... ...

Así disfruté a los primos de mi novia (parte 1)

Era un martes como cualquier otro, como cada semana me la pasaba más tiempo en la oficina que en el departamento, para cuando llegaba normalmente la cena ya estaba servida por mi inigualable novia; llevábamos viviendo ya dos años juntos y nos la pasábamos de maravilla.

Nunca tuve alguna inclinación u orientación hacia los hombres, de echo me gustaban demasiado las mujeres; no me considero un mujeriego, pero siempre fui demasiado cotizado por mi carisma y mi cara bonita, como ellas decían; siempre fui un chico atlético, con un abdomen bien marcado, la entrada en v bien detallada, y bien proporcionado por todas partes.

Incluso siempre fui víctima de los piropos y algunas insinuaciones por amigos gays, o de extraños con la misma preferencia; sin embargo, nunca pasó de ello, para ser sincero nunca me molestó, quizá en ocasiones me incomodaba o me sonrojaban, más nunca demostré una postura agresiva; al final todos tenemos derecho de mirar.

Caro y yo teníamos rutinas ya muy establecidas, pues ambos como profesionistas nos la pasábamos trabajando y corriendo durante todo el día, pero es sí, fines de semana eran intocables para estar juntos, y los Domingos estaban dedicados exclusivamente para la familia, teníamos que dividirnos, pues intentábamos convivir con ambas familias sin darle más prioridad a alguna.

Al llegar el viernes noté que Carolina aún no había llegado a casa, no había nada de comer, más que unas cervezas en el refrigerador, de una reunión de la semana pasada; no tardó en entrar sosteniendo una bolsa de cartón con comida rápida dentro, vaya que me conocía bien: Hamburguesas con extra queso y papas fritas acompañadas de alguna serie o película en la televisión de la sala.

—Mis papás nos invitaron el fin de semana a unas cabañas por la llegada de unos tíos a las afueras de la ciudad, aun no les he confirmado, si quieres les digo que no podremos—Conocía bien esa forma de persuadir, significaba que no vería a mis padres el fin de semana, pero cuando esto ocurría siempre se compensaba con la semana entrante.

—¿Tienes ganas de ir, o prefieres quedarte a descansar en casa?

—Podríamos quedarnos, pero no estaría mal respirar algo de aire fresco; podremos pagar una cabaña solo para nosotros dos, y de paso veo a mis tíos que no veo ya hace años, a parte estarán todos mis primos y no me gustaría estar ausente.

Sin más vueltas nos agregamos al plan, la verdad no me parecía mala idea, después de todo siempre hacíamos actividades parecidas a esa para perder el estrés; anexo a eso sus primos y yo nos llevábamos de maravilla y las actividades siempre eran muy entretenidas.

Después de una carretera bastante complicada, llena de curvas, rodeada de una vegetación sin igual y paisajes vestidos de montañas llegamos a las cabañas donde todos nos encontrarían; cuando llegamos al amplio espacio para estacionarse encontramos a uno de los primos bajando su enorme mochila de campamento—Tú te tomaste muy en serio eso de salir de campamento—Dije en broma mientras miraba como se le complicaba acomodarse en la espalda tan voluptuoso morral—Déjame ayudarte—vaya que pesaba, parecía que llevaba toda su casa dentro; él era Armando, un primo dos años mayor que caro, soltero , y bastante atractivo como agradable.

Caminamos a la recepción donde nos entregarían las llaves de cada cabaña, preguntamos sobre las reservaciones de la familia, y pronto nos explicaron las reglas, formas y consideraciones del lugar; tomamos llaves, y caminamos por un largo sendero de rocas hasta llegar al área de cabañas.

Ya habían llegado un par de tíos con sus esposas, y varios de los primos, unos con novias y otros y otras solas, Mariana, una prima de la misma edad que Caro corrió a abrazarnos y a saludarnos, era la prima favorita de mi novia; después de dejar las mochilas en nuestra cabaña, nos reunimos en una explanada llena de sillas con mesas de madera—Ven te presentaré—me tomó de la mano llevándome a unas cuantas personas que no conocía.

—Tío David, les presento a mi Novio—Yo estaba un poco ansioso, pues el robusto hombre de gran tamaño me extendía su enorme mano para darme un gran apretón para decirme que si le hacía algo a su sobrina me las vería con él, luego relajó su comentario cuando su esposa le dijo que no me ande asustando; ambos eran muy agradables, aunque el tío se pasaba un poco de confianzudo.

—¡Ariel, ¡Cesar, vengan a saludar! —gritó el tío David a dos jóvenes que andaban pateando un balón de soccer con otros primos de la misma edad, a la primera no hicieron caso, pero su padre fue insistente y pronto tuvieron que acercarse junto con una pequeña de unos 10 años tomada de la mano de uno de ellos.

Cesar traía a la pequeña paulina quien sostenía una flor en la mano, quien corrió a darle un abrazo a Caro arrebatándose de la mano de Cesar; Cesar era el mayor de los dos, tenía unos 24 años, era bastante serio y tanto más tranquilo que hermano menor, Ariel de 22 años, quien era mucho más hiperactivo.

Ambos tenían complexión similar, aunque Ari era mucho más atractivo para ser sinceros, sin embargo, ambos eran demasiado parecidos; tenían los ojos de su papá con los rasgos delicados de su madre, incluso los primos les decían los gemelos, a pesar que no lo eran; aun así, era demasiado fácil identificarlos.

—Cesar, Ari, saluden a su primo, es el novio de prima Carito—ambos me saludaron, Cesar me sonrió con algo de timidez, contrarío a Ariel quien inmediatamente me invitó a unirme a jugar soccer con ellos; no dude en hacerlo y nos fuimos caminando los tres hasta donde estaban reunidos jugando, esa tarde acabamos haciendo alianza con ambos.

Para cuando dio la hora de comida, varios tíos asaban carnes, bebían cervezas y no tardaron en llamarnos a comer—Amor mira como vienes, todo sudado—en verdad estábamos empapados de sudor—¿Por qué no vas a darte un baño? Y luego vienes a comer—No lo pensé dos veces, la playera se me transparentaba tanto, que podrían mirarse mis pezones, y mi lampiño torso rasurado.

—mamá, igual quiero cambiarme antes de comer—escuché a Ari decirle a la tía de Caro, mientras yo caminaba hacia mi cabaña, pronto sus pasos me acompañaron—Buen partido tío— me dijo, quizá por la diferencia de edades me veían más como un tío que como un primo.

La cabaña de sus padres estaba exactamente al lado de la nuestra; así que él tuvo que desviarse a la suya para poder mudarse de ropa: entré al cuarto buscando ropa limpia, me retiré la playera sudada, y mientras caminada descalzo sobre la madera iba retirándome la ropa hasta quedar en bóxers.

Entré al baño sosteniendo una trusa, regulé el agua y entré para darme una ducha, tomé jabón y me fui tallando todo el cuerpo, la verdad tenía un cuerpo bastante bien, me gustaba mirarme en el espejo, pues tenía los músculos bien trabajados y un pene demasiado bien equipado; mientras me lavaba la cara escuché a caro entrar a la cabaña, y como solemos bañarnos juntos, la puesta la traía abierta.

Mientras me retiraba el shampoo, mantenía los ojos cerrados para evitar irritármelos, noté demasiado silencio como para tratarse de mi novia, no le presté mucha atención quizá solo había escuchado el crujido de la madera o el eco de alguna cabaña vecina reflejado dentro de la casa, seguí con lo mío, pero tenía esa rara sensación de sentir una mirada sobre mí.

Aun así, seguí con lo mío, salí de la ducha mirando por la franja de la puerta, no miré a nadie, comencé a secarme, me coloqué crema en el cuerpo y algo de loción para oler bien; estaba en mi espacio así que decidí salir desnudo, mi sorpresa fue encontrar a Ariel sentado en la mesa del pequeño comedor jugando con su celular.

Inmediatamente me cubrí con la trusa que tenía en la mano hecha puño; sentí toda mi timidez reflejarse en mis mejillas, y el parecía estar hipnotizado con mi cuerpo porque nos quedamos unos segundos mudos, el sin dejar de mirarme, y yo intentando colocarme la ropa con gran prisa—no pasa nada tío, en los vestuarios de soccer siempre nos miramos todos desnudos—para el parecía algo demasiado normal, y sobre todo parecía fingir demasiado bien su nerviosismo, porque lo notaba demasiado relajado.

—No, discúlpame a mí, no esperaba verte aquí, espero no haberte incomodado.

—Ni un poco, no es la primera que veo, pero sí bastante más grande que la de mayoría—Me sorprendía el nivel de confianza que manifestaba el muchacho, parecía no tener pelos en la lengua, expresaba lo que tenía que decir, y me sorprendía su gran habilidad para envolverte, era el reflejo de su padre, pero en joven y guapo.

Mientras platicábamos, me iba vistiendo, ocupamos el menor tiempo posible, pues ya nos esperaban para comer; la tarde se fue demasiado rápida y las dinámicas continuaron: un rato de risas, unas cervezas, tiempo de chicos, juegos de mesa y una cena muy ligera; por nada del mundo Ariel se separaba de mí, iba a donde iba, por ratos su hermano Cesar se pegaba un rato a nosotros, pero luego tenía que vigilar a su hermana menor y lo volvíamos a perder.

Llegó la noche y yo ya estaba algo cansado, las cervezas encima me habían caído algo pesadas por el largo camino, y las actividades durante el día, por lo que pedí retirarme a descansar, dejando en la mesa a todos los primos con su plática que parecía no tener fin.

Llegué a la cabaña, hacía un clima demasiado agradable, me coloqué una playera delgada y unos shorts sin bóxer para sentirme libre, e inmediatamente me acomodé para dormir, al poco rato Carolina entró, y entre sueño la sentí acomodarse a mi lado, abrazándose a mi pecho, suelo ser de sueño muy pesado, y Caro tiene el triple de sueño pesado que yo, así que ambos caímos muertos.

Entre sueños húmedos fui despertando, cosa extraña porqué ya casi no cursaban ese tipo de sueños por mi cabeza al dormir, sentía una mano sobre mi erección, por un momento pensé que mi novia había despertado con ganas a media madrugada por las copas encima, no quise abrir los ojos, quería seguir sintiendo esa rica sensación de una mano sobre mi duro pene siendo masturbado.

Sentía como la mano deslizaba la cubierta de mi glande de arriba abajo, estaba muy húmedo, sus dedos esparcían el líquido sobre la gorda cabeza y solo me excitaba más, mi verga no dejaba de bombear con cada deslizamiento, entonces algo me excitó al triple de lo que ya estaba, unos cálidos labios, una boca estrecha pero experta, pero esa no era la boca de mi mujer, y eso es lo que me hizo despertar en la totalidad.

Porque sin abrir los ojos en su totalidad, podía ver el bulto de mi novia acomodada dándome las espaldas al otro lado de la cama, tampoco quería causar un alboroto despertando y arruinando el fin de semana de toda la familia, lo más sencillo era seguir haciéndose al dormido y fingir que nada ocurría.

Era demasiado oscuro para saber de quien se trataba, aunque para ser sincero hacía un trabajo excelente con la boca, intentaba no retorcerme y no hacer movimientos bruscos, aun que quería tomar del cabello y empujarle toda mi verga hasta el fondo.

En uno de los intentos pude ver que se trataba de uno de los hijos del tío David, y eso me puso demasiado nervioso, pues lo que menos esperaba es que fuera un chico quien me estuviera mamando la verga, aun así, era imposible resistirme a sus experimentadas manos y a sus movimientos tan perfectos para masturbarme dentro de sus labios.

Después de un rato me di cuenta y la verdad no me fijé en que momento ya traía el short casi hasta las rodillas ¿en qué momento cedí tanto?

Después de un rato mis ojos se adecuaron a la poca luz que entraba de la luna, y noté que se trataba de Cesar, si eso hubiera pasado en la mañana o en un intento cara a cara, desde luego que lo hubiera detenido e incluso era imposible que hubiera ocurrido, pero el tenerme obligado a fingir que dormía, con mi novia a un lado, no pudo quedarme más que disfrutarlo.

Lo extraño es que en verdad lo estaba disfrutando, se suponía que debía estar pensando que se tratara de alguna mujer, imaginar que no se tratara de Cesar, pero realmente mi mente estaba en blanco sintiendo las succiones de becerro que me traían el palo tan duro, que en cualquier momento le llenaría la boca de semen.

Sus labios recorrían todo el tronco, lamía de una forma extraordinaria del glande hasta el tronco, pasando por mis depilados testículos, donde se concentraba a succionarlo, lamerlos y chuparlos sin soltar mi verga que estaba tan inflamada como nunca; luego regresaba por el tronco para terminar en la cabeza donde lamía las gotas que derramaba, para tragarse por completa toda mi polla.

Hubo un espacio de tiempo en el que soltó mi verga, y esperaba ver que haría, tomó mi mano la cual la dejé lo más movible y manipulable posible, y sentí entre mis dedos como colocó su dura verga, con mi mano masturbó su verga la cual se sentía demasiado gruesa, demasiado larga, incluso con los ojos cerrados podía percibir que era mucho más grande que la mía, fue una sensación extraña, su verga estaba mojada, pero solo fueron unos minutos hasta que regreso para usar sus labios sobre mí.

Movía su garganta con gran desesperación, esta vez no se detuvo ni bajo de nuevo, con su puño rodeaba mi pene y succionaba la punta al ritmo que subía y bajaba la piel de mi verga, no pude aguantar más y solté chorros de leche dentro de su boca, sentía como inundaba con fuertes látigos de líquido su lengua, mi verga pulsaba fuerte, sentía como obstruía su concurrida boca, llena de mi gorda verga y mi abundante leche.

Sentía como tragaba mis fluidos, pronto su boca pudo estar libre y después de unas lamidas para dejar completamente limpio mi pene, se levantó y miré su lento y cauteloso retiro; me subí el short, tenía el corazón latiendo a mil, incluso había olvidado por unos segundos que mi novia dormía de un lado; me sentía un poco culpable, y a la vez demasiado satisfecho pues si así mamaba verga el chamaco ¿Cómo cogería?

Al despertar el día siguiente desperté con una erección provocada por el mismo autor de la madrugada, había entrado al baño y se me estaba haciendo un poco difícil sacarme de la mente el placer cometido por la boca y las manos de Cesar, no sé qué estaba pasando, pero tenía que ser sincero, jamás en la vida había recibido una mamada a nivel de película porno; todas incluso mi novia lo hacían más por compromiso que por gusto, y sentir una boca deseosa de verga me había llenado de bajos pensamientos.

Tuve que masturbarme al bañarme, mi verga no perdía tamaño, y dirigido por la culpa, imaginé al primo de mi novia arrodillado chupándome de nuevo hasta venirme un ay otra vez sobre el piso, mirando el agua llevarse mi semen, producto de pensamientos poco heterosexuales.

Al salir nos dirigimos a desayunar, ahí estaba Cesar y Ari sentados junto a varios primos, inmediatamente el hermano menor me hizo un lado para que me sentara junto a él, sentía una gran incomodidad al mirar a Cesar, y por lo visto el también, me sentía nervioso y ansioso; él tenía ya en sus manos un secreto que no debía saberse por nada del mundo.

Después de desayunar, nos dirigimos a unas cascadas cerca del lugar, los adultos prefirieron quedarse a descansar, los jóvenes preferíamos la aventura; Caro se veía espectacular con su suculenta figura, pero de reojo era inevitable mirar de reojo a Cesar, nunca me había fijado en el cuerpo de los varones, pero ese día fue inevitable no admirar un poco aquel torso lampiño, de hecho, su cuerpo era muy similar al mío, pero con menos definición, algo de gimnasio le quedaría demasiado bien.

Lo mismo para Ari, algo de Gimnasio y su cuerpo sería un espectáculo para las chicas; nos acercamos a ellos, y entre juegos y platicas era inevitable volver a recordar y sentirme culpable y a la vez nervioso delante de Cesar; tuve otra erección, la cual preferí ocultar, no entendía como Cesar podía fingir tan bien haciéndose el desinteresado.

Al salir del lago creado por la cascada nos sentamos en las rocas para secarnos y mudarnos de ropa, fue inevitable notar algo que no había notado, más bien nuca me habría fijado en ello, pero Cesar tenía un culazo de impacto, y con el short casi transparente se le marcaba un bóxer debajo que torneaba perfectamente los dos glúteos abultados y respingados.

Me dirigí a los baños instalados cerca de las cascadas siguiendo un sendero de árboles hasta llegar a un baño hecho con maderas; bastante minimalista y rústico, me saqué la polla para orinar, tenía una semi erección que debía bajar, incluso debía parar los constantes recuerdos en mi cabeza, pero tuvo que entrar Ari, quien no paraba de seguirme, el mingitorio era compartido, así que el extrovertido chico no perdió tiempo y se colocó a unos paso de mí, sacó su pene e inmediatamente comenzó a mear, miré de reojo ¿Por qué me estaba dando curiosidad mirar el pene de otro chico? Quizá el hecho de ser casi un clon de Cesar me estaba despertando el morbo de ver como se le miraba.

Pronto tuve que meterme la verga y salir; me toé con Cesar de frente, me dio unas palmadas en la espalda y entró a orinar, tuve que tener mucha fuerza de voluntad, pues solo era una racha debido al buen sexo oral, y no estaba dispuesto a repetir lo ocurrido, así que lo mejor era olvidarlo.

¡Comenta! (No es necesario registrarse, solo escribe el comentario y da ENVIAR)

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.