastaba ponerse un poco más duro y sus dedos tocaría mi miembro.

Ambos nos quedamos callados, él no se movía, supongo que muy por dentro de él gran nerviosismo que le provoqué, había grandes ganas de tocarme.

Pronto sentí sus delgados dedos ir topando con mi larga verga, mi torso casi estaba recargada de su brazo, y con varios cabeceos a sus manos le indiqué con mi verga que podía tomarla.

Inmediatamente abrió la palma para dejar entrar el grosor de mi falo en sus jóvenes manos, comenzó a sujetarla, a oprimirla una y otra vez, con mi mano moví su mano para que me masturbara y el solamente ejecutó lo que yo quería; comenzó a mover su mano cubriendo y descubriendo la cabeza de mi pene el cual ya estaba lubricando con gran intensidad.

Con mi mano tomé su hombro y le indiqué que se arrodillara, hincado en un pie su cara quedó a la altura de mi polla, apenas rebasando mi ombligo, di otro paso para acercar más mi verga a él, parecía no tomar la iniciativa para tragar mi verga de nuevo, tomé su nuca y lo traje más para que me la chupara.

Rosé mi verga en sus labios, sentía sus labios obstruyendo al obligarlo a abrir la boca, tuve que ofrecer algo de fuerza para lograr que decidiera abrir los labios; por fin esa cálida boca, estrecha y húmeda como la recordaba, no lograba metérsela toda, pero lo poco que entraba era demasiado placentero.

Con algo de tiempo fue tomando más confianza y entonces logré que por su propia cuenta mamara mi verga, chupaba la cabeza, lamia el tronco y luego introducía toda en su boca, por varios momentos mi gran excitación me impulsó a empujar con fuerza haciendo que tosiera, pero cada era menos mi esfuerzo, pues ya por su cuenta lo iba haciendo.

Debió ser la forma que cambió un poco la forma de hacerlo, quizá para él era más excitante saber que estaba dormido, pudiéndome manejar a su antojo; después de unos minutos lo puse de pie y lo noté más relajado.

—De esto, nadie puede saber ¿Esta bien? Porque de lo contrario todos sabrán lo que hacías mientras me bañaba.

No puso objeción, no tenía por dónde; me coloqué un bóxer, caminamos a la habitación, no sin antes acechar por fuera y cerrar con seguro la puerta, corrí las cortinas, privando de cualquier vista en el interior; al regresar al cuarto él estaba sentado a la orilla de la cama, me acerqué a él, de nuevo mi bulto hinchado se encontraba frente a su cara, pero en esta ocasión no se demoró ni mostró pudor.

Bajó mi bóxer disfrutando cada vello que iba apareciendo, descubriendo mi gordo tronco al ritmo que la tela iba corriendo hacia abajo, de un salto mi verga se tiró frente a sus ojos, moviéndose de un lado a otro, hipnotizando su mirada hasta quedar quieta frente a sus labios, de un bocado se la llevó hasta donde su garganta lo permitió, el muchacho estaba hambriento, y sus fuertes succiones hacían frente a tal acusación.

Después de un rato, me fui sentando al bode de la cama, dejando las piernas abiertas para que su cuerpo arrodillado pudiera estar entre mis piernas.

llevé mi cuerpo a recostarse, cruzando ambas manos tras de mi nuca, y con ello su lengua llegó a mis huevos para regalarme una de las lamidas más satisfactorias que había sentido, ni siquiera sabía que entre el culo y los huevos había un placer oculto donde con la lengua podían llevarte al cielo.

Retorcía mis nudillos en la cama cada vez que su lengua cruzaba por ese estrecho espacio entre mis piernas, vaya que el primo sabía hacer su trabajo con la lengua, y tan tímido que se miraba, vaya que sabía usar más la boca en mi verga que para comunicarse.

Después de un rato de disfrutar del placer de sus lamidas lo detuve para desnudarlo, mi morbo había crecido tras haber disfrutado de sus habilidades para mantenerme duro sin tener que ser hembra; estaba de pie frente a mi, levante un poco su camisa pidiéndole que se la retire.

Tomo los bordes de su playera para retirarlo descubriendo su lampiño cuerpo, tenía un vientre plano, tenía el cuerpo de un deportista de su edad: flaco, pero con bastante forma, y unos pocos vellos bajando de su ombligo topando con sus bermudas.

Lo miraba con morbo; tomé el cincho que sujetaba sus pantalones cortos para poder desprenderlos; abrí los botones hasta que la desajustada prenda cayó con su propio peso hasta sus pies, descubriendo unos bóxers con figuras que marcaban su efecto pene que sorprendía con su tamaño.

Con las piernas hizo a un lado el pantalón, y con ambas manos tire con fuerza para quitarle los calzones, su verga brincó frente a mi, era blanca y de tonos colorados, Venas muy marcadas y un prepucio que cubría la mitad de la gruesa cabeza.

No quise tocar, pero me dio demasiado morbo mirar el trozo que brincaba frente a mi, tenía unas piernas con vellos muy escasos, pero muy proporcionadas por tanto fútbol, una parte de mí quería tocarlo, pero tenía demasiado machismo encima.

Dio un paso adelante esperando algún tacto de mi parte, cómo si esperara que hiciera con él lo mismo que hizo conmigo; tomé con una mano su verga, vaya que era grande, algo más que la mía, la masturbé un poco y mira como cerraba los ojos de placer.

Lo hice con más fuerza y apenas con unos minutos se tiró hacia atrás retirando mi mano de su polla, creo que lo había hecho demasiado bien, pues noté que me detuvo para no venirse.

Me eché para atrás y me acosté nuevamente en la cama, esperaba que siguiera mamándome la Verga, se acercó a mis piernas rodándola con las suyas, se subió a la cama y me montó dejando sus jóvenes nalgas con mi verga entre ellas.

Me sorprendió, era más de lo que esperaba, la sensación era exquisita, pues se movía de tal forma que mi miembro fuera masajeado por su culo.

Posé mis manos en sus caderas, no sé si el chico era virgen, pero se movía demasiado bien, mi verga comenzaba a lubricar y a dejar babeada la raja cálida de mi primo político.

Lo dejé hacer lo suyo, desde mi posición miraba cómo se meneaba concentrado en mi, me miraba y yo volteaba la cara, era un tanto incómodo mantener ese contacto directo con el; sentí su ano en uno de los movimientos, el estaba preparándose para recibirme dentro.

Con su mano se acomodaba mi verga en su estrecha entrada, escupí su mano para lubricarlo mi verga, sabía que necesitaba más que mis constantes gotas de precio para facilitar el acceso.

Fue un verdadero placer cuando sentí su estrecho ano recibir la punta de mi verga, mis ojos se pusieron en blanco al sentir como apretaba mi miembro, el soltó un pequeño gemido que hizo contraerse y apretarme más.

Nunca había penetrado analmente, todos mis amigos me decían que era lo más rico del sexo, pero Caro nunca me dejó hacerlo con ella, y era su primo quien me estaba cortando la virginidad de hacerlo por el culo.

Con cada sentón mi verga entraba un poco más, podía sentir cómo se dilataba, sus gemidos me enseñaba cuanto lo estaba disfrutando, yo solo me dejaba manejar, y vaya que me estaba volviendo loco cada uno de sus movimientos.

Pronto tuvo toda mi verga dentro, sentía como entraba y salía con un ritmo adecuado para no lastimarse, mi verga estaba muy lubricada y su verga golpeteaba con mi vientre cada vez que su culo tragaba toda mi polla.

Sentí un enorme morbo de ver cómo sus huevos golpeaban mi panza, su verga estaba tan dura que comenzaba a dejar un hilo de líquido sobre mi piel, tenía morbo de tocarlo, de sentir un poco más, y no dude en hacerlo.

Emití mi orgullo de macho y dejé que mi mano tomara aquel pedazo de carné gordo del primo de mi novia, sentía sus palpitaciones tan intensas, era como si con cada metida su verga se hinchará más al grado de retumbar entre mi palma.

Comencé a masturbarlo, noté que le gustaba, más cuando con mi dedo esparcía aquel líquido por todo el glande; me detuvo con su mano reduciendo a cero la penetración, supuse que si seguía se vendría.

La verdad no me molestaba la idea de ver que se corriera sobre mi, estaba tan excitado que mi curiosidad y mi morbo estaban a alturas que ni yo mismo conocía;

Así que continúe con lo mío, empujándole mi verga con más intensidad, impulsándolo con mis piernas como si galopara sobre mi.

Al mismo tiempo opuse fuerza para que no me negara seguir masturbándolo—Me voy a venir—Me dijo con algo de pena, quizá tenía pena de mancharme con su blanco líquido; pero yo tenía sed de ver cómo derramaba su caliente semen sobre mi.

—No importa—Le dije, para que sintiera confianza en hacerlo, pues tampoco yo podría aguantar mucho, mi verga estaba tan estimulada que en cualquier momento estallaría dentro de él.

El chico lanzó su primera descarga sobre mi estómago, alcanzando mi pecho y por poco mi barbilla, estaba caliente; tras ella vinieron dos descargas igual de intensas y luego unas más cortas que hacían a Cesar temblar y retorcerse, mientras yo seguía embistiéndolo.

Apenas había acabado de correrse, dejándome el cuerpo salpicado de blanco, cuando mi verga hizo erupción dentro del ano estrecho del joven primo quien apretó más y más con cada lechazo que mi polla expulsaba, haciendo uno de los mejores orgasmos que había tenido hasta ese día.

Ambos quedamos exhaustos, se levantó para que mi verga saliera de él, caminó hacia el baño oprimiendo las nalgas, se le veía tan antojable, redondas, tersas, blancas y bien levantadas; lo seguí con la mirada, no podía dejar de mirar ese culo que recién me había comido.

Trajo algo de papel y me limpio su semen con suma delicadeza, ambos nos reímos con coqueteo, me puse de pie, y fui por su ropa al pie del baño donde todo había iniciado—Me daré un baño, deberías hacer lo mismo y regresar a tu cabaña, pronto llegarán todos—Le dije, y dudo que a su prima y a sus papás les gustara encontrarnos así.

Se colocó la ropa y sin poner objeción se retiró a su cabaña; entré a bañarme rápidamente, solo de imaginar mi verga se ponía dura de nuevo, al salir elimine toda la evidencia que podría delatar cualquier detalle, me recosté a jugar videojuegos y al poco rato Caro entró.

Me platicó lo bien que se la pasaron y me explicó los planes para la noche, había una fogata planeada por los tíos, yo solo no dejaba de pensar en el rico rato con cesar, esperaba que se repitiera antes de irnos de las cabañas…

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