🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Hace algún tiempo, cuando tenía 20 años, cerca de casa había unas oficinas de una iglesia, ahí llegaban muchos jóvenes que al parecer estudiaban para ser sacerdotes.

Una noche que salí a la tienda a buscar unas cosas que me habían encargado vi que en la tienda estaba comprando unos de los chicos que yo veía ahí en el seminario. Me empezó a sacar platica y cosas normales, pero entre la plática se tocaba mucho la verga; terminé de comprar y salimos los dos y seguimos platicando hasta llegar a su lugar de origen, yo solo cruce la calle y nos despedimos.

La amistad fue creciendo en unos pocos días; cuando llegaba yo de clases él ya estaba afuera y platicábamos buen rato; por esa entonces yo estudiaba en la tarde así que cuando llegaba a mi casa ya era noche y en lo que platicábamos casi se hacía de madrugada.

Un día avisaron que habría una exposición de motos en la ciudad y me pidió lo acompañará porque era su día libre de estudio; mi mamá me dejó porque “¿qué podría salir mal si iba con casi un sacerdote?”.

Así llegó el domingo en la tarde, él salió, pasó por mi y fuimos al evento. Me dijo que antes de escuchar el llamado del Señor le gustaba todo lo de las motos, refacciones y demás, y que incluso él tenía una en su casa.

Por entonces él tenía 29 años y ya no le faltaba mucho para graduarse y ser sacerdote, pero estaba ahí para ayudar en las cuestiones eclesiásticas.

Llegamos a la exhibición, platicamos con muchas personas y de un momento a otro lo perdí de vista. Lo vi a lo lejos platicando con un señor, guapo por cierto, alzó. Su mano y me hizo señas para que yo fuera a su lugar. Al llegar ahí el señor de la moto, Carlos se llamaba, me saludó muy

efusivamente y aproveché para preguntarle si sabía dónde estaban los baños y entonces me señaló su camper, y me pidió que ahí los esperara, que ellos irían ahorita, eran amigos de años y se conocían.

Para ese entonces ya habíamos tardado un poco en la expo; cuando salí del Camper vi que ellos ya iban en camino, iban riendo y bromeando, y en eso Carlos dijo “aguas que te mojo las patas” y es que en ese momento Carlos estaba orinando todo esto frente a mí, sin pudor, mostrando un pene algo grande pero flácido y sin pelos.

Marco se limitó a reír y cuando Carlos terminó entramos de nuevo al cámper pero nunca se guardo el pene, es más, entrando a su Camper el tipo se quitó su ropa dejándome ver todo su cuerpo. Obviamente al ver a un hombre así de bueno, marcado, con panza chelera, brazotes, y unos huevotes que colgaban me dejó con la boca abierta. Marco lo notó, se rio y dijo “ves, te lo dije, tengo buen ojo” entonces Carlos se acercó y me besó dejándome al principio sorprendido pero después le correspondí ese rico beso y en cuestión de segundos su pene ya chocaba con mi pierna y se sentía dura.

Al tiempo Marco se empezó a quitar la ropa que traía y por fin vi ese cuerpo, de 175 de estatura, robusto, con mucho pelo pero de pene rasurado y de un buen tamaño, casi del tamaño del de su amigo y ambas vergas gruesas.

Marco me dijo que se me notaba lo puto y que sabía yo disfrutaría tanto de él como de su amigo; luego me besó también él y yo solo me dejé llevar. Ambos me empezaron a quitar las prendas, me desnudaron por completo en segundos; Marco se agachó a chuparle los huevos a su amigo mientras que mis pezones eran mordisqueados por Carlos.

Luego me aventaron a la cama mientras entre ambos se compartían mi culo, lo besaban, le pasaban sus lenguas y sus vergas mientras yo gemía como loco. Entonces me voltearon y me pusieron a hacerle orales al mismo tiempo, por lo que terminé con dos vergas riquísimas frente a mí, dos grandes vergas que me hacían lagrimear y dar grandes arcadas.

De repente Carlos se alejó y tomó un cigarro, era mariguana; ambos fumaron y se les subió aún más lo calientes mientras que yo para ese momento ya me dejaba querer por los 2 como ellos quisieran.

Marco me metió un dedo en el culo y gemí; Carlos me puso su verga en la boca para que se la chupara. Bastó solo una mirada de ellos para

que supiera que llegaría el momento de ser penetrado por esas dos vergas. Se pusieron los condones y poco a poco Carlos, que fue el primero, fue entrando, se sentía dolor, pero quería ser de él.

Yo estaba disfrutando como loco el poder de ser de esos hombres tan machos y tan prohibidos; imagínense cómo estuvo esa sesión que me dejé llevar a lo que ellos quisieran; en un movimiento puse todo mi pecho recargado en la cama y empecé a sentir como ambos se iban intercalando las estocadas, pues apenas sentía que Marco salía, de inmediato mis interiores eran llenados por la verga de Carlos que la metía sin piedad.

Así estuvimos por un rato, hasta que no sé si era el humo del cigarro o mucha mi exitacion que Marco se tumbó a la cama, me hizo subirme a él y con sus brazos inmovilizó los míos, para luego agacharme como para besarlo dejando mi culito al aire, posición que fue aprovechada por Carlos que detrás mío se colocaba junto con su verga en mi ano, ya ocupado por el trozo de Marco.

Y efectivamente, mis amigos, esos dos hombres que eran dueños de mi cuerpo me trozaron al meterme dos vergas al mismo tiempo, un delicioso dos romano que me tenía gritando, llorando, sudando y un poco sangrando aquellos dos miembros que me bautizaban por el culo.

Era mucho el dolor, pero no dejaron de hacerlo, fue delicioso ser sumiso de ellos dos, me hicieron a su antojo, de Marco sentía sus bolitas en mi pecho, por que le colgaba el rosario, pero de Carlos sentía sus bolas chocar con mi culo al tiempo que Marco se movía y en cada movimiento yo sentía que el culo se me hacía más grande.

No sé cuánto tardamos, pero al final los dos se vinieron dentro de mi. Ambos disfrutaron hacerme su puta, fue mi primera y última doble penetración pues aunque delicioso el dolor es insoportable. Terminamos y Carlos se quedó desnudo en su Camper mientras que Marco y yo tomamos camino de regreso a casa. Del tema no se volvió hablar. Nos saludamos normal pero ya no hemos hecho nada.

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